Dicen y escriben los que tienen todo derecho a escribir y decir porque son los estudiosos del mundo, que hace unos setenta y cinco millones de años se levantó un espinazo montañoso en la cintura de nuestro territorio nacional. En esos tiempos aún había mares u océanos en lo que hoy es San Luis Potosí, Querétaro, Jalisco, Puebla y parte norte de Veracruz.
En ese espinazo, o Eje Neovolcánico Transversal, nacieron los volcanes de Colima en el poniente del territorio nacional; el Jorullo y el Parícutin, michoacanos (que no son tan viejos); la Sierra de Puruagua, entre Michoacán y Guanajuato; el Nevado de Toluca, Tzinantécatl o Sierra de Calimaya en el Edomex; el Malintzin (hierba) Iztaccíhuatl y Popocatépetl, en la confluencia de los estados de Tlaxcala, Puebla y CDMX; para terminar en el Citlaltépetl o Pico de Orizaba (cerro o montaña de la estrella) entre Puebla y Veracruz.
Realmente, en Colima existieron tres volcanes de los cuales El Cántaro fue declarado oficialmente desaparecido. El Zapotlatépetl o Nevado de Colima y el Volcán de Fuego son los existentes. Renglón aparte debe saberse que el Volcán de Fuego es el de mayor peligro en México por su intensa actividad.
Es bueno saber que el Nevado de Toluca es un ícono de la ciudad de Toluca. Desde la antigüedad fue un lugar de ceremonias rituales para los matlazincas y se conoció como “montaña sagrada”. El nombre original se desconoce, aunque muchos le llaman chicnahuitécatl, o montaña de 9 picos. El más común es Xinantécatl que traducen como “hombre desnudo, aunque no falta quien le llame montaña del murciélago.
La mayoría de los mexicanos llaman “mujer dormida, de nieve, blanca o de sal al Ixtaccíhuatl; y espejo humeante o viejo humeante, al Popocatépetl.
En cuanto al Citlaltépetl (monte de la estrella) dicen que en la época prehispánica fue nombrado Poyautécatl, que significa el que está donde adelgaza la neblina. Es posible que el nombre náhuatl actual haya sido inventado por un hispanohablante que tenía conocimientos sobre la lengua, pero que no conocía el nombre local.
Lo mejor de todo entre que es y no es, o son y no son, es que los estudiosos determinaron que este macizo central o Eje Volcánico Transversal es un almacén inmenso de riquezas acuíferas, vegetales, animales, minerales y de muchos otros tipos o naturaleza.
Hablar de sus riquezas es el cuento de nunca acabar, mejor decir que las acuíferas son las más abundantes y conspicuas, sean naturales o de las denominadas sulfhídricas. En la vertiente norte del Eje destacan el río Lerma (agua natural) y los manantiales de Puruagua y Puruagüita (los dos últimos termales). La vertiente sur es con mucho más pródiga pues aparecen todas las corrientes que en Michoacán, Edomex y Guerrero originan al Gran Río de las Balsas. Es conveniente recordar que el Tepalcatepec, afluente de Las Balsas, nace en la Sierra Madre del Sur.
En cuanto a las aguas termales, para empezar, hay que decir que son innumerables, aunque destacan los de Puruagua y Puruagüita en Guanajuato; Los Azufres (explotación actual de la Comisión Federal de Electricidad), San José Purúa, Varelas, El Aguacate, Agua Amarilla, Agua Blanca, El Tular (ya desaparecido), El Cajón del Río y Puruándiro en Michoacán.
Entre las incontables fuentes termales michoacanas me referiré solamente a las dos que nacieron como balnearios a la fama internacional en el sexenio del General Lázaro Cárdenas del Río.
En ese sexenio, aparecieron el General Dámaso Cárdenas del Río y el General Vázquez del Mercado, como dueños de los balnearios; el primero a San José Purúa y el segundo a Agua Blanca.
Purúa, por desgracia está casi desaparecida envuelta en innumerables problemas político – administrativos. Como quien dice, si no la rescatan llegará al inframundo nacional.
Agua Blanca está vivito y coleando, merced a la familia Bohn (Tom, ya fallecido, Anita y Daniel, y las hijas de Anita) ahora respira como gran destino de ecoturismo no sólo de Michoacán sino de todo México donde en conjunto con la maravilla de las aguas termales, cada vez más los turistas se reconecten con la naturaleza. En palabras de la familia mexicano-suiza que administra el hotel, éste busca posicionarse como centro de conciencia ambiental, donde se lleven a cabo conferencias, talleres y convenciones sobre desarrollo sustentable.
Renglón aparte de este futuro promisorio de Agua Blanca quiero comentar un curioso episodio de su vida en manos de Vázquez del Mercado, en el que intervinieron varios elementos de gran relevancia: Diego Rivera, nuestro excelso genio de la pintura nacional; This Week, revista gráfica internacional, posiblemente desaparecida; y Matilde Poulat, reconocida repujadora en metales (El repujado en metales se limita principalmente al trabajo de materiales blandos como aluminio, latón, bronce, estaño, oro o plata).
La mencionada revista hizo un concurso nacional en México para determinar los dos hoteles que más típicamente daban a conocer a México. Los ganadores fueron el Hotel Virrey de Mendoza en Morelia; y el Hotel Balneario Agua Blanca, en Jungapeo. Los premios fueron sendos trabajos de orfebrería diseñados por las manos de Diego Rivera y repujados por Matilde Poulat.
Alguna vez vi el del Hotel Virrey de Mendoza, guardado, casi escondido en una de sus oficinas. Por desgracia, me tocó estar hospedado en Agua Blanca cuando robaron el suyo. El viejo Vázquez del Mercado nunca hizo algo por rescatarlo.