De mi cosecha

Diario del alma
San Juan XXIII
Selección y traducción A. Sahagún
En cuanto a la época de mi madurez, debo producir lo más y lo mejor, reflexionando que tal vez el tiempo que me sea concedido sea breve y que me encuentro ya cercano a las puertas de la eternidad. Y ante este pensamiento Ezequías se volteó hacia la pared y lloró. Yo no lloro.
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No, yo no lloro ni siquiera deseo volverme hacia atrás para ser mejor. Confío en la misericordia del Señor que lo que yo he hecho mal o menos bien y miro el porvenir, breve o prologado que puede ser ya, porque lo quiero santificado y santificante.
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Lo que me importa es una vigilancia continua sobre mis manifestaciones o efusiones verbales. Un silencio dulce y sin dureza: palabras breves e inspiradas en la clemencia y en la indulgencia dan más testimonio y animan a la confianza y al bien decir. Del resto es el que juzga y habla.
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Estoy al término del tercer año de mi Nunciatura en Francia, el sentido de mi pobreza me acompaña siempre: me torna con una confianza habitual en Dios y porque vivo en el ejercicio de obediencia, lo que me da ánimo, y aleja todo temor. El Señor está empeñoso en ayudarme. Lo bendigo y le agradezco: “Siempre la alabanza en mi boca”.
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Este estado de muerte mística quiere significar más precisamente que otra cosa desprendimiento absoluto de todo lazo de aquí: de mí mismo, de mis gustos, honores, aciertos, bienes materiales y espirituales; la absoluta indiferencia e independencia por todo aquello que no es estricta voluntad del Señor a mi cuidado.
Everildo

EL ESCUDO DE LA CIUDAD DE ZAMORA
EVERILDO GONZÁLEZ ÁLVAREZ
Definitivamente que muy pocos, pero muy pocos conocen el significado del escudo del municipio de Zamora, la gran mayoría desconocemos su significado y por eso, esta columna se aboca a dar a conocer a los estimables lectores lo que significa y lo que su autor quiso plasmar en su escudo
El escudo lo forman dos cuarteles, por lo que se clasifica como partido. La carga la constituyen en el cuartel derecho del escudo, un brazo cubierto por armadura de guerrero que sostiene firmemente su espada en alto como símbolo de la lealtad, la felicidad, el honor y la hombría de bien, así como la gratitud y el amor. Esta figura humana se encuentra sobre un campo de púrpura o volado, esmalte que, acorde con lo anterior, donde denota la dignidad y el decoro tradicionales en la conducta de los zamoranos.
En el cuartel izquierdo, el escudo luce la figura artificial de una fortaleza o recinto fortificado o de defensa natural y que nos hablan de la fuerza y el vigor como virtudes indestructibles para vender el temor y defender lo nuestro, ilustre, culto e inmortal. Esta fortaleza se presenta estampada sobre campo de oro, esmalte que simboliza como metal heráldico la riqueza material y de espíritu, la solidaridad y la pureza de ideales en la lucha común y, sobre todo, la firmeza de acción y pensamiento.
La bordura del escudo, iluminada por los mismos colores de los dos cuarteles, pero encontrados, luce como divisa o grito la leyenda latina FORTIS ET FIDELIS, que se traduce como FUERTE Y FIEL, es frase sinónima de la otra que muchos historiadores pregonan aludiendo a Zamora como FORTES EN FIDE o sea FUERTE EN LA FE
Otro de los ornamentos- elemento que sirve para embellecer- exteriores del escudo, son sus lambrequines- penachos- que arrancan en su parte posterior y descienden como giras que pueden flamear en el aire, desde una corona real tenida como timbre y expresión de la noble ascendencia de los virreyes que intervinieron en la fundación de la entonces y que fueron protofundador en 1540 Don Antonio de Mendoza primer virrey de la Nueva España y fundador efectivo, Don Martín Enríquez de Almanza. Cuarto virrey de la Nueva España y quien llamó al entonces Valle Purépecha de Tziróngaro – Lugar de Ciénegas- en 1574 Villa de San Martín Zamora.
