Existen múltiples definiciones del concepto barrio, aunque la definición que nos debe interesar es aquella que se marca acentuadamente en la tradición de las ciudades hispanoamericanas: y que podría quedar de la siguiente manera: más allá de la familia -no de la vivienda- como unidad referencial, están los vecinos que conforman la comunidad inmediata: el barrio, algo así como otro escalón en la secuencia de agrupaciones que constituye la sociedad y, al igual que ésta, el barrio es heterogéneo. Aunque también tiene mucha razón el maestro León Portilla cuando nos dice en aquel maravilloso texto que escribió en de Teotihuacan a los Aztecas que el barrio “Es una definición que se acerca más al concepto de grupo de personas de un clan que al concepto territorial de un verdadero barrio. Posiblemente la palabra barrio era usada por los cronistas –por ser españoles- simplemente como una de los equivalentes, en parte, al concepto del Calpulli, porque no tenían uno completamente equivalente, el de clan, basado en relaciones personales de parentesco por ascendencia común.
Así, en nuestra ciudad, en Zamora, el término “el barrio” siempre estuvo definido por el alcance de la comunidad, de sus interacciones y sus relatos. En nuestra ciudad el barrio fue la sede y la escala de las ambiciones y los proyectos colectivos, tanto en el ámbito económico, como en el social; pero también el barrio se convirtió en el último reducto de la utopía social ante el avance de una sociedad que parece encontrar su salida en el sálvese quien pueda de un individualismo cada día más acentuado.
La memoria colectiva zamorana aún recuerda el barrio de los curtidores; el barrio de los reboceros y otros barrios más que fueron, como ya lo dijimos antes, desapareciendo y dando paso a una ciudad a la que hoy tenemos que salvar de su proceso de extinción.
Zamora, como algunas otras ciudades de provincia, se caracterizaron durante el siglo XX, por el nombre de sus barrios que generalmente lo tomaban de la denominación de las tienditas que por ese rumbo existían y que eran famosas; o también por alguna construcción importante que por ahí hubiera.
Unos nombres eran curiosos, otros chistosos, unos más históricos y hasta había algunos un tanto tristes o tétricos, según fuera el caso.
“Mosqueteros” eran la confluencia de las calles Madero y Lerdo de Tejada y después por extensión se conoció el mercado de El Carmen, como de “Mosqueteros”.
“El Paso Preciso” era la esquina de Lerdo de Tejada y Pino Suárez; esquina esa, por la que todo cortejo fúnebre tenía que pasar, pues por ahí quedaba la entrada al panteón municipal, único en la ciudad en esa época.
“Los Naranjos”, era la entrada de lo que hoy es la carretera que va a Morelia, en el rumbo del actual monumento a Juárez.
“La Banqueta Alta”, estaba en la esquina de las calles de Juárez y 5 de Mayo, frente al molino de nixtamal “El Cairo”, en lo que actualmente es una gasolinera.
“El Teco”, era el barrio que tenía como centro el jardín del mismo nombre, en donde primero existió una pila y después un monumento a Morelos que hoy está en Ario de Santa Mónica.
“El Barrio del Seminario”, que también fue del Sagrado Corazón de Jesús, empezaba en la esquina de las calles de Morelos y Juárez, donde hoy está la secundaria Luís Padilla Nervo y el Templo Expiatorio Diocesano.
“Los Lotes”, era la actual calle de 5 de Mayo, donde hoy están el templo de San José, el Santuario de Guadalupe, el teatro Obrero y el edificio popularmente conocido como “El Titanic”.
“San Bernardo”, era la calle de Aquiles Serdán, pacífica y tranquila cien por ciento, desde Juárez hasta Corregidora; después se le conoció como la calle del Hospital Civil.
“El Elefante Blanco”, era la esquina de las calles de Guerrero y Pino Suárez.
“San Juan”, es el barrio de la calle de Corregidora oriente y calles circunvecinas. Ahí existe el templo dedicado a San Juan Bautista y una escuela anexa.
“El caballo de Troya”, en la esquina de las calles de Pino Suárez y Colón.
“La Cruz Verde”, esquina de Madero y Amado Nervo, donde estuvo la tienda “La Colonial” de don Guillermo Mendoza, después Banamex y ahora una tienda departamental. En dicho lugar existía una cruz de color verde, del cual el barrio tomaba su nombre.
“La Medallita”, es el barrio que está alrededor del templo de ese mismo nombre, en la Calzada Perfecto Méndez Garibay, hoy Calzada Zamora-Jacona. Es uno de los barrios relativamente más recientes; se formó cuando empezó a poblarse ese lugar, al amparo de la construcción de dicho templo.
“La Parra”, esquina de las calles Ocampo y Verduzco, muy cerca del templo de Los Dolores, así se llamaba ese barrio.
“El Barrio del Calvario”, iba de ese templo dedicado al Señor de la Salud hacia el oriente, hasta la vía del tren, llegando a la Casita Blanca, pasando por la huerta de naranjos de los señores García, hoy fraccionamiento Jardines de Jericó.
“El Caracol” es el barrio más céntrico de Zamora, está ubicado detrás de Catedral, por la calle Guerrero Oriente, desde la esquina con Hidalgo hasta llegar a 5 de Mayo. El nombre lo tomó por la forma curva que tiene su trazo.
“El Boliche”, era un barrio que se conoció por una huerta que tenía un juego llamado así y que en aquel tiempo llamó mucho la atención en la ciudad; estaba por la calle Pino Suárez sur, casi esquina con Corregidora, en lo que hoy es una privada.
Cada barrio se caracterizaba por la forma propia de ser de sus habitantes, por lo pintoresco del lugar y lo trabajador de sus gentes, además tenían sus propias festividades religiosas, según las cercanías de los templos.
En la actualidad, la mayor parte del nombre de esos barrios han desaparecido, al desaparecer las tiendas, detalles o construcciones que habían dado origen a su nombre, y que servían de punto de ubicación y hasta de reunión para los vecinos.