De mi cosecha

Viktor E. Frankl
EL HOMBRE DOLIENTE
Fundamentos antropológicos de la psicoterapia
Selección A. Sahagún
La esencia del espíritu
El mundo no puede ser una mera “representación” porque la representación “rojo” no es color rojo, como la representación “circulo” tampoco tiene forma redonda; si existen el (color) rojo (no idéntico a la representación de ese color) y un círculo, luego existe, junto a las representaciones “de…”, lo representado en ellas. Al afirmar esto, prescindimos de que lo representado tenga que preceder necesariamente a su representación. De hecho, nunca percibimos originalmente “representaciones”, sino las cosas mismas (aunque no “en sí”).
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Como se sabe, los pueblos primitivos creen que el “alma” se aleja del cuerpo durante el sueño; lo abandona, vaga por distintos lugares y está presente en los objetos de sus sueños. Yo pregunto si esto es falso y hasta qué punto lo es.
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Me atrevo a afirmar que esta idea de los primitivos sólo es falsa cuanto concibe este “vagar del alma” o, como yo prefiero decir, este presente (Bei-sein) del espíritu a nivel espacial. Pero con esta concepción espacial cometen el mismo error que… Kant, ni menor ni mayor. ¿Por qué no un error “mayor”?
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El ser espiritual no está sujeto a la categoría del espacio. Nosotros, además, no podemos admitir la “idea de los primitivos” porque habla de un “espíritu” que “abandona el cuerpo” y que, por tanto, “en el cuerpo”. “No se halla en el espacio”: esta afirmación no les debe ya extrañar, pues hemos mostrado la inespacialidad del conocimiento y, en consecuencia, del ser espiritual. ¿”Dónde” iba a estar el espíritu? ¿En qué lugar del espacio?
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El espíritu pues, no está “fuera” en sentido óntico, sino que se encuentra cuasi-fuera en sentido ontológico. Como el lenguaje nos induce a emplear tales expresiones espacializantes, tenemos igual derecho que a afirmar que permanece “lejos” de él y que “está presente” en las cosas.
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Ni el ser espiritual ni los otros seres están “fuera” ni “dentro”. No al menos en el sentido óntico-espacial; en sentido ontológico ambos se encuentran siempre implicados. Esto crea esa relación peculiar que se ha establecido desde antiguo entre el mundo y la conciencia: no sólo el mundo está en la conciencia (literalmente en ella, como contenido), sino que la conciencia está en el mundo, “contenida” en él: “se da”, pues, la conciencia. El sujeto y el objeto se implican mutuamente de este modo peculiar; una implicación cuyo único símbolo es el yang-yin chino. Se puede afirmar que la dimensión oscura engloba a la clara (la “contiene”), como a la inversa.
Everildo

