Papa Francisco se pronuncia sobre la situación actual de México en una entrevista

Los pronunciamientos del Papa fueron reportados por una entrevista televisiva

Por: Enrique Villegas

 (ZENIT Noticias / Ciudad de México).- Las cadenas Univisión y Televisa realizaron una entrevista conjunta al Papa Francisco en la primera mitad del mes de julio. Tratándose de una cadena de televisión latina en los Estados Unidos y de una cadena mexicana, de las principales en lengua española, uno de los temas sobre los que se preguntó al Papa fue la situación de inseguridad y violencia que se vive en México, la inmigración y la trata de seres humanos y también el encuentro entre Andrés Manuel López Obrador y el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.

Valentina Alazraki, por parte de Televisa, refiere al Papa que en México no se está bien por la situación de violencia. Le pregunta al Papa si ha escuchado las noticias y agrega que cada día son también más los sacerdotes que pagan el precio de esa violencia también con su vida. Recuerda que han sido asesinados dos sacerdotes en Chihuahua, de la misma congregación que el Papa, y que la Iglesia convocó una jornada de oración por la paz en México. “¿Ha tenido algún contacto con la Iglesia mexicana, con el gobierno de México?”, le pregunta Alazraki. Y el papa contesta:

“[…] Tuve una reunión donde había sacerdotes mexicanos y estaba uno que está por la zona. Y decía el párroco: “pero este chico, yo lo bauticé; a este le di la primera comunión. Y ahora son empleados de los carteles”. Como que el mundo de los cárteles de droga ha tomado un poder tal que ya lleva a la destrucción, destrucción por la droga y destrucción para lograr el negocio diverso. Y eso sucede no sólo en México. En parte se ve también en otros lugares del mundo. En Brasil también se da. En Argentina parte, no tanto, como esos lugares donde están los cárteles tan bien delimitados. ¡Lo que puede el vicio de la droga y el negocio de la droga! El negocio de la droga no es solamente satisfacer el vicio, sino provocar más vicio. O sea, es un negocio destructor.

María Antonieta Collins, por parte de Univisión, comentó al Papa la situación de la trata de seres humanos en la frontera de México y Estados Unidos. Dijo que le hablaba de eso porque el Papa también es descendiente de inmigrantes: “En estos momentos hay abuelas, hay madres, hay familias enteras llorando de susto porque los niños están cruzando la frontera sur de los Estados Unidos y se arriesgan a morir”, le refirió. Y a continuación le preguntó “¿Qué le puede decir usted de esas madres, esas abuelas, esas hermanas madres?”. “Acompañarlas en silencio”, dijo el Papa inmediatamente. Y a continuación explicó:

“Porque no puedo resolver yo personalmente estas esclavitudes, este usar a la gente como animales. Pero sí es un negocio. Estuve hablando el otro día con un sacerdote, el que precisamente se dedica en Guadalajara al trabajo con migrantes.

Un carabinero que fue alumno mío en Buenos Aires y me decía que la gente va a cruzar para sobrevivir buscando futuro. Como todo migrante, migra o por escaparse de una situación de guerra o para sobrevivir, siempre para sobrevivir. ¿No es cierto que quieres sobrevivir a una situación de guerra o de persecución política o lo que sea, o económica, no es cierto? Y busca sobrevivir y en la frontera lo matan. Esto no sólo en México, en la frontera mexicana, sino sucede en el Mediterráneo. En Libia. Una cosa deshonesta.

A veces estos pactos que se hicieron de remandar a los prófugos que llegan acá y terminan en los campos de concentración. Yo tengo filmaciones de esos campos que son de terror. Terror. A las mujeres las venden. A los hombres los usan de esclavos, los matan, los torturan, los degüellan directamente. O sea, el migrante cuando sube a la chalupa en Libia no sabe lo que le espera: si el mar como cementerio (el Mediterráneo es el cementerio más grande del mundo) y o llegar a otro país para que lo manden de vuelta.

Hay un libro que lo leí hace poco. Se llama “Hermanito”. Es la vida de un chico de Centroáfrica que llega a España y cuenta todo lo que tiene que hacer, los años de esclavitud que tuvo que vivir para llegar. El emigrante que busca un mundo mejor o que huye de un mundo peor, a veces un mártir, mártir de la incomprensión, mártir de la sociedad. Y en eso los países tienen que ponerse de acuerdo.

