La guerra entre Rusia y Ucrania ha puesto al mundo en vilo, pero también en movimiento. Rusia intenta que el mundo se mueva e intervenir más en los problemas mundiales. Esto está detrás de la intervención en Ucrania. Es una fuerte llamada a los países occidentales que, parece, son los únicos que se están beneficiando del status quo del mundo actual.
Rusia se siente olvidada y no tomada en cuenta y, sobre todo, nota que su potencia militar no se refleja en una injerencia económica. Sabe que posee en su terreno abundancia de oro, minerales necesarios para la industria y alimentos, sobre todo, gramíneos; pero su pueblo vive modestamente.
Ahora quiere extender su influencia. Empieza a moverse hacia fuera de sus fronteras Putin. Acaba de ir a Turquía a entrevistarse con el presidente turco, Recep Tayyip. El objetivo de esta reunión era cómo poder sacar el grano ruso por Turquía. El presidente turco Erdogán aseguró que esta semana tanto Rusia como Ucrania se pongan de acuerdo para que su grano pueda salir al mercado mundial que tanto lo necesita.
Evidentemente que esta reunión de Estambul entre Erdogán y Putin ha tenido también la compañía del presidente iraní, Ebrahim Raïssi. Esta reunión entre estos tres líderes también tiene como objetivo ponerse de acuerdo sobre una posible intervención o presión turca en Siria.
El tratado sobre el trigo y demás cereales, tanto de Rusia como de Ucrania, es un paso milimétrico, si se quiere, tras una consecución del cese de hostilidades entre estas dos naciones.