EVERILDO GONZÁLEZ ÁLVAREZ

CONOZCÁMOS ALGO DEL AGUA
PRIMERA DE DOS PARTES
Es muy importante que conozcamos algo de nuestro vital líquido, de ese que es indispensable para vivir y que es la base para la vida en nuestro planeta Tierra. Decía Thomas King que: “De todas las sustancias, necesarias para la vida, tal y como la conocemos en la Tierra, el agua es la más importante, la más conocida y la más maravillosa; y, sin embargo, la mayoría de la gente sabe muy poco acerca de ella” . Byron comentaba” Hasta que su falta lo hace padecer, el hombre reconoce del agua el gran valor “.
Los astrónomos que buscan vida en otros planetas, sean del sistema solar nuestro o de otros, lo primero que hacen es saber si en dicho planeta existe agua porque esa es una forma de suponer que entonces puede haber vida lo que lo haría habitable.
El agua está en todas partes. Adoptando la forma de océanos, campos de hielo, lagos y ríos, cubre cerca de las tres cuartas partes de la superficie de la tierra, conjuntamente estas extensiones contienen más de 1,350 millones de Kilómetros cúbicos de agua. Por debajo de la superficie, filtrándose por suelos y rocas, hay unos ocho millones más de Kilómetros cúbicos de aguas subterráneas. En la atmósfera terrestre existen 12,500 Kilómetros cúbicos de agua, casi toda en forma de vapor. Toda esta agua ya existía cuando se formó la tierra aunque debemos considerar que según los que sí saben afirman que el meteorito que se estrelló contra nuestro planeta, el causante de la desaparición de los dinosaurios, tenía una buena cantidad de agua en forma de hielo que se agregó a la ya existente; lo mismo sucedió cuando nuestro Planeta se comió a su gemelo que tenía una buena cantidad de agua.
El agua sigue sustentando todas las formas de vida; algunos organismos de gran simplicidad pueden existir sin aire, pero ninguno puede desarrollarse sin agua. En el transcurso de millones de años, el indispensable líquido, ha sido uno de los agentes en la estructuración y reestructuración de la superficie terrestre y un claro ejemplo de esto lo es El Cañón del Sumidero en Chiapas y El Gran Cañón en Estados Unidos en donde el agua fue llevándose las rocas dejando la forma que actualmente tienen. Congelada en serpenteantes glaciares, el agua esculpe el paisaje formando vastas depresiones y labrando los lechos de los lagos. Como lluvia que cae o como río que corre, nivela enormes montañas, crea extensos valles, y abruptos cañones.
Como sustancia el agua es inolora, incolora e insabora, . Cuando la congelación la convierte en un sólido, se dilata en vez de contraerse y el sólido más ligero, flota en el líquido que resulta ser más pesado. Todas las rarezas del agua derivan de su estructura molecular: dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno que forma una molécula de gran resistencia.
Si el agua, la sustancia más común de la Tierra, empezara de pronto a comportarse como debiera, según su constitución molecular, la vida quedaría sometida a una serie de desastres. La sangre herviría en el cuerpo, plantas y árboles se secarían y morirían, y el mundo se convertiría en un desierto. Pero las moléculas del agua están unidas en forma distinta a las de cualquier otro compuesto, por esta razón, tienen propiedades que son singulares y paradógicas. El agua es una de las muy pocas sustancias que son más pesadas como líquido que como sólido, líquida puede ir cuesta arriba a pesar de la gravedad.
El agua es tan abundante, tan extraordinaria y esencial que siempre estará con el ser humano; el hombre mismo es un poroso saco de agua: solo la tercera parte del peso de su cuerpo está hecha de otros compuestos. El agua forma los agitados océanos, la neblina, los glaciares, el explosivo vapor de los volcanes , los cinco mil millones de toneladas de humedad que son llevados en el aire.
Continuará
oemas de ayer y hoy


Thomas Merton
Thomas Merton (Prades, Francia, 31 de enero de 1915–provincia de Samut Prakan, Tailandia, 10 de diciembre de 1968) fue un monje trapense, teólogo, escritor, místico, activista y especialista en religión comparada estadounidense. En 1949 fue ordenado sacerdote, recibiendo el nombre de «Padre Louis». Era miembro de la Abadía de Nuestra Señora de Getsemaní cerca de Bardstown, Kentucky, en donde vivió desde 1941 hasta su muerte.
Para mi hermano – Desaparecido en acción 1943
Dulce hermano, si no duermo
Mis ojos son flores para tu tumba;
Y si no puedo comer mi pan,
mis ayunos vivirán como sauces donde moriste.
Si en el calor no encuentro agua para mi sed,
mi sed se convertirá en manantiales para ti, pobre viajero.
¿Dónde, en qué país desolado y humeante,
yace tu pobre cuerpo, perdido y muerto?
¿Y en qué paisaje de desastre
ha perdido su camino su infeliz espíritu?
Ven, en mi trabajo encuentra un lugar de descanso
y en mis penas descansa tu cabeza,
o más bien toma mi vida y mi sangre
y cómprate una cama mejor
-O toma mi aliento y toma mi muerte
y cómprate un mejor descanso.
Cuando todos los hombres de guerra sean fusilados
y las banderas hayan caído al polvo,
tu cruz y la mía les dirán a los hombres que
Cristo murió en cada uno de nosotros.
Porque en los restos de tu abril, Cristo yace muerto,
y Cristo llora en las ruinas de mi manantial:
el dinero de cuyas lágrimas caerá
en tu mano débil y sin amigos,
y te comprará de vuelta a tu propia tierra:
el silencio de cuyas lágrimas caer
como campanas sobre tu tumba alienígena.
Escúchalos y ven: te llaman a casa.
Compartien

