SILVIO MALDONADO BAUTISTA // “Los bosques se mueren”

En los diarios del día de hoy se pueden leer notas que hablan de campesinos de aquí y de allá que protestan de diversas maneras por la tala clandestina que sufren sus bosques, particularmente aquellos que están poblados de pinos.

Ellos se quejan de que además de talarlos despiadadamente, ocasionan incendios que producen efectos mayormente perjudiciales.

En el estado de Michoacán eso es el pan de todos los días.

Por eso no me extraña que los habitantes del ejido El Patuán, municipio de Ziracuaretiro, hayan bloqueado el acceso la cabecera municipal , para exigir a las autoridades frenen la tala clandestina y se detenga a quienes han provocado incendios forestales con el fin de cambiar el uso de suelo.

Desde el lunes 8 de mayo hasta la mañana de este jueves instalaron un retén a la entrada de la comunidad, debido a que en las últimas semanas se recrudeció la deforestación ilegal y se provocaron incendios forestales en los montes de la región.

Eso ya no hace ninguna novedad; aunque las protestas se suceden mayormente en la época de estiaje, la tala de los bosques michoacanos se realiza durante todo el año.

Desde hace muchos, muchos años -acaso cincuenta o sesenta-, he recorrido frecuentemente, casi cada tres o cuatro días, la carretera entre la CDMX y Morelia (Inicialmente señalada como México 15, Distrito Federal – Nogales).

Invariablemente he visto la circulación de grandes trailers de uno o dos remolques, entre las 8 y 9 de la mañana y las 4 o cinco de la tarde; lo más asombroso: transportan los “cadáveres” de enormes pinos y siempre en la dirección del municipio de Hidalgo y su cabecera municipal Cd. Hidalgo -Taximaroa-, que por algo se ha convertido en centro surtidor de muebles de madera, lo mismo muy finos que corrientes.

(De C. Hidalgo se dice en La Relación de Michoacán: Pueblo de otomíes conquistado por los caciques en tiempos de Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje grupo de pueblos conquistados 13. Durante el reinado de Axayacatl, padre de Moctezuma, Taximaroa fue destruida por los mexicanos, pero Zizispandaquare la volvió a poblar.

Años después, llegaron a Taximaroa los embajadores de Moctezuma que iban a solicitar la ayuda de Zuangua para enfrentar a los españoles. Allí fueron detenidos mientras el señor de Taximaroa, llamado Capacapecho, recibía la autorización de Zuangua para dejarlos seguir su camino hacia Tzintzuntzan. Poco después, en Taximaroa fueron detenidos tres otomíes quienes, además de informar sobre la destrucción de Tenochtitlán, pidieron «ser subjetos al cazonçi».

El 23 de febrero de 1522, en la fiesta de Purecoraqua, llegó a Taximaroa un español <posiblemente Porrillas> en un caballo blanco, donde permaneció dos días. El 17 de julio Cristóbal de Olid llega a Taximaroa ‘era la fiesta de Cahera consquaro’. Al saberlo, Zinzicha manda a don Pedro a hacer gente de guerra a Taximaroa y a otras partes. En el camino, Don Pedro encuentra a Quezequapare quien venía de Taximaroa).

En esta acción de ayuda nula para los enviados de Axayácatl se basa el remoquete que le endilgaron a Taximaroa; esto es, pueblo de traidores.

Siguiendo con la tónica inicial de este escrito, hay que decir que aún hay gente que señala esa tala de bosques como una concesión que hizo la Revolución a Lázaro Cárdenas del Río; y en el tiempo actual a su hijo Cuauhtémoc.

En tal sentido me llamó la atención que Cuauhtémoc haya sido Subsecretario Forestal y de la Fauna y no hayamos palpado acción alguna importante sobre los bosques.

Bueno en esa poca notoriedad debe considerarse mi “desinorancia”. 

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SILVIO MALDONADO BATUISTA

Silvio Maldonado Bautista. Dr. en Medicina por el IPN. Novelista. Director emérito del CIIDIR (Poner el nombre completo). Radica en Morelia, Michoacán.

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