En 2004 el país contabilizaba 10.7 asesinatos por cada 100 mil habitantes y 33.5 al llegar a 2020, según examen de Small Arms que se basa en objetivos de ONU
Bruselas.— Entre las naciones más violentas de América Latina, México sobresale como la única que ha sido incapaz en avanzar en la construcción de una sociedad más pacífica, como lo marcan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS).
De acuerdo con la base de datos de Small Arms Survey, organización con sede en Ginebra especializada en el rastreo de muertes violentas, México va en reversa desde la década de 2000, la cual marcó el inicio de una agenda de acciones ambiciosas con miras a 2030.
México, junto al resto de los 192 estados miembros de Naciones Unidas, se comprometió a “promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, brindar acceso a la justicia para todos y construir instituciones eficaces, responsables e inclusivas en todos los niveles”.
La evolución del país en materia de muertes violentas ha sido totalmente a la inversa, de acuerdo con la herramienta de Small Arms Survey elaborada para evaluar el progreso de los países en la implementación de la denominada Meta 16.1 de la ONU.
Los datos sobre homicidios y muertes violentas por armas de fuego, incluida la prevalencia de asesinatos de mujeres relacionados con armas de fuego, exhiben el permanente fracaso del gobierno mexicano al paso de los sexenios.
La nación arrancó el examen con 10.7 muertes violentas por 100 mil habitantes en 2004, la más reciente estimación fue de 33.5 asesinados en 2020, ligeramente por debajo de los mayores picos contabilizados en 2018 y 2019, 34.7 y 34.2.
La evolución de México contrasta con la que han tenido naciones que hace dos décadas se encontraban en lo alto de la lista negra en América Latina, como es el caso de Colombia y El Salvador. Ambas naciones muestran un progreso remarcable en dicha carpeta: El Salvador pasó de 77.5 a 24.8 durante dicho periodo, mientras que Colombia de 66.2 a 28.8.
También Guatemala y Brasil han mejorado sustancialmente sus notas, pasando de 42.2 y 31.5 a 17.2 y 23.7 muertes violentas por 100 mil habitantes, respectivamente. Igual ha progresado Honduras, que pese a mantener uno de los índices de muertes violentas más elevados, ha venido corrigiendo el camino en los últimos años, de 59.9 en 2004 a 43.5 en 2020.
Incluso exhibe avances Jamaica, una isla que arrancó la revisión sufriendo una enorme crisis de seguridad, con un Estado que no proporcionaba seguridad en las zonas más marginales de los centros urbanos. Con sus matices, Kingston muestra señales en la dirección indicada, reduciendo el indicador de 64.7 a 53.5 muertes violentas.
Venezuela destaca por su estancamiento; la violencia se ha hecho endémica, manteniéndose prácticamente inamovible en el rango más elevado, 44.8 y 45.9 durante el periodo de análisis.
La investigación del programa asociado al Instituto Superior de Estudios Internacionales y de Desarrollo (IHEID, por sus siglas en francés) revela que a nivel mundial 531 mil personas perdieron la vida de manera violenta en 2020, 43 mil 250 de ellas en México. En total, 36 mil 99 fueron víctimas de homicidio intencional y 24 mil 833, casos de muerte con arma de fuego.
El seguimiento sobre la situación de las mujeres, muestra que en México, 4 mil 737 fueron víctimas de violencia letal, de las cuales 2 mil 642 murieron por arma de fuego. La base de datos cubre 222 países y territorios en el mundo. La última evaluación sostiene que tanto las muertes por conflictos como por armas de fuego disminuyeron en el mundo 22% y 30% de 2016 a 2020.
La tendencia en México fue contraria a la global durante dicho periodo; pasó de 23.9 a 33.5 muertes violentas por 100 mil habitantes.