María Teresa Morfín

Cocinando
En las últimas semanas me he entretenido tratando de investigar cómo y cuándo comenzó a cocinar la humanidad. Los resultados fueron pobres.
Por una parte, encontré mucha especulación: ciertamente creo que es bonito y entretenido tratar de imaginar cómo fue la convivencia y qué procedimientos utilizaron nuestros ancestros, pero los hallazgos arqueológicos son muy pequeños como para construir una historia. Por otro lado, aunque los seres humanos han hecho cosas muy parecidas en su vida, no podemos comparar ni en tiempos ni en situaciones lo que ocurrió en América, con la evolución de los homínidos en los otros continentes. De todos modos me gusta la idea de pensar en esos primeros hombres de aquí y de allá, que dibujaron a sus presas en las cuevas, que construyeron los primeros fogones, y, sobre todo, que aprendieron a encender y controlar el fuego, lo que seguramente significó un paso para la humanidad en sus múltiples apariciones en el mundo.
Algo en lo que coinciden todos los artículos que leí es en que es muy probable que la evolución de los homínidos haya ido de la mano de la preparación de los alimentos y las comidas colectivas, esto sin decir que haya sido un factor causal. También coinciden estos artículos en afirmar que es muy probable que los hombres hayan cocinado los alimentos utilizando el fuego, antes de que se hiciera la división del trabajo entre hombres y mujeres en la elaboración de la comida. Esto me hace pensar en el entusiasmo con que muchos señores organizan sus carnes asadas en sus parrillas en el jardín.
Tengo que confesar que a mí me parece que los hombres que cocinan tienen un atractivo adicional. Algo que siempre he querido hacer es organizar un taller de cocina básica para hombres, basado en métodos de planeación, organización y elementos científicos. Creo que cualquier persona que tenga la mente abierta puede disfrutar del goce de preparar alimentos y disfrutar de sus logros, aunque sean recetas muy sencillas.
A pesar de que la cocina ha evolucionado en nuestros días hasta llegar a extremos inimaginables, como la producción con la ayuda de robots, no se necesitan materiales ni instrumentos muy sofisticados para preparar una buena comida. Podemos pensar en delicias como el pescado a la talla, que se hacen en una parrilla de varitas sobre una buena fogata, o platos como el ceviche, que se elaboran en un recipiente y no necesitan cocerse al fuego.
He de decir que durante más de quince años preparé mis alimentos con una pequeña estufa de dos quemadores, sin horno. Con sólo mis dos hornillas cocinaba de todo, con la ayuda imprescindible de un Wok y dos cazuelas. Y con ese equipo sencillo alcanzaba para todo, incluso para preparar pequeños banquetes cuando tenía una fiesta. Esa costumbre me quedó tan arraigada que ahora sólo utilizo dos quemadores de mi estufa grande.
Como trabajadora de campo he tenido que cocinar para mucha gente, y también me he encontrado en lugares insólitos, en donde la preparación de la comida ha sido muy diferente de lo que yo conocía.
Comencé a cocinar en la casa de mi familia, improvisando, y me gusta preparar alimentos para otras personas, además de que me encanta crear nuevas recetas, a veces a partir de fórmulas antiguas, pero también haciendo algo totalmente nuevo. Creo que la creatividad en la cocina va de la mano con ingredientes de calidad, sentido común al combinarlos, y la capacidad de imaginar los resultados cuando uno diseña una nueva receta.
Siempre me ha gustado acampar, y a veces veo que mis compañeros de campamento cargan equipos muy complicados para preparar la comida. Como instructora de buceo necesito transportar mucho equipo, entonces siempre traté que los enseres de cocina se redujeran al mínimo posible. Sin embargo, el hecho de contar con pocos elementos para cocinar, nunca fue un obstáculo para que las comidas en mis campamentos fueran deliciosas, y a veces, sofisticadas. Los cambios en el estado del tiempo nos llevaron a extender nuestra creatividad.