CONOZCÁMOS DE LO NUESTRTO
Poemas de ayer y hoy


Poemas para dedicar a las madres
Dulzura, de Gabriela Mistral
Es difícil expresar el amor hacia una madre con palabras. En este hermoso poema de la escritora chilena Gabriela Mistral, contenido en su libro Ternura (1924), el hablante lírico expresa todo el amor que siente hacia su madre. Refleja esa unión maternofilial que viene, incluso, desde que estaba en el vientre.
Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.
Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo,
deja revolverlo
sobre tu regazo.
Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío,
y en tus brazos locos
tenme suspendido.
Madrecita mía,
todito mi mundo,
déjame decirte
los cariños sumos.
Madre, de Vicente Huidobro
Este poema es de las últimas creaciones del escritor chileno Vicente Huidobro. Está dedicado a la muerte de su madre, con quien siempre mantuvo una muy estrecha relación. Se refiere al vínculo inquebrantable entre madre e hijo, pues al haber estado en su vientre, la siente como parte de sí mismo.
Oh sangre mía
Qué has hecho
Cómo es posible que te fueras
Sin importarte las distancias
Sin pensar en el tiempo
Oh sangre mía
Es inútil tu ausencia
Puesto que estás en mis adentros
Puesto que eres la esencia de mi vida
Oh sangre mía
Una lágrima viene rodando
Me estás llorando
Porque yo soy el muerto que quedó en el camino
Oh dulce profundidad de mis arterias
Oh sangre mía
Tan inútil tu ausencia
Flor-paloma dónde estás ahora
Con la energía de tus alas
Y la ternura de tu alma
Doña Luz XVII, de Jaime Sabines
Superar la muerte de una mamá puede ser un proceso muy difícil. El poeta mexicano, Jaime Sabines, dedicó esta composición a su madre, quien fue una gran influencia en su poesía. En estos versos, se adivina el proceso de duelo del hablante lírico, ante la ausencia de su progenitora.
Lloverás en el tiempo de lluvia,
harás calor en el verano,
harás frío en el atardecer.
Volverás a morir otras mil veces.
Florecerás cuando todo florezca.
No eres nada, nadie, madre.
De nosotros quedará la misma huella,
la semilla del viento en el agua,
el esqueleto de las hojas en la tierra.
Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras,
en el corazón de los árboles la palabra amor.
No somos nada, nadie, madre.
Es inútil vivir
pero es más inútil morir.
Revisa los más Increíbles poemas de Jaime Sabines que debes conocer
A mi madre, de Edgar Allan Poe
El autor estadounidense Edgar Allan Poe le dedicó un poema a su tía, que actuó como la figura maternal en su vida. La prematura muerte de su madre biológica influyó significativamente en su obra. En esta composición menciona a ambas, pero en ella destaca el amor que ha profesado hacia Frances Allan, por ser su sostén emocional.
Porque creo que en los cielos, arriba,
los ángeles que uno a otro se susurran
no hallan entre sus palabras de amor
ninguna tan devota como “Madre”,
desde siempre te he dado yo ese nombre,
tú que eres más que madre para mí
y llenas mi corazón, donde la muerte
te puso, libre el alma de Virginia.
Mi propia madre, que murió muy pronto
no era más que mi madre, pero tú
eres la madre de a quien yo quería,
y así eres más querida tú que aquella,
igual que, infinitamente, a mi esposa
amaba más mi alma que a sí misma.
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Amor filial, Amado Nervo
Este poema de Amado Nervo, uno de los mayores representantes del modernismo hispanoamericano, está dedicado a sus progenitores. El hablante lírico expresa su adoración hacia su madre y padre. Ellos son quienes lo acompañan siempre en sus buenos y malos momentos, y también quienes le han enseñado a ser bondadoso y dichoso.
Yo adoro a mi madre querida,
yo adoro a mi padre también;
ninguno me quiere en la vida
como ellos me saben querer.
Si duermo, ellos velan mi sueño;
si lloro, están tristes los dos;
si río, su rostro es risueño;
mi risa es para ellos el sol.
Me enseñan los dos con inmensa
ternura a ser bueno y feliz.
Mi padre por mi lucha y piensa,
mi madre ora siempre por mí.
También puedes leer: Poemas de Amado Nervo que deberías conocer
Caricia, de Gabriela Mistral
No hay mayor refugio que los brazos de una mamá. Gabriela Mistral escribió poemas como este, donde plasma la imagen de una madre que besa, cuida y protege a su hijo entre sus brazos. Uno de los más tiernos y nobles gestos de amor que puede haber en el mundo.
Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar…
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar…
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar…
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar…
Consejo maternal, de Olegario Víctor Andrade
A menudo, las mamás son quienes más conocen a sus hijos. Esa complicidad maternofilial puede ser difícil de expresar con palabras. El autor de origen brasileño, Olegario Víctor Andrade, escribió estos versos sobre la conexión inexplicable. Se trata de un poema que nos recuerda que las madres siempre están ahí, en los buenos y en los malos momentos.
Ven para acá, me dijo dulcemente
mi madre cierto día,
(aún me parece que escucho en el ambiente
de su voz la celeste melodía).
Ven y dime qué causas tan extrañas
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas
como gota cuajada de rocío.
Tú tienes una pena y me la ocultas:
¿no sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?
¿Quieres que te adivine lo que sientes?
Ven para acá, pilluelo,
que con un par de besos en la frente
disiparé las nubes de tu cielo.
Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije,
las causa de mis lágrimas ignoro;
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón, y ¡lloro!…
Ella inclinó la frente pensativa,
se turbó su pupila,
y enjugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:
Llama siempre a tu madre cuando sufras
que vendrá muerta o viva:
si está en el mundo a compartir tus penas,
y si no, a consolarte desde arriba.
Y lo hago así cuando la suerte ruda
como hoy perturba de mi hogar la calma,
invoco el nombre de mi madre amada,
¡y entonces siento que se ensancha mi alma!
Cuando duerme una madre junto al niño, de Miguel de Unamuno
Este fragmento del poema Rimas, de Unamuno, evoca el estrecho vínculo que se produce entre madres e hijos. En él, el hablante lírico expresa sus sentimientos hacia su madre, cuyo recuerdo es eterno.
(…)
2
Cuando duerme una madre junto al niño
duerme el niño dos veces;
cuando duermo soñando en tu cariño
mi eterno ensueño meces.
Tu eterna imagen llevo de conducho
para el viaje postrero;
desde que en ti nací, una voz escucho
que afirma lo que espero.
Quien así quiso y así fue querido
nació para la vida;
solo pierde la vida su sentido
cuando el amor se olvida.
Yo sé que me recuerdas en la tierra
pues que yo te recuerdo,
y cuando vuelva a la que tu alma encierra
si te pierdo, me pierdo.
Hasta que me venciste, mi batalla
fue buscar la verdad;
tú eres la única prueba que no falla
de mi inmortalidad.

María Teresa Morfín
Arrecife de Alacranes

Segunda parte
Yo había visto el Caribbean en una de las películas del capitán Cousteau. Estaba cerca de los mármoles de Bellas Artes, bloques inmensos de mármol de Carrara, que traían en un barco para terminar el palacio de Bellas Artes, y que encalló en Alacranes. Cabe decir que terminaron el palacio con un hermoso mármol mexicano.
El Caribbean estaba destruido a medias, pero había muchas partes de metal depositadas sobre el arrecife, entonces todos, muy imprudentes, nos subimos a explorar.
Yo estaba parada en una viga de hierro, contemplando la laguna arrecifal, cuando de pronto escuché un ruido como cuando se mueven los vidrios de un caleidoscopio. Entonces, la viga se desintegró y yo salí volando por los aires. Caí de una altura de unos dos metros. Reboté sobre el lado derecho, y quedé sobre el izquierdo, como si hubiera sido una caída de aikido, de breakfall.
Perdí el conocimiento por un instante, me recuperé, y me vi ensartada en una montaña de hierros oxidados, con muchas heridas en el cuerpo. En particular tenía totalmente levantada la base del pulgar derecho, una gran herida como un zarpazo de tigre en el muslo derecho, y una cortada lineal debajo de la rodilla izquierda. De pronto llegó a ayudarme mi amigo Juan Varela, cirujano, y le dije: “A ver cómo le haces para que esté lista para el buceo nocturno”. Me contestó que tenía que esperar por lo menos doce horas para que se formara una capa de fibrina que me protegiera de infecciones, y entonces le dije: “Está bien, tú me curas”.
