SILVIO MALDONADO BAUTISTA // Dos de guía dos

Así se promocionaba en carteles fijos a las paredes de pueblos y ciudades, la milenaria y tradicional lidia de toros bravos.

Que me perdonen los toros, los dueños de éstos y los aficionados a la FIESTA que ahora les copie ese formato para referirme a dos anécdotas relacionadas con GUÍA, nuestro nunca bien ponderado semanario y, más que nada, a quien lo conduce, y quien está a unos milímetros de llegar a los cien años de vida.

La Afición, diario deportivo me abrió sus páginas para escribir en su sección de información general allá por los años ochenta del siglo anterior. En ese tiempo La Afición pertenecía a El Universal, el Gran Diario de México. Me satisfizo esa oportunidad porque en los casi veinte años de escribir nunca hicieron algún recorte, como muy se acostumbra.

Al final del siglo XX me designaron director del Centro de Investigación y Desarrollo Regional (CIIDIR) con sede en la ciudad de Jiquilpan; y por ello, tuve que emigrar a esa ciudad donde naciera el General Lázaro Cárdenas del Río. Poco tiempo después dejé mi compromiso con La Afición.

PRIMERO DE LA TARDE

Fue casi al inicio del siglo XX cuando me presenté a las puertas de GUÍA para pedir oportunidad de colaborar con sus editores. Les confieso que como recién designado director del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Regional (CIIDIR) en Jiquilpan, tuve que realizar un desayuno y rueda de Prensa como mucho acostumbran los recién designados en puestos administrativos, académicos y políticos. Al terminar, los representantes de diarios y publicaciones periodísticas, satisfechos, me hicieron ofrecimiento de escribir para ellos. A tal invitación contesté negativamente. 

Sintiéndose el rey del cotarro, el de La Voz de Michoacán me acompañó a la salida y muy cerca de mi oído izquierdo insistió en saber el porqué. Casi en secreto contesté: no quiero escribir con ustedes porque escriben con las p…, porque no me gusta su diario. Muy serio el reportero no dijo más y se retiró.

Días después un amigo sacerdote me habló del semanario Guía de Zamora y su prestigio periodístico. Fue entonces cuando sentí en su apogeo “mis ansias de novillero” y me encaminé a la señorial capital del chongo.

Entrar en el domicilio taller imprenta fue relativamente fácil; la aduana fue franca y respetuosa.

Me condujeron ante el subdirector quien me hizo esperar casi una hora. Ya me retiraba cuando una voz muy amable -Amparo- me tranquilizó diciéndome:

Espérese un momento más. No se fije; así es el subdirector. Revisa y revisa muchos escritos y documentos. Luego se entretiene y se le olvida.

Al fin, se abrió “la puerta de toriles” y pasé a la oficina del subdirector, un hombre ciertamente joven y espigado.

Sesuda investigación oral siguió a la espera, seguramente para calibrar mi experiencia periodística; apenas si recuerdo algunas interrogantes…

  • ¿Experiencia en el terreno?
  • Me puede mostrar algo de esas colaboraciones para la Afición.
  • ¿Libros publicados?

Llevaba tres de mi autoría y se los mostré. Hizo un comentario.

  • Bueno, usted debe saber que no es lo mismo el periodismo que la edición de libros.

Revisó dos de los tres libros y finalmente concluyó:

  • Mire doctor. Déjeme unos días en tanto platico con el Padre y ya le avisaré.

La amable secretaria me abordó al salir del ruedo:

  • No se fije doctor. De repente se comporta de esa manera, pero no lo hace siempre.

Ni modo…

EL TORETE FUE ENVIADO A LOS CORRALES

Salí furioso de aquella lidia y me olvidé del asunto.

SEGUNDO DE LA TARDE

Meses después realizamos un convicio en el CIIDIR; entre los invitados asistieron varios médicos de la región, entre ellos el Dr. Enrique Sahagún de la Parra, cardiólogo, hermano del director de Guía el Padre Alfonso Sahagún de la Parra. Estábamos en la degustación cuando uno de mis empleados me acercó al Padre Alfonso con quien tuve una amable plática al recorrer nuestras instalaciones.

El P. Sahagún me pidió que le platicara sobre el CIIDIR y al terminar me dijo:

  • Doctor, ¿por qué no colabora con nosotros. Me va a dar mucho gusto tenerlo en mi publicación.
  • OREJAS Y RABO

Desa manera tan sencilla se abrieron para mí las puertas de este gran coso periodístico, el semanario regional GUÍA.

¡Felicidades y Gracias Padre Sahagún!

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SILVIO MALDONADO BATUISTA

Silvio Maldonado Bautista. Dr. en Medicina por el IPN. Novelista. Director emérito del CIIDIR (Poner el nombre completo). Radica en Morelia, Michoacán.

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