Mis primeros campamentos con alumnos eran en Isla Verde, Veracruz. Es una isla pequeña, de menos de 200 metros de largo, con una vegetación chaparrita de agaves y suculentas, y algunos árboles con flores perfumadas.
En Isla Verde no había donde guarecerse, mis alumnos llevaban tiendas de campaña, y yo ya tenía la costumbre de dormir a cielo abierto. Nos quedábamos allí de tres a cinco días, y era poco lo que podíamos llevar de provisiones, porque nos llevaban en una lancha pequeña. En ese tiempo no era tan estricta en mis planeaciones, pero llevaba todo lo necesario, dos litros de agua por persona por día, y varias hieleras con mucho hielo potable. Tenía una estufita portátil de gas con dos quemadores, y allí preparábamos delicias, al rayo del sol, o a la luz de las estrellas.
Recuerdo una ocasión en que mi lanchero llegó a avisarme que llegaba un norte huracanado: me dejó un par de bidones de agua, y desapareció. Entonces tuve que racionar los alimentos por primera vez, y tuvimos que echar mano de los recursos naturales de la isla para complementar la alimentación durante varios días. Esto fue en 1979, antes de que el derrame del pozo Ixtoc acabara con gran parte de la fauna bentónica del Golfo de México, entonces teníamos la posibilidad de desplazarnos por la laguna arrecifal, y cazar o recolectar especies locales.
En la mañana, después de noches de tormenta con las tiendas de campaña inundadas, salíamos a la laguna arrecifal para recolectar especies comestibles, y cuando regresábamos al campamento, combinábamos la pesca con los víveres que nos habían quedado. Así nació mi receta favorita, el pescado empapelado al melón, marinado en esta fruta y salsa de soya, con un poco de ajo, sal y pimienta, que preparamos gozosamente en una fogata hecha con carbón y piedras de coral. Pero también tuvimos que comer cosas más exóticas, como la sopa de almejas con papa y jitomate, o el ceviche de gónadas de erizo, tan apreciado en las costas de Chile, entre otros países.
Cabe decir que, a pesar de que disfrutamos enormemente la aventura, hubo quien confesó que soñaba con las fresas con crema de la abuela. Y el día que encontramos un shampoo, y pudimos darnos un baño colectivo en la playita, fue una fiesta cuando vimos llegar el helicóptero de la Armada de México que llegó a rescatarnos. Cabe decir que lo primero que hicimos cuando llegamos a tierra firme, fue lanzarnos a comer, con un apetito de monstruos.
En los tiempos del islote de Santiaguillo, en Veracruz, contábamos con mucho más recursos. Generalmente los guardafaros nos prestaban su estufa a cambio de que les repusiéramos el tanque de gas. En ese tiempo podíamos llevar varias embarcaciones para el transporte y el apoyo de los buzos, y también a veces teníamos la ayuda de mi querida Julia, una mujer aguerrida que nos acompañaba para asear y cocinar.
Siempre he pensado que cuando estamos embarcados o acampando la comida debe ser especialmente sabrosa, ya que los grupos se encuentran en un estado de deprivación sensorial, sin su baño y regadera, durmiendo en el suelo, expuestos a los elementos. Entonces he tratado de llevar a mis salidas todos los recursos alimenticios que se requieren, mucho más de lo que se necesita, por si entra mal tiempo y tenemos que quedarnos un día más, y sobre todo, buscar que la comida sea sabrosa.
En Santiaguillo no era raro que tuviéramos Sushi, o comida del Sureste Asiático, pero lo más popular eran los ceviches y los pescados empapelados. Era común que los tiburoneros que llegaban a guarecerse a la isla nos regalaran algún pescado, mismo que aderezábamos con todo lo necesario, y echábamos a la fogata envuelto en papel aluminio. Sabíamos que el pescado estaba listo por el aroma delicioso que salía del envoltorio. Generalmente acompañábamos los pescados con ensalada y un buen arroz. Era curioso saber que la gente comentaba que con mis grupos íbamos a lugares terribles a pasar penalidades. En realidad estábamos en el paraíso, dormíamos felices en la azotea de la casa del guardafaro, buceábamos maravillosamente, y la pasábamos muy bien.
