«Es totalmente inapropiado que el dinero de los contribuyentes se utilice para tolerar, alentar o realizar este tipo de procedimientos controvertidos en niños sanos», declaró el gobernador.
(ZENIT Noticias / Oklahoma).- El martes 4 de octubre el gobernador de Oklahoma, Kevind Stitt, firmó una ley que prohíbe financiar con dinero público procedimientos médicos conocidos como «terapias trans» para menores que dicen sentirse del sexo opuesto al que indica su condición natural-biológica. Esos tratamientos suelen incluir desde cirugías «de reasignación de género» pasando por bloqueadores de pubertad y hormonas.
El gobierno del estado afirmó que «Al promulgar esta ley hoy, estamos dando el primer paso para proteger a los niños de la cirugía y la terapia de reasignación de sexo permanente. Es totalmente inapropiado que el dinero de los contribuyentes se utilice para tolerar, alentar o realizar este tipo de procedimientos controvertidos en niños sanos».
Oklahoma no es el primer estado que manifiesta preocupación por ese tipo de terapias con menores de edad. De ahí que el gobernador esté pidiendo al Congreso la prohibición total y permanente de ese tipo de procedimientos en la próxima legislatura: «No podemos hacernos de la vista gorda ante lo que está sucediendo en nuestra nación».
En declaraciones a The Daily Signal el gobernador Stitt subrayó que «Nos ha llamado la atención que uno de nuestros hospitales universitarios está realizando una cirugía de reasignación de sexo irreversible y terapia hormonal en menores. Simplemente no creemos que eso sea correcto. Los menores deben ser protegidos. No permitimos que los menores beban alcohol. No permitimos que los menores hagan muchas cosas, y simplemente no creemos que las cirugías que cambian la vida de los menores tengan sentido».
Medios de comunicación locales y algunos nacionales han presentado la ley como contraria a la atención de jóvenes trans. Para Stitt el problema es «la castración de menores que aún no han alcanzado la madurez».
Según datos del gobernador, el 95% de la población de Oklahoma apoya la medida. Sólo la izquierda “piensa que eso es normal”.