Después de una estancia fallida en la ciudad de México y una vecindad fugaz en la colonia 20 de Noviembre, encontramos tranquilidad familiar en el callejón de Aquiles Serdán norte, donde por los años de 1961-1962, el Pbro. José Betancourt, párroco de El Calvario, hacía sonar una pequeña campanita para convocarnos a quienes quisiéramos integrarnos a las clases de catecismo.
Pero también nos invitó a formar parte de la parroquia como acólitos, a lo cual respondimos afirmativamente tres o cuatro de aquella pequeña palomilla de amigos y a estudiar el latín de memoria para ayudar la misa.
En los tiempos de ocio nos dedicábamos a practicar el futbol en lo que era el fraccionamiento El Jericó, inmediatamente después de la barda de adobe que pertenecía al cuartel militar, la que no permitía el paso de vehículos hacia el sur o hacia la calle Lerdo de Tejada.
A sesenta años de distancia y gracias a la generosidad de Alfonso Sahagún de regalar parte de la hemeroteca de “Guía” al Museo de la Ciudad, en la edición del 17 de enero de 1965, encontramos el cómo y quién gestionó la apertura de la citada calle, transcribo íntegra la nota informativa para que quienes nos hacen el favor de leernos, recordemos la memoria del ayer de nuestra ciudad. Vale:
“En su segundo informe rendido al pueblo, el C. Presidente Municipal, Sr. J. Jesús García López, manifestó que el H. Ayuntamiento tiene el proyecto de abrir la cerrada del Boulevard Hidalgo del fraccionamiento Jardines del Jericó, para conectarlo con la calle Lerdo de Tejada.
Esta magnífica idea podrá llevarse a efecto en cuanto las autoridades militares concedan una faja de terreno, al lado oriente del cuartel, que es de su propiedad.
El Sr. García López abriga la esperanza que lo anterior sea posible, ya que estas gestiones cuentan con el apoyo del C. coronel Francisco González Ramírez, comandante del 8° regimiento de caballería con sede en esta ciudad.
Además, al frente de la Secretaría de la Defensa Nacional está un buen amigo de los zamoranos, el Sr. General Marcelino García Barragán, quien una vez que conozca esta petición que traerá un tangible beneficio para la estética de la ciudad, seguramente autorizará esa cesión del terreno que se menciona.
De llegar a realizarse la prolongación del citado boulevard, el templo del Calvario quedaría al centro de aquél y de la calle Hidalgo, lado oriente.
Por otra parte, abrir dicha faja de terreno significa dar una salida más al cuartel que por cierto ha sido reconstruido totalmente” (Guía, Enero 17 de 1965, P. 11.)
Y así fue poco tiempo después.