Además de lo que yo hubiera podido hacer, siempre era de agradecerse la creatividad de mis alumnos. Recuerdo que una vez que estábamos acampando en Isla Isabel, en el Pacífico Nayarita, les pedí a mis alumnos jovencitos que prepararan unas hamburguesas para la cena, y mi sorpresa fue infinita cuando vi que se habían organizado como profesionales, y armaron en una isla a la mitad de la nada, un magnífico Mc Donald’s artesanal.
Hace algunos años estuve trabajando para el Instituto Nacional de la Pesca, capacitando a buzos pescadores para que se dedicaran al turismo. Un día me dijeron que no podíamos tener clase porque se iban a ir a pescar. Entonces les puse como condición que me llevaran, y fue una de las grandes aventuras de mi vida.
Salimos a media noche en un grupo de seis embarcaciones, con un equipaje mínimo, una cobija que olía a rayos y un plástico para cubrirme durante la noche. Me asignaron un espacio de un metro cuadrado entre dos bancadas, y nos lanzamos a medio Pacífico, en algún lugar entre Mazatlán y la isla María Madre. Desde Punta Mita hicimos más de ocho horas de navegación hasta un lugar en medio de la nada que llamaban “El Banquito”. Era un sitio a medio océano que tenía una roca con muchos peces, a 200 metros de profundidad. Allí se reunían infinidad de lanchas de la costa de Sinaloa, Nayarit y Colima, a pescar huachinango, con línea o con chinchorro. Era como un pueblito de embarcaciones, al rayo del sol.
Las veces que fuimos al Banquito pasamos allá varios días, hasta que se terminaba el agua potable. Éramos tres o cuatro personas en cada embarcación de seis metros de eslora, con una caja de madera a media nave, que funcionaba como hielera. Pasábamos todo el día pescando, y al pardear la tarde los pescadores destripaban todo el pescado. Después nos íbamos a tirar los desperdicios a algún lugar lejano para evitar que llegaran los tiburones a nuestro sitio de anclaje.
Hay que reconocer que en esas condiciones tan precarias, la preparación de la comida era algo insólito. Comíamos todas las combinaciones posibles de pescado, chile, tomate, cebolla, limón y tortillas, durante el día generalmente crudos, pero deliciosos, y durante la noche, posiblemente asados o en una sopa. Los pescadores traían en cada lancha unas estufas muy rudimentarias que llamaban “dragones”. Se trataba de un tanque de gas, sin regulador, que tenía conectado un quemador metálico, a través de una manguera. Los dragones lanzaban unas flamas impresionantes.
Con los dragones preparaban una espléndida sopa de pescado, a la que se agregaban pedazos de tortilla. No creo que sea posible encontrar pescado más fresco, y después del gran esfuerzo de la pesca, el guisado era una gloria. Nunca he vuelto a comer una sopa de pescado tan sabrosa.
Al terminar cada quien se iba a su lugar, en el hueco entre dos bancadas. Yo aprovechaba para bañarme con toda la ropa puesta, me cambiaba la única muda que llevaba, y ponía a secar lo utilizado en un pequeño tendedero que improvisé. A veces llegué a preguntarme qué estaba haciendo en un lugar tan lejano rodeada de pescadores. Ahora pienso… Aprender un poco de austeridad, y tal vez, aprender a cocinar.
Aunque sé que no terminaría de relatar aventuras culinarias propias y ajenas, afirmo que el proceso de preparar los alimentos puede ser un placer, sobre todo si se hace con una buena compañía, o tal vez en grupo. Además de la convivencia, del gusto de preparar algo para que otros lo disfruten, y de la expectativa de transformar elementos simples en una obra de arte culinario, está la posibilidad de crear algo nuevo utilizando todo nuestro ingenio, nuestra pericia, y, muchas veces, nuestra intuición.
Quiero pensar que este pequeño texto pueda servir como estímulo para invitarlos a disfrutar este placer… No importa si nuestro guiso es muy sencillo, o es un portento de la nueva gastronomía… Lo importante es cocinar y disfrutar.
Salu


