El “problema”, ¿según quién?
A mi manera de ver las cosas, en la controversia “Centro de Salud – Santuario Guadalupano”, el problema de fondo no tiene que ver con las creencias -muy respetables- en vírgenes y dioses, sino en algo material como es el patrimonio público que el Estado permite o auspicia que sea tomado y usado por una empresa inmobiliaria de corte religioso.
Que cada persona analice las relaciones entre humanos y entre éstos y las cosas de un modo diferente en razón de sus concepciones, posición política y religiosa, gustos, fobias y demencias es un hecho ordinario aunque con frecuencia entre el público (y más entre los fans de políticos y feligreses de las iglesias) se cultiva la idea de que en la mente y corazón de sacerdotes no existe tal predisposición pues su pensamiento y acción son casi inocuos y sólo miran hacia el cielo. No es tal, su mirada piadosa está bien sustentada en el suelo, en bienes materiales.
De ese modo, reitero, definimos las cosas y sus conexiones de acuerdo a preconcepciones e intereses y no siempre reconocemos que tales enfoques (recuadros) de la realidad están matizados por nuestros “lentes” de iglesia, club, partido. Así, el “problema”, para unos puede ser la “incomprensión de médicos y enfermeras que se resisten a salir del CS” mientras que para otros es inaceptable el nivel de ostentación de riqueza de los sumos sacerdotes. La “realidad” es tal según quién y está matizada por la esquina desde donde mira.
¿Qué está en el fondo en la cuestión “Centro de Salud -Santuario Guadalupano”? Yo veo tres nudos centrales: 1) la disputa histórica por el patrimonio; 2) la omisión activa del gobierno estatal; y, 3) la participación o complicidad abierta del gobierno municipal.
Dada la complejidad y amplitud del tema, por ahora sólo abordamos algunos términos actuales de la disputa por el patrimonio. Y de ello tratamos aquella especie de “jurisprudencia” que exclamábamos cuando la escuela o en la calle nos encontrábamos algo que otro chamaco había perdido:
¡¡Una cosa yo me hallé, si no aparece el dueño, con ella me quedaré!!
Las contradicciones entre el alto clero y la clase política por apropiarse de la riqueza material, del poder político y simbólico es un proceso histórico y, para el caso zamorano, no se ha limitado el edificio “inconcluso” (Santuario) ni al espacio ubicado entre el edificio y la avenida 5 de Mayo en Zamora. No es sólo el atrio convertido en un gran comal de concreto, sino el área que ocupara la Casa de la Cultura y, ya “encarrilado el ratón” también al terreno y el Centro de Salud.
El patronato “Pro Construcción de la Obra Inconclusa” cuyo apoderado legal es el presbítero Raúl Ventura Navarro, promueve se le acredite la posesión vía jurisdicción voluntaria (abril 2021) del terreno donde se localizaba la Casa de la Cultura en calle Melchor Ocampo (norte), Centro de Salud (sur) y Niños Héroes (oriente). Llama la atención que no precisa el límite oeste que era una calle que partía de Justo Sierra y que separaba al Santuario del Centro de Salud.
Tal juicio ante el Juzgado de primera instancia en materia civil en que se basa la Asociación “ha tenido la posesión real y material del inmueble de forma pública, pacifica, continua y de buena fe” (Expediente 33/2021). Anota que Raúl Ventura Navarro, como apoderado de la Asociación, desde el primero de febrero de 2013 ha realizado todas las acciones necesarias para mantener limpio y bajo resguardo el inmueble cubriendo los datos y contribuciones necesarias.
Además, agrega que la posesión se ha mantenido de forma constante sin que haya sido interrumpida por alguna persona y/o autoridad pues es del conocimiento público la posesión que detenta el patronato.
Otro concepto sumamente interesante es “predio ignorado”. Es una idea fabulosa. El patronato (Raúl Ventura Navarro, como representante) se “halló un terreno sin dueño”!! Toda una “ganga”. El punto cuarto de su solicitud al juzgado dice: “Cabe señalar que el inmueble descrito es “un predio ignorado”, es decir no existe un registro a favor de persona alguna en la Dirección de Catastro y/o ante el Registro Público de la Propiedad Raíz en el Estado.
El terreno en mención de 1,765.42 metros cuadrados, está ubicado en las coordenadas UTM 13 Q 784594.26 y E 2211938.05 con las medidas y colindancias siguientes: norte, 40.58 metros, Melchor Ocampo; sur, línea quebrada en tres partes de este a oeste de 4.10, 35.81 y 2.28 limita con edificio del Centro de Salud; oriente, 41.90, Niños Héroes y oeste (poniente) 43.13 metros con “propiedad del Santuario. Nótese que no menciona la calle que partía de Justo Sierra y no tenía salida a Ocampo.
De herencia romana -desde la histórica Ley de las Doce Tablas-, la occupatio es la aprehensión de una cosa que no pertenece a nadie (res nullíus) con la intención de retenerla para sí como propia. Bajo ese espíritu, en el corazón mercantil inmobiliario de alto valor, “encontraron” un predio sin propietario; un lote de 1,765.42 metros cuadrados donde ahora vemos la excavación conocida como Lago Ventura.
El juicio que promueve el alto clero bajo la razón social de patronato “Pro Construcción de la Obra Inconclusa” muestra que esta empresa nunca ha contado con escrituras ni documento alguno para apoyar su solicitud de demolición de la Casa de la Cultura (13 de julio de 2012) tampoco para excavar (2022) y menos para una construcción.
Un predio “ignorado”, donde se aplicó una alta inversión federal para cimentar la Casa de la Cultura; un terreno “sin dueño” en pleno centro de la ciudad? Un lote que “se hallaron” el espacio que ha sido escenario de disputas históricas?
El argumento del negocio inmobiliario religioso no es diferente a lo que exponen los “invasores” de la ribera del río Duero, de la vía del Ferrocarril o de sitios desecados por cambios en el curso de arroyos y/o escorrentías de zonas federales. Y es similar al grito de la infancia: Una cosa yo me hallé, si no aparece el dueño, con ella me quedaré.
Zamora, Michoacán, junio de 2022