El añejo problema del comercio informal ha existido desde siempre y nuestra ciudad no es la excepción, para muestra un botón: la ocupación del Portal Allende del Zamora de 1911.
En septiembre de 1911 los señores Eduardo Juillien, Arcadio Orozco, Luis Verduzco Navarro, Miguel Castellanos, Manuel Castillo, Juan Laguardia y Mauro Pulido, los tres primeros como propietarios y los demás arrendatarios de los locales y fincas urbanas que se encontraban en el Portal Allende, solicitan al Ayuntamiento de nuestra ciudad, el retiro de las alacenas destinadas a la venta de “dulces, aguas frescas, artículos de mercería y otros de distinta índole, así como también a hojalatería y nevería”; argumentando que “nos vimos precisados a soportar durante ese tiempo los adefesios de que venimos hablando, porque en el régimen pasado, la voluntad del Prefecto del Distrito que fungía como presidente nato de ese I. Ayuntamiento, era soberana y autócrata, de modo que casi nunca oía las quejas o súplicas que ante él se elevaban, sobre todo, si tendían a contrariar lo concedido o acordad por dicho funcionario” . (AMZ. Secretaría. Exp. 63. Caja 93)
Y más adelante abundaban diciendo que “Ahora que ha cambiado el modo de considerar los intereses del público, no hemos vacilado en ocurrir a ustedes para suplicarles muy respetuosamente se sirvan mandar quitar las alacenas de que hablamos”. (Ídem)
En seguida enumeran una serie de razonamientos, tales como “ser el portal más transitado, las alacenas dificultaban el libre paso de los peatones, especialmente los días festivos y las noches de audiciones musicales en la plaza de la Independencia; esa dificultad aumentaba en temporada de lluvias ya que los paseantes se aglomeraban en el espacio sobrante”. (Ídem)
Y en defensa de sus legítimos intereses decían en el documento de queja que: “Los ocursantes necesitamos que el público pueda ver sin estorbo ni dificultad las mercancías que exponemos en nuestros escaparates y no logramos ese fin, por las alacenas impiden la visibilidad, ya que ordinariamente permanecen abiertas todas formando una especie de cerco a lo largo de todo el portal”. (Ídem)
El Ayuntamiento responde con un memorándum a los quejosos, informándoles que en sesión de cabildo se resolverá lo conducente; al mismo tiempo que se interrogaba al concesionario, señor Francisco Cano, sobre la temporalidad de la concesión y quien radicaba en la Ciudad de Irapuato.
Finalmente, el presidente municipal comunica a los quejosos sobre el resultado de la petición realizada al ayuntamiento: “El Ayuntamiento que me honro en presidir, en sesión ordinaria del día 26 del corriente, que esta Corporación no puede acceder a su petición, toda vez que aún está en vigor el contrato celebrado con el propietario de dichos aparatos y que por otra parte, no hay en la plaza otro lugar adecuado dónde colocarlos”. (Ídem)