¿De qué manera el tamaño de la cintura puede afectar el corazón?
Vamos a medir la cintura para conocer nuestro riesgo cardíaco. Aunque no lo creas, hay una gran relación que nos puede salvar la vida.
La cintura no está cerca del corazón, pero el vínculo entre ambos es notorio. Y aquí no estamos hablando de tener una cintura de avispa ni de estética.
Según sabemos por diferentes estudios científicos que analizaremos en este artículo, el tamaño de la circunferencia de la cintura se relaciona con la posibilidad de tener eventos cardiovasculares. Esto quiere decir que medir esa zona podría aportar información valiosa para cambiar el estilo de vida y cuidar la salud.
La cintura es esa porción anatómica del abdomen que se encuentra justo a mitad de camino entre los huesos sobresalientes de la cadera y las últimas costillas. Cada vez más los cardiólogos toman registro de este valor para informar a sus pacientes sobre su posibilidad de tener, por ejemplo, un infarto.
Los valores que hay que conocer
Para tener los valores más importantes que definen la relación entre el tamaño de la cintura y la salud del corazón hay que hacer, como mínimo, 3 mediciones:
- Circunferencia de cintura.
- Circunferencia de cadera.
- Índice de masa corporal (IMC).
La primera se mide en esta zona anatómica que hemos descrito, entre los huesos de la cadera que sobresalen y que podemos palpar y las costillas. Por allí hay que pasar una cinta métrica en dirección paralela al suelo y contornear todo el cuerpo, generalmente un poco por encima del ombligo.
La circunferencia de cadera, por su parte, es una medición que se realiza sobre la parte más ancha de las caderas, con la persona parada y los pies separados al ancho mismo de la pelvis. También se utiliza una cinta métrica que rodea todo el contorno.
Finalmente, el índice de masa corporal o IMC es una fórmula que relaciona el peso en kilogramos con la altura en metros. Por lo tanto, para calcularlo hay que dividir el peso sobre la altura elevada al cuadrado.
¿Qué valores son normales?
Todos estos parámetros nos pueden dar una idea general de nuestra salud metabólica y cardiovascular. Pero para eso tenemos que conocer qué se considera normal en cada caso:
- Circunferencia de cintura: se contempla que tienen menos riesgo cardiovascular los varones con menos de 102 centímetros de cintura y las mujeres con menos de 88 centímetros.
- Radio cintura/cadera: esta medición surge de dividir el perímetro de la cintura por el de la cadera. Si el resultado es menor a 0,8 en las mujeres y menor a 0,95 en los varones, se interpreta como bajo riesgo cardiometabólico.
- IMC: finalmente, un IMC entre 18,5 y 24,9 es relativo a un peso normal. Entre 25 y 29,9 hay sobrepeso y con más de 30 en este resultado estamos ante la obesidad.
Si una persona combina un IMC de sobrepeso u obesidad con una circunferencia de cadera por encima de lo saludable, entonces el riesgo se multiplica y las posibilidades de padecer diabetes tipo 2 o hipertensión arterial se hacen más evidentes.
El tamaño de la cintura nos avisa sobre la salud del corazón
Un metaanálisis publicado en el año 2011 estudió los datos de más 82 000 personas. Los autores de la publicación concluyeron que la circunferencia de cintura y el índice cintura/cadera podía predecir mejor la posibilidad de sufrir un evento cardiovascular que el IMC.
Esto no quiere decir que el IMC sea un dato a despreciar. Pero sí tenemos que entender que se puede complementar la información con estas mediciones simples.
El fundamento de esto va más allá de la obesidad y por eso es importante. La circunferencia de la cintura se concentra en obtener un valor indirecto de la grasa subcutánea, la grasa visceral y la forma de concentración del tejido lipídico.
Quizás hayas oído hablar de la forma de pera, por ejemplo, para referirse al contorno corporal. Esto se suele aplicar a las mujeres que tienen una acumulación excesiva de grasa en las caderas. Del mismo modo, los términos forma de manzana u obesidad central se usan para los varones que “tienen panza”, o sea, que acumulan grasa en la región central de su cuerpo.
Justamente, el radio cintura/cadera es una de las mejores maneras de valorar la obesidad central. Así lo informan en la Revista Española de Cardiología. Y allí también se pone de manifiesto que este factor, en algunos pacientes, resulta más fundamental que el IMC, pues puede haber un ligero sobrepeso en personas altas, aunque con una gran acumulación de grasa abdominal.
Lamentablemente, se sospecha que la tendencia a acumular grasa de manera general o de forma central tiene una vertiente genética importante. De todas maneras, existen métodos para concentrarse en los cambios de estilo de vida que reducirían el riesgo.
¿Qué hacer para reducir la cintura y proteger al corazón?
Las recomendaciones para achicar la circunferencia de la cintura y mejorar la salud cardiovascular y metabólica no tienen que ver con la estética. No se trata de marcar los abdominales ni de tener la cintura de avispa.
En este caso, lo que buscamos es reducir el riesgo de padecer a futuro un infarto agudo de miocardio, de desarrollar hipertensión arterial o diabetes tipo 2. Las 3 condiciones ponen en riesgo la vida a corto y a largo plazo.
En líneas generales, lo que puedes hacer es lo siguiente:
- Realiza ejercicio físico: lo ideal es que dispongas de media hora de movimiento aeróbico unos 5 días a la semana. Si no puedes, acomodar tu agenda, intenta llegar a 75 minutos semanales con mayor intensidad, como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Otra opción con cada vez más estudios que respaldan su efectividad es el entrenamiento interválico de alta intensidad o HIIT.
- Come saludable: la dieta de protección cardiovascular y de reducción de grasa abdominal puede conformarse de distintas maneras. Repasa las opciones y consulta con un nutricionista que elabore un plan a medida. Para algunos es funcional el ayuno intermitente, para otros la dieta mediterránea, mientras que ciertos pacientes requieren abordajes intensivos por poseer patologías concomitantes, como la diabetes.
- Elimina los tóxicos: el alcohol y el tabaco causan múltiples enfermedades, sobre todo cardiovasculares, metabólicas y oncológicas. Evítalos.
Cuida tu cintura para cuidar tu corazón
Si tu IMC está por encima de 25 y la circunferencia de cintura se encuentra más allá de los límites normales que te comentamos más arriba, entonces corres un riesgo mayor de infartarte. Pero no solo eso. También es más probable que padezcas diabetes y que tus triglicéridos se encuentren elevados en sangre.
La combinación de todos estos factores es mortal. Lo repetimos: no se trata de estética. Una cintura con poca grasa abdominal es saludable y alarga tus años de vida.
Pagidivertida

