FRANCISCO MARTÍNEZ GRACIÁN // No hay pueblo que trague lumbre…

         Con las elecciones que se llevarán a cabo el próximo 5 de junio en los estados de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo, de ganar MORENA, como sucediera antes con el PRI, volverá a nivel nacional el predominio del partido único, partido del Estado en este caso, que a la par con la subordinación al Ejecutivo de los poderes legislativo y judicial, harían que nuestro presidente pudiera llegar a imaginar que puede convertirse en monarca sexenal.

         Con menos mecanismos de control, el día menos pensado le podría llegar la tentación de nacionalizar lo que le viniese en gana. Incluso, si posible le fuera, hasta nacionalizarse a sí mismo. Y entonces alegar que defiende el nombre de la nación, cuando en realidad esté defendiendo los intereses de su partido, en tanto se presenta revestido de sabiduría y de una perfección tal que le hagan parecer infalible.

         No obstante, no tardaría en salir de su engaño; el mundo ha cambiado y el poder, sobre todo ese tipo de poder, tiene un claro límite: la manipulación, aunque en un principio funcione, aunque se haga dizque con buenas intenciones, ni es ética, ni es legal, ni puede extenderse sin terminar desmoronando a quien la realiza.

         Porque más allá de la diarrea verbal, son los hechos los que tienen valía. Gobernante ingenuo el que se empecine en creer en la ingenuidad de sus gobernados, el que crea que todo pueblo, incluidos los del crimen organizado, es sabio y bueno. Tarde o temprano o, más bien, más temprano que tarde, ese pueblo le hará pagar caro si resulta inefectivo: no hay pueblo que trague lumbre.

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FRANCISCO MARTÍNEZ GARCIÁN

Estudió Filosofía y Teología, en el Seminario Diocesano de Zamora, Historia en la Normal Superior Nueva Galicia de Guadalajara y fundador de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán.

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