9 meses antes de que se firmara el acta de independencia de México; Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero sostuvieron un intercambio epistolar, en el que cada uno fijó su posición respecto a las fuerzas militares con las que contaban, así como la idea de independencia que cada uno de ambos tenía.
Como hoy acontece, ambos hablaban a favor del “bien de la patria”. A don Agustín de Iturbide le caracterizaba la ambición personal que le persiguió durante su existencia, lo que lo llevó a convertirse en el primer emperador del Imperio Mexicano.
La carta tiene el interés para nuestro terruño de explicar cómo se otorgó la libertad al zamorano independentista, José Sixto Berduzco; quien después de haber obtenido la libertad regresa a su tierra: la Villa de Zamora. Y estando aquí es visitado por un propio de Iturbide para ofrecerle integrarse al imperio, a lo que el zamorano se niega, aduciendo la razón de conocer la ambición iturbidista y el haber luchado en su contra cuando Iturbide sirvió al ejército realista.
Carta de Agustín de Iturbide a Vicente Guerrero
Cualotitlan 10 de enero de 1821
Muy Sr. mío: las noticias que ya tenía del buen carácter e intenciones de usted, y que me haconfirmado D. Juan Davis Bradburn, y últimamente el teniente coronel D. Francisco Antonio Berdejo, meestimulan a tomar la pluma enfavor de usted mismo y del bien de lapatria.
Sin andar con preámbulos que noson del caso, hablaré con la franquezaque es inseparable de mi carácter ingenuo.Soy interesado como el que masenelbien de esta Nueva-España, Paísen que, como ustedsabe, he nacido ydebo procurar por todos medios su felicidad.
Ustedestá en el caso de contribuir a ellade un modo muy particular, y escesando las hostilidades, y sujetándosecon las tropas de su cargo alas órdenesdel Gobierno; en el concepto de queyo dejaré a usted el mando de su fuerza,y aun leproporcionaré algunos auxiliospara la subsistencia de ella.
Esta medida es en consideración a quehabiendo ya marchado nuestros representantes al Congreso de la Península, poseídos de las ideas más grandes de patriotismo y de liberalidad, manifestarán con energía todo cuanto nos es conveniente; entre otras cosas, el que todos los hijos del país , sin distinción alguna, entren en el goce de ciudadanos, y tal vezque venga a México, ya que no puede ser nuestro soberano el Sr. D. Fernando 7.° , su augusto hermano elSr. D. Carlos, o D. Francisco de Paula; pero cuando esto no sea, persuádase usted que nada omitirán de cuanto sea conducente a la máscompleta felicidad de nuestra patria. Mas si contra lo que es de esperarse no se nos hiciese justicia, yo seré el primero en contribuir con mi espada, con mi fortuna y con cuanto pueda, a defender nuestros derechos: y lo juro a usted, y la faz de todo el mundo, bajo la palabra de honor en que puede usted fiar, porque nunca la he quebrantado, ni la quebrantaré jamás.
Dije antes que no espero que se falte a la justicia en el Congreso, porque en España reinan hoy las ideas liberales, que conceden a loshombres todos sus derechos; y se asegura en cartas muy recientes, que Fernando 7° el grande no ha querido que en las Cortes se decidan reformas de religiones, y otros puntos de esta importancia, hasta tanto no lleguen nuestros representantes, lo que manifiesta con claridad que estos países le merecen a S. M. el debido aprecio. Ya sabrá ustedtambién como por losmismos principios han sido puestos en libertad losprincipales caudillos del partido de usted que se hallaban presos, D. Ignacio Rayón, Don Sixto Verdusco, Don Nicolás Brabo &c. Si usted quisiese enviar algún sujeto que merezca su confianza para que hable conmigo y se imponga a fondo de muchas cosas delas noticias que podré darle , y de mi modo depensar, puede usted dirigirle por Chilpancingo que si no hubiese llegado yo, allí meespere, que no será mucho tiempo lo que tenga que aguardar: y para que lo verifique libremente, y pase más adelante hasta encontrarme, si gusta, le acompaño el pasaporte adjunto; bien entendido de que aunque sea D. Nicolás Catalán D. Francisco Hernández , D. José Figueroa, Don Ignacio Vita o cualquier otro individuo de los más allegados a usted volverá libre a unirse, aun cuando no le acomoden las proposiciones mías.
Supongo que usted no inferirá de ninguna manera, que esta carta es por otros principios, ni tiene otro móvil que el que le he manifestado: porque las pequeñas ventajas que usted ha logrado, de que ya tengo noticia, no pueden poner en inquietud mi espíritu, principalmente cuando tengo tropa sobrada de qué disponer, y que si quisiese me vendría más de la capital, sirviendo a usted de prueba de esta verdad, el que una fuerte sección ha marchado ya por Tlacotepec, al mando del teniente coronel D. Francisco Antonio Berdejo, y yo con otra iré por el camino de Teloloapan, dejando todos los puntos fortificados con sobrada fuerza, y dos secciones sobre D. Pedro Alquisira.
El teniente coronel Berdejo va a tomar el mando que tenía el Sr. Moya, y le he prevenido que si usted entra en contestaciones, suspenda toda operación contra las tropas de usted el tiempo necesario, hasta saber su resolución: todo lo que le servirá de gobierno.
Si usted oye con imparcialidad mis razones, seguro de que nos soy capaz de faltar en lo más mínimo, porque esto sería contra mi honor, que es la prenda que más estimo, no dudo que entrará en el partido que le propongo, pues tiene talento sobrado para persuadirse de la solidez de estos convencimientos.
El Señor Dios de los ejércitos me conceda este placer; y usted entretanto disponga de mi buena voluntad, seguro de que le complacerá en cuanto sea compatible con su deber, su atento servidor que le estima y S.M.B. Agustín de Iturbide. Señor Don Vicente Guerrero.