Usted, mujer, ¿se siente segura en su casa, en su trabajo, en la calle?
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) hizo esta pregunta a nivel nacional y concluyó que el 67% de las mujeres se sienten inseguras en los ámbitos externos e internos de su casa.
En este sentido, en el Estado de Michoacán la Fiscalía General de Estado informó que en 2021 dio inicio a mil 653 carpetas de investigación en los rubros de violencia familiar, lesiones en razón de parentesco o relación o incumplimiento de la obligación alimentaria. En un comparativo hecho por Cecilia Sierra de Quadratín (marzo 21, 2022), en un periodo de dieciocho años (2003-2021) el incremento de víctimas de violencia denunciados fue de 438.1%.
Como explicación al incremento, se señaló que fue por el impulso a las políticas de denuncia. Y en los últimos dos años hubo voces que lo interpretaron como consecuencia del COVID 19 y el confinamiento en el hogar, lugar donde las tensiones se incrementaron por la convivencia continua y la limitación a realizar muchas de las actividades cotidianas previas a la pandemia.
Importa mucho saber los motivos del incremento de la violencia hacia la mujer, pero ni la política ni la pandemia sirven de justificación para señalar que esas son las razones de que el problema continúe y siga incrementándose. Esos solo son contextos en los que se da el problema.
De hecho, nunca debemos olvidar que detrás de estos datos hay una cifra negra que puede ascender hasta el 10%. Es decir, por cada denuncia habrá 9 que no se realizan.
Y entre las denuncias presentadas y las que se judicializan hay un enorme número de casos en los que la mujer retira la acusación o concede el perdón, para no llegar a mayores consecuencias.
Esto finalmente redunda en impunidad, ya que el agresor regresará al lugar en donde se siente poderoso y libre de actuar de acuerdo con su educación, valores, moral, formación, e incluso instintos.
El problema también radica en que la violencia se ejerce en espiral: puede iniciar con palabras hirientes o empujones leves, pero si no se detiene en ese momento, las siguientes ocasiones será más y más grave.
Como consecuencia, no es de extrañar el incremento de casos de homicidios en el país. Y que, en específico Michoacán, sea el estado con mayor porcentaje de homicidio doloso y feminicidio, en el primer bimestre de este año, de acuerdo a la estadística de México Unido Contra la Delincuencia A.C.
Como sociedad, en conjunto con las diferentes instancias gubernamentales, debemos planear y ejecutar una serie de acciones que ataquen al problema en sus raíces. Pero esto no debe quedarse solo en leyes o sanciones más fuertes: porque así estamos atacando únicamente la consecuencia no el problema en sí.
La educación, el ejemplo de cómo interactuar respetuosamente, las normas sociales que enseñemos y practiquemos en casa, o en los lugares públicos deben ser un modelo de buen trato hacia todas y todos, ya que eso es lo que transmitimos a los nuestros y a los demás.
El grito de muchas familias de “ni una menos” debe respaldarse con lo que podemos hacer en lo particular al enseñar en la familia, en la escuela y en los espacios laborales la importancia y valor del respeto sumándonos a las acciones que tiendan a mejorar el clima social en el que nos desenvolvemos.