Medio ambiente y salud mental

07 de noviembre

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una de cada cuatro personas sufrirá una forma de trastorno mental o neurológico. En la actualidad, alrededor de 450 millones de personas ya los padecen. A medida que surge más información sobre la crisis climática, hemos aprendido más sobre cómo el discurso actual impacta nuestra salud mental.
  
   Está bien documentado que a salud mental humana surge de una interacción compleja entre factores genéticos, psicológicos, de estilo de vida y otros. Además, las personas también están expuestas a numerosos entornos. Estas exposiciones ambientales (por ejemplo, espacios verdes, ruido, contaminación del aire, condiciones climáticas, condiciones de la vivienda) pueden desencadenar trastornos mentales o ser factores protectores, facilitando la reducción del estrés, la recuperación mental, etcétera. (Marco Helbich, MDPI)
  
   El estado del planeta está indisolublemente ligado a nuestra salud mental y el impacto de un entorno desagradable está bien documentado. Crecer con aire sucio alrededor puede hacer que tengas cuatro veces más probabilidades de desarrollar depresión. Y este número se vuelve especialmente preocupante cuando nueve de cada diez personas residen en áreas donde la calidad del aire es menos que ideal, según la OMS.
  
   El cambio climático también ha provocado un aumento de los Fenómenos meteorológicos extremos. Los científicos del clima están explorando cada vez más las huellas humanas en las inundaciones, olas de calor, sequías y tormentas. Según un informe de la APA, en las comunidades que enfrentan traumas relacionados con el clima, los síntomas de PTSD (trastorno de estrés post-traumático, en inglés) pueden desarrollarse en el 15 por ciento de la población. Esto se agrava aún más si hay pérdida de vidas debido a dicho trauma.
  
   El cambio climático también genera ansiedad ecológica. Las generaciones se sienten enojadas e impotentes ante la situación actual. Esta ecoansiedad puede manifestarse como agotamiento, sentimientos de culpa y desdén generalizado por la vida diaria. La ecoansiedad puede reducir nuestra capacidad para relacionarnos con los demás y generar relaciones negativas con aquellos en nuestras vidas. Puede hacernos reaccionar con enojo hacia aquellos que no comparten nuestras preocupaciones ambientales, de modo que sólo nos relacionamos con aquellos que sí lo hacen. Otro grupo que se enfrenta a las consecuencias del cambio climático en la salud mental son los científicos del clima. Estar al tanto de la crisis actual, junto con la percepción de falta de progreso, genera ansiedad.
  
   Para todos los que están lidiando con las consecuencias del cambio climático en su salud mental, es importante entender que no es posible seguir peleando la batalla si se está mentalmente agotado. Es necesario tomarse un tiempo para conectar con la naturaleza y recordar que siempre habrá una esperanza.
  
   Fuente: Boletín salesiano, octubre 2021

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