Llegar al barco fue una hazaña, porque no traíamos lancha de apoyo, sólo una pequeña lanchita llamada “alijo”, con un remo, que no servía para gran cosa. Entonces, aunque estaba sangrando por todos lados, me llevaron al barco nadando. Todavía no entiendo cómo me subieron, porque lo único que tenía intacto era el antebrazo derecho, y había que trepar por la llanta para alcanzar la borda, pero mi amigo Alejandro Rojo, ex alumno alto, joven y fuerte, se encargó de que yo subiera al barco, y me cuidó toda la semana.
Cuando estaba a salvo en la cubierta, llegaron los otros médicos y trataron de darme un Valium para tranquilizarme, pero yo les dije que necesitaba mi adrenalina para estar bien, y me tomé una cerveza de un solo trago. Toño Laclette estaba muy preocupado, pero llegó Juanito con todo el instrumental de quirófano que traía, menos el hilo para coser. Me cosieron con un paquetito de hilo quirúrgico que me había regalado mi amigo el doctor Lalo Llamas, ya fallecido ahora, y que también venía en la expedición.
Afortunadamente con los cuidados de mis amigos médicos, sólo perdí un buceo. Hay que recordar que yo iba trabajando. Lalo Llamas me daba los analgésicos, Dani Toiber me tenía al día con los antibióticos, Juanito se encargaba de que las heridas estuvieran bien cuidadas, y Alejandro me estuvo ayudando todo el tiempo para que pudiera hacer mis buceos con el grupo. Fue una experiencia impresionante: tenía el muslo del doble de ancho, y cuando se me inflamaba la mano, me colgaba del techo con una pulsera hecha con un paliacate relleno de hielos. Pero no dejé de bucear. En las mañanas me subía al techo del barco a hacer ejercicios para cargarme de energía, y cuando regresé a la ciudad de México, corrí a agradecerles sus enseñanzas a mis maestros de aikido, porque si no hubiera caído bien, no hubiera salido tan bien librada del aterrizaje entre los fierros oxidados.
Pasamos toda la semana en Alacranes, buceando y conviviendo. Recuerdo que nos estábamos preparando para hacer un buceo nocturno, yo convenciendo a Juanito de que buceara conmigo, en ese tiempo nos preocupaban los tiburones y yo afirmaba que allí no había… y de repente comenzamos a escuchar voces que venían de la popa, y salió volando un tiburoncito que rebotó por las paredes de los pasillos y aterrizó a nuestros pies. Entonces, Juan me dijo: “¿Y en dónde está la mamá de este animalito?” Me dejó muda, pero a final de cuentas bajó conmigo, e hicimos un buceo maravilloso en la laguna arrecifal.
Durante mucho tiempo, desde que me hice instructora en 1978, probablemente hasta fines de los años ochenta, organicé muchas expediciones a lugares distantes. Entre otras cosas, tuve la oportunidad de acampar en el islote de Santiaguillo por unos 25 años. También fuimos a Triángulos, la isla Isabel, y muchos sitios de playa como Chacagua y las bahías de Huatulco, en especial Tangolunda, antes de que se iniciara la construcción del desarrollo turístico.
A esas expediciones había que llevar de todo, porque eran sitios en los que no había nada, algunos estaban habitados, pero la gente no estaba dedicada al servicio de los visitantes. Yo me movía en mi camioneta pickup con caseta, llevaba mi compresora para llenar los tanques, tanques y todo el equipo de buceo, equipo de cocina, y ya en los años ochenta, a mi querida amiga y asistente Julia Santiago, que se encargaba de la comida y de la limpieza. Eran expediciones rudas, de mucho esfuerzo físico, en las que trataba de minimizar los riesgos exagerando las precauciones.
Siempre procuré que la comida fuera muy buena, que estuviera limpia, y que la repartición de alimentos estuviera bien organizada, porque cuando uno está lejos de su casa, de su cama, de su regadera y sus comodidades, pasa por un proceso de deprivación sensorial, que se compensa en parte con un buen ambiente, un baño vaquero, aunque sea con Vel Rosita y agua de mar, y, sobre todo, con buena alimentación.
