Gabriela Guedes
Bía Carvalho, São Paulo, Brasil
¿Qué papel debe cumplir el movimiento popular en este nuevo periodo? En Brasil, esta pregunta ha tenido eco en los debates de los espacios y agrupaciones que defienden los intereses de la clase trabajadora y también vale en relación con el levantamiento popular de la juventud. Para comprender este contexto, proponemos la apropiación del principal instrumento de análisis de la realidad para mirar al pueblo brasileño: el materialismo histórico y el materialismo dialéctico de Marx. Entendemos que es fundamental conocer tanto a la clase trabajadora como a la burguesía, comprendiendo cómo se mueven en la lucha entre sí.
Hasta ahora, comprendemos que el proceso que culminó en el golpe de estado de 2016 en Brasil, alteró cualitativamente la correlación de fuerza entre las clases, dejando de lado a la clase trabajadora y colocando en el centro del juego a un conjunto de fuerzas burguesas que han puesto en práctica el programa neoliberal deseado por los capitalistas, primero representados por Michel Temer y desde 2018, por el neofascista Jair Bolsonaro. Es importante destacar las contradicciones que se presentan entre el gobierno, los principales medios de comunicación masivos y una parte importante del sistema judicial y legislativo. Éstos desempeñaron papeles fundamentales en la aplicación del golpe, al romper con los principios básicos de la Constitución de 1988, mostrando así su alineamiento con los intereses imperialistas.
Un golpe que proviene de una profunda y rastrera crisis del capitalismo en el mundo, que colocó nuevamente a América Latina en la agenda de ataques de los Estados Unidos, con el objetivo de apropiarse todavía más de nuestros bienes naturales y riquezas producidas por nuestro trabajo. Para conseguir esto último, no puede haber Soberanía ni Democracia. Observamos que otros países, especialmente China, han polarizado este proyecto, principalmente la disputa mundial de la economía.
Por lo tanto, creemos que este escenario caracteriza la apertura de un nuevo período histórico. Desde 2015, hemos perdido una serie de batallas en Brasil: el impeachment de la presidente Dilma Rousseff rompió con conceptos básicos de la Constitución de 1988, acelerando la venta de nuestro petróleo, la reinstalación de bases militares de Estados Unidos en nuestro territorio, reduciendo el presupuesto de la Salud, la Educación y la Asistencia Social, decretando el fin de la previsión social y una serie de derechos fundamentales de los trabajadores, por citar algunos ejemplos. Desde entonces, nuestras relaciones de trabajo en Brasil ya no son las mismas.
La pandemia del Covid-19 dejó más claro el profundo problema que ya veníamos enfrentando desde entonces. Habida cuenta de ese escenario de transformaciones impuesto para el conjunto de las fuerzas populares, visualizamos como un desafío y una necesidad profundizar la reflexión y preguntarse cuál es el camino correcto para hacer la revolución, especialmente en nuestro país.
En este período donde las condiciones de vida de la clase trabajadora han empeorado mucho, las banderas de lucha son muchas y siempre justas, pero percibimos que la capacidad de las fuerzas populares para movilizarse en las calles ha sido cada vez menor, lo que expresa un problema más profundo, un quiebre en el vínculo entre el pueblo y la izquierda, causado tanto por un error al no dar centralidad al trabajo de base, como por una estrategia política y organizativa qué se acostumbró a las apariciones esporádicas entre un evento y otro. Por otro lado, la fuerte derrota ideológica que hemos sufrido desde 1989, a partir de la caída del muro de Berlín y del fin de la Unión Soviética, es un fuerte condicionante.
Por lo tanto, es urgente que aprendamos de estos errores y que retomemos el trabajo de base de forma permanente y constante, organizando al pueblo en la solución de sus problemas concretos, descubriendo sus enemigos y aliados, para así retomar la representación de la clase trabajadora por la izquierda.
