EVERILDO GONZALEZ ALVAREZ
Ya después de la derrota de Aculco, el ejército independentista se separó, una parte al mando de Ignacio Allende partió hacia Guanajuato a fin de conservar esa importante plaza y, la otra, al mando de Miguel Hidalgo partió hacia Valladolid, esa que era su querida ciudad, la ahora hermosa Morelia en donde fue recibido como un héroe.
Era ya el 10 de noviembre de ese recordado año de 1810 y el Generalísimo se abocó a levantar un nuevo ejército y con la ayuda del intendente Anzorena logró en pocos días alistar varios cuerpos de caballería y de infantería, pero también se dedicó el cura de Dolores a la fundición de varios cañones. En la Ciudad de la cantera hizo algo importante como fue procurar que los regimientos de caballería fueran debidamente disciplinados. Estando también en Valladolid, Hidalgo recibió la noticia del edicto que había promulgado el Santo Oficio en el cual se le llamaba a responder del cargo de herejía, judaísmo y otros cargos más, a los que él no tardó en dar contestación e hizo que ésta fuera leída en todas las iglesias que fuera posible, en la misma refutaba todos los cargos haciendo una profesión de fe católica, luego desmenuza y combate todas las acusaciones que le hacía la Inquisición. En una parte, hace un anuncio importante. Transcribo lo que se dice: “En esta contestación, Hidalgo da a conocer su gran ideal, su movimiento independentista no iba nada mas a derrotar a los realistas, a Venegas, no, él fue muy claro cuando menciona la forma de gobierno que consideraba era el adecuado, pero, tal vez, lo más importante es cuando se refiere y dice que desterrarán la pobreza, ese era su gran ideal: lograr mejores condiciones de vida para todos los mexicanos mediante el destierro de la pobreza”.
Cien años después, Madero tenía en mente un ideal similar y a la fecha nadie más de los que han gobernado este nuestro México, han hecho algo contra la pobreza, la gran mayoría, en campañas, han lanzado infinidad de promesas con las que se han ganado el voto de los más necesitados, pero todo ha quedado en eso, los recursos se siguen gastando en lo que no debiera ser, y las condiciones de vida no mejoran en una lamentable realidad. El gran ideal del cura Hidalgo se quedó en pausa y nadie se atreve a llevarlo a la realidad y cada vez más los índices de pobreza aumentan y seguirán aumentando porque no se ve quien tenga la voluntad, no de ir por poder y dinero, sino por ver por los más desprotegidos, porque absolutamente nadie hace algo para que podamos mejorar, siempre todo queda en palabras.
En 1811 fallecieron la mayoría de los idealistas, de quienes querían un cambio de vida de los mexicanos. Las traiciones estuvieron a la< orden del día, el dinero cumplió con su cometido de traicionar. Algo semejante también sucedió con Morelos.
Cien años después Madero intentó algo parecido pero esos grandes idealistas que también buscaban y querían un cambio de vida de los mexicanos, murieron.
De la generación de políticos actuales no se ve quien pueda tener la voluntad de impulsar los cambios necesarios para que los recursos naturales sean bien aprovechados, para que toda esa inmensa cantidad de recursos de que disponen los gobiernos tengan un adecuado uso, para que quien llega a un puesto de elección cumpla en forma cabal sus funciones, para terminar con el mucho hablar y el poco hacer. El gran ideal de Hidalgo está en pausa, ¿quién se la quitará?