Si me preguntaran qué es lo que más extraño de mis tiempos de juventud, creo que diría que mis expediciones a lugares distantes. En este momento no tengo ganas de acampar, pero en aquellos tiempos era una delicia dormir a cielo abierto, en una playa o en la cubierta de un barco pesquero, despertar con los cambios en la atmósfera, sobre todo si se aproximaba una tormenta, bucear en sitios a los que nadie llegaba más que nosotros, explorar sin temor de perdernos, sentir los cambios en el estado del tiempo, poder predecir nortes y tempestades… Y estar en contacto directo con la naturaleza, como si fuéramos parte de cada lugar.

Conoce las secuelas más comunes del dengue
Algunas estrategias para lidiar con las secuelas más comunes del dengue son el descanso, la hidratación y una alimentación adecuada.
El dengue es una enfermedad causada por el virus del dengue, y se transmite principalmente a los seres humanos a través de la picadura de mosquitos infectados conocidos como Aedes aegypti. Cuando este insecto pica a una persona infectada con el virus y, luego, pica a otro sujeto sano, se transmite la infección. Es importante aclarar que no se contagia de un individuo a otro.
Suele ser común en regiones tropicales y subtropicales, donde las condiciones climáticas favorecen la proliferación de los mosquitos. La etapa aguda de esta condición puede extenderse entre 7 y 10 días, pero muchas personas no se recuperan en su totalidad después de que la fiebre desaparece. En ciertas situaciones, el cuerpo sigue mostrando signos que indican que aún está en proceso de recuperación.
Entonces, ¿qué síntomas te quedan después de tener dengue? Las secuelas más habituales comprenden cansancio o agotamiento, dolor en articulaciones o músculos, cefalea, incomodidad gastrointestinal, y mielitis, entre otras. Pero, ¿qué hacer si experimentas algunos de estos síntomas?
1. Agotamiento físico intenso
La fatiga es uno de los síntomas más usuales que puedes experimentar si tuviste dengue. Las tareas simples como andar, cocinar o manejar un computador se convierten en un reto, y no es porque sientas «pereza», sino que se trata de un verdadero desgaste físico, causado por la inflamación y el esfuerzo que el cuerpo hizo para combatir al virus. ¿Cuánto puede durar el cansancio? Según investigadores, el tiempo puede ser variado, pero va desde 2 a 12 semanas, aunque en algunos casos puede prolongarse por más de 3 meses.
Los síntomas más frecuentes son:
- Debilidad en los músculos.
- Dificultad al realizar trabajo físico.
- Problemas para mantener la concentración.
- Agotamiento constante, incluso después de acostarse.
¿Qué hacer ante esta situación?
El descanso se vuelve esencial en este caso. Trata de mantener una correcta hidratación y una alimentación equilibrada, lo que incluye evitar cafeína y alcohol. Si llevas a cabo una actividad física o deporte de manera habitual, es importante retomar el ejercicio de forma gradual y comenzar con prácticas suaves como caminatas o estiramientos.
Además, es aconsejable dormir en horarios estables y sin distracciones previo al acostarse, así como realizar actividades que reduzcan el estrés, como la meditación, la lectura o caminatas suaves al aire libre. Si el agotamiento persiste, debes acudir a una revisión médica para descartar otras posibles razones.
2. Dolor en articulaciones y músculos
Después de la etapa inicial del dengue, es posible que experimentes algo conocido como «fiebre del dengue», que, en líneas generales, se trata de un malestar general en todo el cuerpo. Sin embargo, aun tras superar la fiebre, es posible que el dolor en las articulaciones (muñecas, rodillas, codos) y los músculos persista.
Según algunos estudios, esta secuela puede durar entre 4 y 8 semanas, aunque puede extenderse más si hay antecedentes articulares o de acuerdo con los factores individuales de cada persona y el contexto clínico. Los síntomas que pueden desarrollarse son:
- Dolor que se alivia con el reposo.
- Ligera inflamación o dolor en las articulaciones.
- Dolor punzante en las articulaciones o rigidez al desplazarse.
Recomendaciones generales
Debes evitar el esfuerzo físico excesivo durante la recuperación y procurar un reposo relativo, el uso de compresas tibias en las áreas doloridas y recuerda efectuar estiramientos suaves para mantener la movilidad sin empeorar el dolor.
Además, una alimentación rica en antioxidantes (tales como frutas y vegetales frescos) puede ayudar a reducir la inflamación de forma natural. Si tienes antecedentes de problemas articulares, es fundamental acudir a un experto para que este puede diseñar un plan de rehabilitación más personalizado y ajustado a tus necesidades de salud.
