Los idealistas de la Independencia

Miguel Hidalgo y Costilla I

EVERILDO GONZALEZ ALVAREZ

En el año, el 2010, todos los mexicanos recordamos cuando allá en ese glorioso año de 1810, dio inicio la gesta heroica, esa que años después llevó a los mexicanos a no ser más dependientes de la monarquía española. Sí, México llegó a ser independiente de la corona española, esto fue posible gracias a que hubo personas con ideales, idealistas que no les importó entregar su vida con tal de que su muerte sirviera para que los mexicanos pudieran ser libres. Un grupo de idealistas consideró que ya era tiempo de que los españoles dejaran este país, que ya era tiempo de que, siendo libres, los mexicanos pudieran tener mejores condiciones de vida.

Dos personas, dedicados al culto religioso optaron por poner en práctica sus ideales, dejaron la sotana y empuñaron las armas y enfrentaron a quienes, desde Hernán Cortés hasta esa fecha habían humillado, maltratado y esclavizado a los mexicanos. Sí, dos personas valientes, decididos dejaron los templos y seguidos por quienes tuvieron voluntad para ir en pos de un ideal, iniciaron, primero el Párroco Hidalgo y meses más tarde el cura Morelos, esa gesta heroica que varios años después y ya muertos ambos, culminó la guerra con la declaratoria de independencia. Claro que me enfocaré a esos dos idealistas, pero debemos tener en cuenta que con ellos, empuñaron las armas otros grandes hombres como Matamoros, Vicente Guerrero, Ignacio Allende, Aldama, Abasolo y aun cuando no empuñó las armas no se puede dejar de mencionar a Josefa Ortiz de Domínguez y más que la historia los tiene en el olvido.

Primero, como corresponde, me abocaré a que, estimado lector, conozcamos algo de la vida del llamado Padre de La Patria, de Miguel Hidalgo y Costilla, de ese hombre que era de mediana estatura, de color moreno, ojos verdes vivos, y que cuando inició la gesta heroica frisaba ya los cincuenta años y era activo pero ya no pronto en sus movimientos, de pocas palabras en el trato común, pero animado en la argumentación a estilo de colegio cuando entraba en alguna disputa, y, que como traje, usaba el que en aquellos tiempos era lo usual en los sacerdotes.

El señor don Cristóbal Hidalgo llegó a la hacienda de Corralejo, procedente de Tejupilco intendencia de México, en los primeros meses de 1743, esto para hacerse cargo de la administración de dicha hacienda. Era él un hombre soltero y ya en edad madura para casarse. Un día pasó de visita a un rancho llamado San Vicente el que administraba el señor Antonio Gallaga que tenía dos bonitas hijas y una sobrina huérfana. Después de una breve presentación y de la charla de rigor fue invitado a comer. Vestida con un refajo-  falda corta y veluda, por lo común de paño, que usaban las mujeres sobre las enaguas-, y el negro y sedoso cabello suelto, servía las viandas la sobrina que era una muchacha hermosa, esbelta de color rosado, facciones simpáticas, de una rara belleza tan suave como el clima de su tierra, los torneados brazos, visibles al servir  ella los platillos, la sencillez del traje que permitían adivinar la voluptuosidad de las formas de su bien torneado cuerpo y la mirada de sus castos ojos , desviaron la pretensión de don Cristóbal y se apasionó de aquella linda muchacha llamada Ana María Gallaga . Poco después de la comida y la charla de sobremesa, don Cristóbal se despidió para regresar a su hacienda y al hacerlo de la hermosa joven, le dejó una moneda en su mano. Cuando don Antonio Gallaga regresó después de haber acompañado al visitante, la joven le mostró la moneda que le había regalado, y don Antonio le dijo “guárdala y espera las resultas “. Meses después, el corazón de un hombre y el de una sencilla mujer se unieron en matrimonio. El 8 de mayo de 1753 la hermosa mujer trajo al mundo a un niño a quien pusieron por nombre Miguel de ojos grandes y verdes y de una vasta frente. De ese matrimonio los enamorados tuvieron otros tres hijos.

El primer dolor que sufrió el niño Miguel Hidalgo y Costilla, fue cuando su madre Ana María Gallaga fallece en 1762, cuando él contaba con nueve años, quedando con sus otros tres hermanos huérfano de madre. Ya próximo su padre a contraer nuevas nupcias con doña Jerónima Ramos, su padre Dn. Cristóbal hizo que los cuatro hermanos fuesen a vivir con su tío abuelo, el bachiller don José Manuel Villaseñor quien era el cura en Coeneo de este nuestro Michoacán y que era hermano de Joaquina Villaseñor Gallaga, abuela de los cuatro hermanos.

 El bachiller se encargó de educar a los cuatro hermanos y envió primero a la ciudad de Valladolid- hoy Morelia-, a Joaquín y después a Miguel quien entró a la edad de doce años al real y primitivo Colegio de San Nicolás Obispo y en 1765 inició su bachillerato teniendo como catedrático, nada menos que a Francisco Xavier Clavijero quien entre otras cosas fue autor de la primera historia de México. Un tiempo después, Hidalgo dejó el Colegio de San Nicolás – ahí le llamaron EL ZORRO-, abandonó Valladolid y se fue a la ciudad de Los Palacios, México en donde a la edad de 20 años, en 1773 se recibió de bachiller en Filosofía y Teología. De México, regresa a Valladolid y a partir de 1785 pasa a ser catedrático de prima de Sagrada Teología. Un tiempo después es nombrado Rector del Colegio de San Nicolás y aquí fue su discípulo otro gran idealista de la Independencia, José María Morelos y Pavón. Las ideas renovadoras de Hidalgo lo llevaron a que tan solo un mes después de hacerse cargo de la rectoría, fuera acusado de herejía por la Santa Inquisición y tuvo que dejar el cargo aun cuando por sus conocimientos era irremplazable.

Al dejar la rectoría, el 24 de Marzo de 1782, fue enviado al curato de Colima y dejó en Valladolid a su gran amor, a Manuela Ramos Pichardo con quien tenía dos hijos: Agustín y Mariano Poco menos de diez años después, el 23 de Enero de 1793 tomó posesión de su nuevo curato- ahora se estila más llamarle parroquia-, en San Felipe Torresmochas , ahí permaneció hasta el 14 de Enero de 1800 en que fue suspendido por la acusación que pesaba sobre él, la de herejía, lo que lo llevó a la capital a defenderse de las acusaciones y logró demostrar su inocencia y entonces, a la edad de 50 años en 1803, fue nombrado cura del pueblo de Dolores Gto.  Se dice que aquí los ingresos al curato oscilaban en los 9 mil pesos anuales que era una muy considerable cantidad y con esto pudo establecer talleres de alfarería y curtiduría; inició la cría de abejas y de gusanos de seda, plantó viñedos y bueno, pues convirtió el curato y una región del pueblo en un importante centro de trabajo.

Compilación México a través de los siglos de Vicente Riva Palacio y de HIDALGO de Juan N. Chavarri

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