Un movimiento joven que presenta un modelo económico con futuro
Adela Suñer
Movimiento Economía del Bien Común, Cataluña, España
La economía del bien común, propuesta por Christian Felber, se presenta a sí misma con este eslogan: un modelo económico con futuro. Veamos qué nos quiere decir.
– Un modelo económico: significa una propuesta completa, en el sentido de que está pensada implicando a todos los agentes de la actividad económica. Además de implicar a todos los agentes, tiene en cuenta los principales componentes de la actividad económica: cómo debe ser la financiación, los tipos de bienes y servicios según su función social, el valor de la naturaleza, qué tipos de propiedad, recomendaciones sobre el trabajo, sobre el comercio internacional…
– Un modelo con futuro: la palabra futuro suele tener un cariz positivo, de esperanza, aludiendo a novedades y mejoras que permiten proyectar deseos y hacer planes. Hay un futuro cuando hay alternativas, cuando hay capacidad de acción. La EBC se presenta como una propuesta de futuro y como un futuro posible.
La EBC recién cumple 12 años en 2022 con presencia en más de 30 países. Es un movimiento joven, que surge de observar la economía de la crisis financiera e inmobiliaria de 2008, siguiendo su evolución desde entonces la economía europea ha pasado períodos de gran crecimiento y creación de riqueza, en los que se desarrolló el llamado estado del Bienestar. Muchas veces las demandas sociales no encontraban la contrapartida adecuada y se conseguían con un aumento de la deuda; pero aun así, en países como España que tardaron más en desarrollarse en relación a sus vecinos, creció la economía y el estado del Bienestar hasta la crisis financiera, con unos niveles de deuda pública alrededor del 50% del PIB. Esa crisis financiera comportó el mayor traspaso de deuda pública de la historia del país; en el rescate bancario los impuestos de la ciudadanía financiaron la recuperación de la banca. Desde entonces, la recesión económica en un grado u otro ha sido la compañera de camino de la población, con un incremento de las desigualdades que está llegando a su grado máximo con la pandemia.
Estas desigualdades se producen y se agravan por el mal uso de los elementos que forman la economía:
• un uso del poder económico que aumenta la desigualdad social y dificulta la democracia;
• un uso del dinero que tiende al colapso y a la formación de burbujas y una concepción del dinero como una finalidad y no como un medio;
• una explotación de los recursos del planeta totalmente desproporcionada.
La EBC nos ofrece salidas a los problemas actuales y lo hace buscando el bien común, es decir el de la mayoría. Sus propuestas crean actividad económica y riqueza con el mayor alcance posible. Parte del principio de que la justicia social y la solidaridad crean economía y por tanto riqueza. Creemos que la economía necesita de la solidaridad para existir.
Acerquémonos a algunas de las propuestas de la EBC para conocerla mejor. Frente al uso del poder económico que aumenta la desigualdad social, propone poner límites para corregir y evitar los excesos. Y propone una manera concreta de verificar el cumplimiento: hacer el Balance del bien común obligatorio. El Balance del bien común hace transparente la gestión de una entidad y mide su contribución al bien común. Frente al uso del dinero que tiende al colapso y a la formación de burbujas, nos propone una completa reforma del sistema monetario, que empieza por recuperar la función del dinero y revisa los mecanismos de su creación y puesta en circulación.
El dinero es un bien público de propiedad pública, aunque esté a disposición de entidades privadas. El sistema monetario y los mercados financieros son actividades económicas, y como tales en las constituciones se dice que deben estar orientadas al bien común. La EBC propone la existencia de Bancos centrales públicos que financien a los estados y tengan la exclusiva de la creación de dinero.
La sostenibilidad medioambiental es otro de los pilares de la propuesta de modelo económico del bien común. La EBC cuestiona el modelo de crecimiento económico y el uso de la naturaleza, que debería ser un recurso comunitario, y de esta manera trabaja dos fundamentos de la sostenibilidad.
Y frente a un uso del poder económico que dificulta la democracia, la EBC nos recuerda que para desarrollar una consciencia soberana debemos empezar por darnos cuenta de qué nos falta.
En una soberanía real la gente escoge a sus representantes (democracia representativa, la nuestra) pero también puede revocarlos y proponer leyes a votación (democracia directa), e incluso puede dirigir los principales servicios públicos (democracia participativa).
La EBC pide a los municipios que creen asambleas democráticas de ciudadanos, es decir, tiene prevista la prueba de esta democracia participativa a un primer nivel, el del municipio.
Si fuésemos capaces de dotarnos de asambleas democráticas, la EBC les reserva funciones tan fundamentales como la gestión de bienes públicos, la gestión de presupuestos municipales participativos y la organización de una banca democrática, entre otros. La EBC toma en cuenta a los ciudadanos y ciudadanas como individuos soberanos y libres, capaces de implicarse en la comunidad.
La EBC nos dibuja un modelo económico y social que nos tiene en cuenta como ciudadanos, trabajadores, consumidores y en todos los casos como miembros de comunidades.
Quiere desarrollar la sociedad civil mediante lo que llama las comunidades del bien común. Si solamente hay individuos que tan sólo son votantes para el estado y consumidores para el mercado, los ciudadanos están completamente “des-empoderados”. Se propone que coexistan los tres polos: el mercado y sus entidades (empresas), el estado y sus instituciones (alcaldías, gobiernos regionales, ministerios y entes autónomos…), y la sociedad civil con sus instituciones que son las comunidades: primero de la familia, por encima la comunidad vecinal, después el barrio, la comarca, etc. Aprendemos a ejercitar la democracia recuperando nuestro papel como ciudadanos y ciudadanas, dotando de instituciones a la sociedad civil.
Una sociedad del bien común requiere una separación de poderes más real y avanzada que la de hoy. Las piedras del edificio de la democracia son la voluntad de libertad de los ciudadanos, derechos de participación efectivos, una economía ética, límites de crecimiento para las empresas, medios independientes, formación política y en comunicación respetuosa; en el caso actual, la democracia puramente representativa es como una especie de edificio construido sobre la arena.
Queremos finalizar con palabras que susciten esperanza. Hay esperanza cuando hay futuro; hay futuro cuando hay alternativas, y la EBC quiere ser una. Como ha afirmado recientemente Christian Felber, el fundador e incansable animador del movimiento: “la economía después de la pandemia debe ser una economía del bien común”.
Con una visión de la EBC podríamos decir que “¡Lo tenemos todo!” (de momento potencialmente): necesitamos valores y principios -ya los tenemos en nuestras constituciones y forman parte de nuestra tradición ética-; necesitamos volver a crear riqueza sin explotación del trabajo y sin el abuso extractivista de la naturaleza. Debemos repensar muchos modelos de negocio en términos de aportación al bien común. La economía del bien común analiza un negocio y lo transforma para que aporte al bien común: tal vez alguno de los grandes puede dar origen a franquicias, se pueden crear nuevos puestos de trabajo… cambiar la óptica al bien común aporta un abanico mucho más amplio de soluciones.
Nos hemos acercado a una nueva manera de hacer economía. No sabemos si llegará para conseguir una masa crítica o porque unos pocos muy influyentes cambien su corazón, pero ¡hay camino!
Tener un horizonte es tener hacia dónde mirar, y eso es fuente de esperanza.
Agenda Latinoamericana Mundial 2022