Europa, que tiene países con un invierno demográfico impresionante, también tiene que mirar su futuro social a través de la migración. Lo que vimos el otro día en la frontera con Marruecos, los migrantes, esos que terminaron masacrados. Eso para mantener una justicia de límites. Pero eso es estar mal la cabeza ¿no?, es un crimen social, es una bofetada a la humanidad.

Hoy día el migrante es probablemente el esclavo más torturado que estamos viendo.

A continuación Valentina Alzraki retoma la palabra y pregunta directamente qué le diría el Papa a los papás de aquellos niños que por desesperación o a fuerza avientan a sus hijos pequeños a la frontera y luego van por ella sin nadie…

“Yo no sé qué les diría”, contesta el Papa. “Probablemente los agarraría de la mano y después los abrazaría y a ver qué me dicen ellos. Yo no me atrevo a decirle nada realmente porque es un drama muy grande. Me viene a la mente salvar la cría. Eso es muy, muy, muy animalesco. Pero cuando lo asume un humano, porque somos animales, salvemos a la cría, ya que no podemos salvarnos nosotros. Pero eso no es racional. Es instintivo, simplemente instintivo. Como el pelícano. Así que trata de salvar a la cría. Es un drama serio. Ciertamente”.

La penúltima pregunta de esta parte de la entrevista dedicada a México dice relación con una visita de especial interés bilateral entre Estados Unidos y México. Nos referimos a la visita de Estado que el presidente Obrador hizo al presidente del país vecino, Biden. El día que se hizo la entrevista faltaba un día más para ese encuentro. En previsión de esto, la periodista de Univisión interpela a Francisco sobre algo quisiera “decirles, recomendarles u aconsejarles” a los presidentes de ambos países, a lo que contesta el Papa:

“Los problemas humanos, los dramas humanos tienen rostro y a veces miramos el lugar donde están los dramas humanos, la frontera o los intereses lícitos de una parte, de acá. Miremos los rostros. Y tomemos decisiones mirando los rostros de esa gente. De que hay también sinvergüenzas, los hay. Los hay en todas las familias, los hay. Tenemos los rostros sufrientes: ese papá que para cruzar la nena en la corriente, se fue con la corriente. Rostros de hombres y mujeres que se juegan [la vida] para sobrevivir, para salvar a la cría. No son locos, son hermanos nuestros que en vez de vivir en este barrio están viviendo en otro barrio, que le fue mal, o fueron expulsados o fueron explotados. […] Hay que salvar al humano.

Finalmente, la corresponsal de Televisa en el Vaticano recuerda que se cumplen 30 años de relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano. Y le interpela: ¿qué ve más el Papa: luces o sombras? Y añade: ¿se siente preocupado por México, su relación con México, con los obispos, con el gobierno? A lo que responde el Papa:

“Siempre veo más luces, eso es una cosa que me sale. Cuando se va caminando se ven más luces. Siempre hay que saber verlas y no quedarse con las sombras que siempre existen. El hecho de caminar, aunque sea con bastón, ayuda a ver más luces y creo que este encuentro de ambos presidentes abre las puertas a una esperanza que se pueda de alguna manera resolver o al menos ayudar. No se ve el modo de tratar el problema de Río Grande y la frontera.

Respecto de las relaciones con la Santa Sede yo estoy contento porque siempre es un paso adelante. No sé si estamos mejor que hace 30 años, evidentemente se fueron dando pasos. Cada paso es un problema o cada paso nace de un problema. Pero si nos vamos a poner a lamentar de lo que nos falta… demos el paso que nos toca hoy, el pequeño paso. Y en eso la diplomacia es muy grande. Y ahí quiero subrayar (esto lo dije con Reuters), cómo grandes logros diplomáticos en la iglesia con los países se dieron con los pequeños pasos, pequeños pasos de respeto, de ir lentamente, paso a paso. Ahí de alguna manera se pueden lograr situaciones mejores. En ese aspecto digo que estoy contento con las relaciones. Siempre son pequeños pasos”.

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