Declaración de Su Eminencia el Cardenal Pietro Parolin en la Reunión de Alto Nivel de la ONU

En el 30º aniversario de la adopción de la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a Minorías Nacionales o Étnicas, Religiosas y Lingüísticas.

 (ZENIT Noticias / Nueva York).- El 21 de septiembre de 2022, el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, hizo una declaración en la Reunión de Alto Nivel de la ONU para conmemorar el 30º aniversario de la adopción de la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas. En el marco de la conmemoración del 30º aniversario de la Declaración, se ha convocado esta Reunión de Alto Nivel para evaluar las limitaciones y los logros, compartir ejemplos de buenas prácticas y establecer las prioridades futuras.

La declaración fue pronunciada por Monseñor Joseph Grech, funcionario de la Secretaría de Estado.

En su declaración, el cardenal Parolin afirmó que los términos «minoría» y «mayoría» son etiquetas descriptivas, y su uso no debe erosionar el principio de que todos son iguales en dignidad y, por tanto, tienen los mismos derechos. También señaló con gran preocupación que los cristianos siguen siendo el grupo más perseguido del mundo. Se estima que 360 millones de cristianos en 76 países se enfrentan a la discriminación, la violencia y la persecución, mientras que otras minorías religiosas sufren un trato similar.

El cardenal Parolin concluyó afirmando que la protección y promoción de los derechos humanos fundamentales de las personas pertenecientes a minorías nacionales, étnicas, religiosas y lingüísticas debe basarse en el diálogo, la cooperación mutua y la comprensión recíproca.

El texto de la declaración es el siguiente:

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Declaración de Su Eminencia el Cardenal Pietro Parolin

en la Reunión de Alto Nivel de la ONU para conmemorar el

30º aniversario de la adopción de la

Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a

Minorías Nacionales o Étnicas, Religiosas y Lingüísticas

Nueva York, 21 de septiembre de 2022

Señor Presidente,

La Santa Sede se complace en participar en esta Reunión de Alto Nivel que conmemora el 30º aniversario de la adopción de la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas.

Al utilizar los términos «minoría» y «mayoría», debemos recordar que estas etiquetas descriptivas no deben erosionar el principio en el que se basan los derechos humanos y las libertades fundamentales: todos son iguales en dignidad y, por tanto, tienen los mismos derechos. Por tanto, es crucial «rechazar el uso discriminatorio del término ‘minorías’, que engendra sentimientos de aislamiento e inferioridad». Al mismo tiempo, la postura contraria de promover la asimilación corre el riesgo de borrar las características y los valores nacionales, étnicos, religiosos y lingüísticos únicos, «desdibujando lo que es distintivo de los orígenes y antecedentes y convirtiendo [a las personas] en una nueva línea de bienes maleables».

En todo el mundo, las minorías nacionales, étnicas, religiosas y lingüísticas comparten la aspiración de afirmar su identidad y vivir en paz con los demás. Por lo tanto, su protección no puede lograrse sin respetar ciertos principios clave, a saber, la protección de la existencia, la no exclusión, la no discriminación y la no asimilación, de modo que la integración no se convierta en asimilación.

En cuanto a las minorías religiosas, la Santa Sede observa con gran preocupación que los cristianos siguen siendo el grupo más perseguido del mundo, y no sólo en los países donde son un grupo minoritario. Se estima que alrededor de 360 millones de cristianos en 76 países sufren discriminación, violencia y persecución a causa de su fe. Ni que decir tiene que otras minorías religiosas sufren un trato similar. Se trata de una clara violación del derecho fundamental a la libertad de pensamiento, conciencia y religión. Esto también amenaza los derechos relacionados, como el derecho a practicar la religión en público y en privado, tanto individual como colectivamente; el derecho a poseer, construir, mantener y utilizar edificios y propiedades religiosas; el derecho de las iglesias y comunidades religiosas a organizarse según sus propias estructuras institucionales; y el derecho a formar, elegir y nombrar a su propio clero.

Señor Presidente,

La protección y promoción de los derechos humanos fundamentales de las personas pertenecientes a minorías nacionales, étnicas, religiosas y lingüísticas debe basarse en la «adopción de una cultura del diálogo como camino; la cooperación mutua como código de conducta; la comprensión recíproca como método y norma» Identidad y diálogo no son polos irreconciliables. Nuestra propia identidad «se fortalece y enriquece como resultado del diálogo con aquellos que no son como nosotros. Tampoco se preserva nuestra auténtica identidad con un aislamiento empobrecido».

Gracias, señor Presidente.

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