3. Cefalea dolorosa repetitiva
Es posible que sigas manifestando dolor de cabeza de intensidad leve a moderada después de haber superado la fase aguda. Esto se debe a cambios en la circulación sanguínea o debido a la tensión que se genera después de la enfermedad. Suele aparecer sobre todo en las tardes o tras extensas jornadas de exposición a pantallas, y persiste entre 2 y 6 semanas.
Este síntoma se asocia también con:
- Mareos leves.
- Dolor en la frente o la nuca.
- Sensibilidad a la luz o al sonido.
Estrategias generales
En estos casos es preferible relajarse en entornos serenos, evitar el uso excesivo de las pantallas de computadores o celular y no olvides mantener una hidratación adecuada.
4. Caída del cabello
Una secuela menos frecuente, pero importante de señalar, es la pérdida momentánea del cabello, que puede comenzar semanas tras la recuperación, y está causada por estrés que experimentas durante la enfermedad. A grandes rasgos, la caída puede durar de 3 a 6 semanas después del cuadro agudo, y es posible que notes:
- Cabello más quebradizo o débil al tacto.
- Disminución generalizada del volumen del capilar.
- Mayor pérdida de cabello durante la higiene o la ducha.
- Aumento visible de cabellos en la almohada al despertar.
¿Cómo actuar ante esta situación?
- Aplicar productos capilares de textura suave.
- Usar remedios naturales para tratar la pérdida.
- Evitar vestir con atuendos apretados o calurosos.
- Preferir o priorizar comidas abundantes en hierro y proteínas (hígado, carnes magras, legumbres, espinacas, semillas y huevos).
5. Desórdenes digestivos
A pesar de que no es la consecuencia más habitual, quizás tu cuerpo desarrolle malestares digestivos al recuperarse del dengue. Esto podría ser resultado del efecto del virus, de los medicamentos que consumiste durante el tratamiento agudo, o también por una digestión más pausada.
Algunas investigaciones señalen que las manifestaciones gastrointestinales puede durar entre 2 a 4 semanas e incluyen:
- Náuseas
- Heces blandas
- Pérdida de apetito
- Sensación de llenura rápida
Sugerencias generales
Es crucial consumir alimentos en cantidades limitadas, optar por alimentos delicados como las sopas y el arroz, y abstenerse de consumir fritos, lácteos y bebidas gaseosas con azúcar.
6. Mielitis
En circunstancias extremadamente inusuales, el dengue puede causar una inflamación en la médula espinal, conocida como mielitis. Esta condición puede provocar debilidad en los miembros, dificultades para desplazarse o cambios en la sensibilidad, ya que el virus tiene la capacidad de desencadenar una reacción inflamatoria que impacta el sistema nervioso central, aunque los mecanismos precisos todavía están en investigación.
Síntomas que sugieren mielitis:
- Debilidad en los músculos.
- Problemas para manejar esfínteres.
- Entumecimiento en manos u hormigueo en brazos o piernas.
El desarrollo de esta enfermedad debido al dengue es poco frecuente, sin embargo, si presentas algún signo neurológico, es necesario que busques asistencia médica de inmediato, ya que es necesario descartar la presencia de mielitis y el tratamiento puede requerir rehabilitación física.
Estrategias de prevención del dengue
Aunque estas secuelas ocurren una vez contagiado el virus del dengue, ten en cuenta que las siguientes medidas de prevención son indispensables también para reducir el riesgo de transmisión:
- Vacía, limpia o elimina cualquier recipiente que acumule agua en tu vivienda, como los baldes, llantas o floreros.
- Mantén los tanques, cisternas y depósitos de agua cubiertos de forma hermética para evitar la proliferación del mosquito.
- Usa ropa de manga larga, pantalones largos y cualquier calcetín para minimizar la exposición a picaduras.
- Emplea mosquiteros en las ventanas, puertas y sobre las camas para evitar que entren mosquitos a tu hogar.
- Utiliza repelentes en la piel expuesta y sobre la ropa, teniendo en cuenta las instrucciones de uso seguro.
- Trata de mantener tu entorno limpio, elimina la basura y objetos que puedan acumular agua.
- Cambia el agua de floreros y bebederos de animales al menos cada dos días.
