Glonass, ojos y oídos de Rusia en América

El sistema de navegación satelital opera ya en Brasil y Nicaragua, y planea expandirse a Venezuela, Argentina y Paraguay

San José. – Con nombre de mujer, empotrada en un tupido bosque y con vista a una apacible laguna, un imperdible punto blanco con antenas parabólicas sobresale en una zona de intenso verde y de brillo lacustre en un apacible sector de Managua y alberga una posición crucial del expansionismo tecnológico de Rusia en América Latina y el Caribe. 

En la reserva natural Laguna de Nejapa, del suroeste de la capital nicaragüense, la marca blanca resalta a la estación terrena de posicionamiento global que Rusia inauguró en 2017 en Nicaragua como filial de Glonass, acrónimo en ruso del sistema mundial de navegación por satélite que opera bajo sospecha de ser pieza central del espionaje tecnológico de Moscú. 

Chaika, seudónimo de Valentina Tereshkova, astronauta rusa y que en 1963 se convirtió en la primera mujer que voló al espacio, emergió como la versión para Nicaragua de Glonass. 

Creado en 1976 y lanzado en 1982 por la entonces Unión Soviética, que desapareció en 1991, Glonass labora con 24 satélites y está adscrito al Ministerio de Defensa de Rusia. Ante los cuestionamientos, Moscú lo defendió como un instrumento pacífico de su cooperación tecnológica externa. 

Chaika encajó desde 2017 en un plan que permitió al presidente de Rusia, Vladimir Putin, desplegar bases similares en Brasil y avanzar con plataformas de Glonass en Paraguay, Venezuela y Argentina. Pese al desmentido de México, Rusia insistió la semana anterior en “la posible instalación” de una en México. 

“Chaika es un enclave militar de Rusia para el espionaje tecnológico y es otro pie que el oso ruso pone en América”, alegó el mayor nicaragüense en retiro, Roberto Samcam, experto en asuntos castrenses y de defensa y seguridad de Nicaragua y en el exilio en Costa Rica. 

“Chaika tiene dirigida una de sus antenas de señales radioelectrónicas hacia la embajada de Estados Unidos en Managua para escuchar y espirar. Es una osadía más de Putin en América. Nadie puede pensar que Chaika sea una estructura al servicio de las monjas de la divina caridad”, relató Samcam a EL UNIVERSAL. 

Basado en datos confidenciales, el mayor en retiro narró que a la base solo puede ingresar personal militar ruso y que ni siquiera en la vigilancia de su perímetro se permite presencia de nicaragüenses o de otras nacionalidades. La construcción y el montaje de Chaika estuvo a cargo de efectivos castrenses rusos.  

Glonass generó controversia en México luego de que la embajada de Rusia en la capital mexicana publicó el 5 de octubre anterior, en su cuenta de Facebook, que un acuerdo suscrito por los gobiernos de ambos países en septiembre de 2021 “prevé, entre otras cosas, la posible instalación de estaciones” de ese aparato tecnológico “en territorio mexicano”. 

“Sin embargo, esto sólo puede hacerse si ambas partes celebran un acuerdo complementario”, indicó. Moscú anunció el 5 de este mes que Putin firmó una ley que ratificó el convenio para explorar y usar el espacio ultraterrestre con fines pacíficos mediante la colaboración bilateral y el uso de equipo y tecnologías espaciales. 

“El acuerdo (de Rusia) con México y la posibilidad de instalar una estación terrestre de Glonass supone un avance que acerca geográficamente las provocaciones rusas a territorio estadounidense”, dijo la socióloga nicaragüense Elvira Cuadra, directora del (no estatal) Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM), de esta ciudad. 

 “Lo que se conoce es que este sistema ha sido utilizado principalmente para usos militares. En el caso de Nicaragua, recientemente un analista reveló que las estaciones terrestres ubicadas en ese país son manejadas directamente por los rusos”, relató Cuadra a este diario. 

“Las declaraciones contradictorias entre los gobiernos de México y Rusia luego de la firma del acuerdo de cooperación no dejan en claro si (México) va a facilitar su territorio para establecer una nueva estación de Glonass”, afirmó. 

“Evidentemente el acuerdo” de Rusia y México “supone un paso más en la abierta confrontación” que Moscú “sostiene” con Washington con “sus más recientes actos de provocación en América Latina, una zona que se ha considerado tradicionalmente como de influencia de los estadounidenses”, añadió. 

El canciller de México, Marcelo Ebrard, tuiteó el sábado pasado que, según lo que le reportó la (estatal) Agencia Espacial Mexicana, Glonass “no se instalará” en suelo mexicano y el trato con Rusia “no lo menciona ni lo incluye y no está previsto instalarlo en nuestro país”. 

En un comunicado, la cancillería mexicana recalcó ese día que el pacto “no contempla acciones relacionadas con el sistema Glonass ni existe previsión de que pudiera ser incluido en un futuro cercano”. 

El acuerdo fue rubricado por el mexicano Salvador Landeros, director de la Agencia, y el ruso Sergey Valentinovich Saveliev, vicedirector general de Roscosmos, corporación estatal espacial de Rusia que opera Glonass. 

¿Espionaje? 

El gobierno de Nicaragua negó que Chaika sea una base espía, argumentó que sus fines son los servicios sociales y científicos —meteorológicos, sísmicos o uso de suelos— y reveló que también se utiliza para combatir al narcotráfico y al crimen organizado en asocio con fuerzas armadas y policiales nicaragüenses. 

Samcam desmintió que haya sido usada en atacar al narcotráfico y a otras modalidades de la delincuencia organizada en Nicaragua, trillo aéreo, terrestre y marítimo del contrabando de drogas del sur de América a México y EU. 

Como receptor de una voluminosa asistencia militar rusa desde 2009, Nicaragua es el más importante aliado de Rusia en Centroamérica y, con Cuba y Venezuela, integra el trío eje de socios de Moscú en América Latina y el Caribe. 

La primera planta de Glonass fuera de Rusia fue abierta en 2013 en Brasil, donde ya hay cuatro. En junio de este año, Rusia acordó con Venezuela colocar una en suelo venezolano y la expansión regional incluye a Argentina y Paraguay. 

Chaika, ya famoso punto blanco insertado en área lacustre de intenso verde en Managua, fue la primera en Centroamérica. 

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