NOTITAS

NOTITAS
Si ya estás cansado del clima frío seguro que te preguntas cuándo empieza la primavera 2021. Su propio nombre viene de «prime» y «vera» que significa «el buen tiempo». La primavera comienza el Lunes 20 de marzo y durará hasta el domingo 21 de junio, momento en que demos comienzo al verano. El inicio de la primavera 2023 está ligada al equinoccio de primavera, es decir, cuando empieza esta estación es porque la Tierra se encuentra en el centro de la órbita del Sol y éste cruza el ecuador celeste hacia el norte. La principal señal por la que notamos que se acerca la primavera es que podemos disfrutar de más horas de sol. Amanece más temprano y se hace de noche más tarde, en invierno podemos ver como a las 18.00 tenemos la sensación de que es de noche por la falta de luz, en primavera ocurre lo contrario, la vegetación empieza a florecer, los animales tienen crías y se dejan ver.
¡DISFRUTEMOS DE TAN HERMOSA ESTACIÓN DEL AÑO!
Itzael Guadalupe Herrera Becerril. 14 años
CONSEJO

Recuerda lavarte las manos constantemente y si sales de casa lleva contigo cubre bocas y gel antibacterial.
Héctor Hernández Robles. 11 años
CURIOSIDADES DEL MUNDO

¿Sabías que una persona parpadea aproximadamente 25 mil veces por semana?
Héctor Hernández Robles. 11 años
HUMOR

CHISTES
Saludo de un español a un chino:
-¡Hola!
Y el chino le contesta: las doce y treinta.
Itzael Guadalupe Herrera Becerril. 11 años
I
HABÍA UNA VEZ

La paloma y la hormiga
Había una vez una hormiga que, sedienta, se acercó a beber a un río. Sin embargo, una vez allí se vio arrastrada por la corriente. Estaba ahogándose cuando una paloma, que se encontraba posada en una rama de un árbol cercano, observó la escena y acudió rauda a salvarla. Tras ponerla a salvo, la hormiga agradecida le prometió que algún día le devolvería el favor si podía a pesar de su diminuto tamaño. Pasó el tiempo y un día un cazador llegó a la zona. Viendo a la paloma posada, aprestó su arma y se preparó para cazarla.
Sin embargo, la hormiga, que se hallaba cerca, vio la escena y acudió a rauda a cumplir su promesa. La hormiga picó en el talón al cazador, el cual ante el dolor soltó su arma. La paloma aprovechó la oportunidad para salir huyendo volando, salvando su vida.
Daniela Camacho Lumbreras. 11 años
JUGUEMOS A|

Stephanie Solórzano Medina. 11 añosDe la cocina


Galletas de avena sin azúcar
Ingredientes
- 2 bananas o plátanos (60 g).
- 1 ½ taza de avena (300 g).
- 2 cucharadas de canela (20 g).
- ¼ de cucharadita de sal (3 g).
- 2/4 de taza de pasa de uva (50 g).
Preparación
- Se pone a precalentar el horno a 120 ºC.
- En un recipiente mediano mezclar la avena, la canela y la sal.
- En otro bol se machacan las dos bananas o plátanos.
- Mezclamos todos los ingredientes.
- Añadimos las uvas pasas y revolvemos para esparcirlas equitativamente por la mezcla.
- Elaboramos las galletas con las manos, de un tamaño mediano.
- Se colocan en una bandeja y se hornean a 180°C durante 25 minutos