Nuestras acciones quieren desplegarse en dirección a dar verdadera razón a las batallas que vamos a enfrentar; de esta forma, sin dispersar nuestras fuerzas, queremos destacar a continuación algunos desafíos principales que observamos a partir de la experiencia brasileña.
- La reconstrucción de vínculos de confianza con el pueblo y la formación política de la militancia en los movimientos. Son desafíos que se relacionan con la raíz de los problemas que vislumbramos para el próximo periodo. Necesitamos contribuir con la construcción de un nuevo siglo de lucha de masas en Brasil y en el mundo. Sabemos que esto no se logra estando solos.
- El período defensivo que se abre, nos obliga, más que nunca, a priorizar el trabajo popular para acumular fuerzas en torno de un proyecto popular. Cómo jóvenes, creemos que el mayor acto de rebeldía de nuestra generación es mantener encendida la llama del socialismo en el seno de nuestra clase, dando prioridad a las iniciativas que nos permitan organizar y formar la juventud para la lucha.
- Para reconstruir vínculos con la clase trabajadora, es fundamental que estemos presentes en los territorios donde nuestros movimientos poseen trabajo, construyendo una fuerte raíz y referencia en esas localidades. De esta manera, debemos estar arraigados en el sentido más profundo de la palabra, esto es, echando raíces especialmente en las periferias de los grandes centros urbanos.
- Para eso, es necesario tener una comprensión amplia de las demandas concretas que afectan el día a día de nuestro pueblo, pues la confianza sólo es construida entre aquellos que se ven lado a lado, a partir de la práctica popular, en las batallas fundamentales y cotidianas. El discurso, por sí solo, no construye vínculo, sino con el trabajo de base permanente, a partir de los principios de la educación popular como un proceso de construcción de una política cotidiana, con el objetivo de comprender las demandas concretas, relacionarlas con un contexto más amplio y trazarnos un plan de lucha. Sólo así podremos construir las condiciones para cambiar la actual situación.
- En esa perspectiva y para la construcción del movimiento popular, la formación de educadores populares es urgente y debemos combinarla con la acción concreta, la reflexión sobre la práctica y la realidad a través de la formación política.
Si bien no es a partir de la formación política solamente que conseguiremos cambiar la realidad, sin ella tampoco es posible hacer transformaciones. La formación es parte del proceso necesario para elaborar y volver común una visión de mundo, además de calificar a los militantes para la lucha. La concepción de la cual partimos para construir la formación política, tiene por objetivo elaborar, en conjunto, una estrategia que eleve el nivel de conciencia de la clase trabajadora y la constituya sujeto de su propia historia.
Como herramienta de un proyecto, el levantamiento popular de la juventud se constituyó en un momento histórico de avance de las condiciones concretas de vida y lucha de la Juventud, y entendemos hoy, más que nunca, por más difícil que parezca, que nuestro papel en este momento debe ser demostrar los motivos por los cuales el capitalismo no nos permite vivir de forma digna y, por lo tanto, cuál es el nuevo mundo que queremos. Para eso, contamos con los buenos, viejos y también muy actuales principios de la educación popular.
Contamos con la experiencia acumulada por los compañeros jóvenes que luchan en el mundo, para seguir rumbo a un objetivo en común en nuestra lucha internacional.
Seamos pacientemente impacientes, cómo nos enseñó Paulo Freire. Es necesario no apresurarnos, queriendo la revolución para mañana. A la vez, no debemos acomodarnos, esperando un cambio que caerá del cielo. Tenemos mucho trabajo por delante. Aunque cada vez sea más difícil ver una salida, es nuestro deber tener esperanza, pero “esperanza del verbo esperanzar, porque hay personas que tienen esperanza del verbo esperar y, esperanza del verbo esperar, no es esperanza, es espera. Esperanzar es levantarse, esperanzar es ir atrás, esperanzar es construir, ¡esperanzar es no desistir! Esperanzar es llevar adelante, esperanzar es juntarse con otros para ser de otra forma…” (Paulo Freire).
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