- Si tienes jardín, trata de podar las flores y plantas para eliminar maleza o acumulaciones de hojas que puedan retener humedad.
- Acude de forma inmediata al médico si comienzas a experimentar síntomas como fiebre, dolor muscular o sarpullido, para un diagnóstico oportuno.

La consulta médica siempre será tu mejor aliada
El dengue no termina cuando la fiebre disminuye. Numerosas personas pueden continuar sintiéndose agotadas, experimentando malestar físico o incluso observando la pérdida de cabello durante varias semanas. Por lo tanto, es crucial mantenerse en forma, tomar un descanso adecuado, consumir alimentos saludables y beber agua regularmente.
Si los síntomas se mantienen o se agravan, no dudes en acudir al médico para que te señale cuál es el tratamiento del dengue. No olvidemos que también es responsabilidad de todos prevenir el dengue: evita la acumulación de agua en el hogar, utiliza repelente y protégete de las picaduras. Cuidar de uno es cuidar de todos.
Pagidivertida

NOTITAS
Matar a un animal por su piel es una vergüenza enorme y que por hacer eso van a terminar un día con la especie. Y que si no cuidamos el planeta, se va a hacer un mundo gris y horrible todo contaminado, pero aún estamos a tiempo de salvarlo, todos podemos hacer grandes cosas de una pequeña manera.
Lo que es importante es que abramos los ojos y nos demos cuenta que si seguimos matan animales por su piel va a terminar su especie, y que también si contaminamos el planeta esto afectará a los animales.
Como a los osos polares que tienen peligro de que desaparezcan antes de 2030. Hay que cuidar el planeta porque ese es nuestro verdadero hogar y debemos empezar a cuidarlo desde ahora. Tenemos todo el tiempo del mundo pero el mejor tiempo es hoy.
Itzel Guadalupe Herrera Becerril
CONSEJO
Llevar tus propias bolsas de tela reutilizables es un cambio necesario en el siglo XXI, ya que las bolsas de plástico terminan en el mar, causando la muerte de especies marinas que quedan atrapadas en ellas.
Daniela Camacho Lumbreras
HABÍA UNA VEZ
La princesa de fuego
Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:
– Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.
El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.
Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola presencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente «La princesa de fuego». Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días.
Matías González Navarro
CURIOSIDADES DEL MUNDO
¿Sabías que los músculos de nuestros ojos se mueven mucho más de lo que imaginas, aproximadamente 100.000 veces al día?
Matías González Navarro
HUMOR
Una serpiente le pregunta a su madre:
“Mamá, ¿somos venenosas?”
Su madre le contesta:
“¿Por qué quieres saber?”
La serpiente responde:
“Porque me mordí la lengua”.
aniela Camacho Lumbreras
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JUGUEMOS A

De la cocina

VERDURAS EN VINAGRE
1 kilo de verduras; puede ser una sola verdura o combinadas: zanahorias, calabacitas, papas, jícama, coliflor, cebolla… En fin, de lo que se quiera
Chiles serranos o jalapeños si es que se desea picosito
3 dientes de ajo, pimientas enteras, laurel, tomillo, mejorana, 2 o 3 clavitos de olor y una cebolla
1 taza de agua
2 tazas de vinagre blanco de botella
1 cucharadita colmada de sal y luego se rectifica, al gusto
1 cucharada de azúcar o 2 al gusto de dulcecita
2 cucharadas soperas de aceite
Manera de hacerse:

Se lavan las verduras y se cortan al gusto. Se ponen en agua que esté hirviendo durante tres minutos, que el agua las cubra y el recipiente esté tapado. Después de este tiempo, se pasan al agua fría (a esto se le llama escalde).
Por otro lado, en una cacerola con aceite, se fríe la cebolla y los ajos hasta que estén transparentes. Ahí se ponen las verduras bien escurridas en una coladera.
Aparte se pone a hervir el vinagre mezclado con agua, sal, azúcar y todos los olores. Se deja hervir unos tres minutos. Enseguida se incorpora con la verdura y ya juntos, se dejan hervir otros 3 minutos.
Ya fuera de la lumbre, se le pone un poco de orégano seco desmoronado; se tapa y al día siguiente, ya puede ponerse en envase de vidrio o porcelana. Se usa cucharita de madera para la preparación o después, para sacar del frasco.