Las sucesiones testamentarias y el nombramiento de albaceas, hace ya tres siglos, nos permiten aproximarnos a cómo fueron conformándose familias y propiedades de lo que hoy es nuestra ciudad.
Este es el caso de la hacienda de San José y de Chaparaco, limítrofes la una de la otra, y que fueran propiedad de la señora María Dolores Esqueda y de don José Calleja, respectivamente, ya en los tiempos del reparto.
A finales del siglo XVIII se puede inferir lo preciado de las tierras altas del valle de Zamora, dado que las tierras bajas permanecían entarquinadas la mayor parte del año. Los testimonios gráficos de hasta bien entrado el siglo XX nos muestran miles de hectáreas anegadas.
Pero vayamos al testamento que otorga el sacerdote Diego Ximenez a favor de sus sobrinas María Josefa y Antonia Gertrudis, en el cual nombra como albacea a don Diego Berduzco.
“Testamento que otorgó el bachiller Diego Ximenez, clérigo presbítero domiciliario del Obispado de Michoacán, originario y vecino que fue de la Villa de Zamora, en el que se nombró como su albacea a Diego Berduzco, vecino del pueblo de Xacona y dueño de la hacienda San José, así mismo instituyó como sus únicas herederas a sus sobrinas María Josefa y Antonia Gertrudis.
Se presentan los recibos comprobatorios del cumplimiento de las disposiciones de la testamentaria del Bachiller Ximenez. Así mismo los testimonios de dos poderes otorgados por Diego Berduzco, el primero a favor de Andrés Cordero de Torres, vecino republicano y del comercio de Valladolid quien lo sustituye en la persona de Nicolás Baquero, procurador de número de la curía eclesiástica de Valladolid y el segundo a favor de Diego Nicolás Correa, concedidos para que entiendan en los negocios y asuntos de la testamentaria del Bachiller Ximenez. Así como la presentación en grado de visita de la misma testamentaria hecha por el apoderado Diego Nicolás Correa” (Archivo del Obispado de Michoacán. Los testamentos del Obispado de Michoacán, 1775-1779; caja 1220, Exp. 403. 5 Fojas. 322 Villa de Zamora. 18 de Abril de 1786).
Cabe hacer el comentario que, desde inicios del siglo XX, peones de las haciendas del entorno zamorano se organizan para recuperar las tierras comunales que les habían sido expropiadas por los hacendados, sobresaliendo en este hecho don Miguel Regalado, lucha que lo llevará a convertirse en mártir del movimiento agrarista.
Los nombres de quienes se organizan para el reclamo y reparto de tierras, están quedando en el olvido. Creo justo recordarlos: Don Vicente de P. Cano; Francisco Aguilar; Lauro Sandoval; Luis Granados; Ramón Hurtado; Ramón León y Ramón Ascencio, quienes formaron el Club Liberal de Obreros “Melchor Ocampo”.
Y posteriormente Matías Neri; Luis Vega; Rafael Estrada; Cayetano Valadés; Vicente y J. Refugio Villa; J. Jesús Aguiñiga; Maximino Ibarra, Ramón Vázquez y J. Jesus Comparán, quienes verán y gozarán del reparto ejidal en nuestra ciudad.
