Con Tiangong los chinos toman la delantera en la carrera espacial contemporánea con tecnología de punta, en menos de una década
Tiangong significa “palacio celestial” en mandarín, el nombre ideal para hacer realidad los sueños de los chinos de construir una fortaleza en el cielo de 70 toneladas, pero que se ha armado con la lúdica sutileza con la que se armaría un lego a ras de tierra. Una década tardó la gestación del proyecto modular de tercera generación que se valió de la experiencia de sus dos antecesores para construir un laboratorio espacial más ambicioso y que incluso podría desplazar a la Estación Espacial Internacional (ISS) en unos años al quedar rezagada tecnológicamente.
La última de las tres partes principales de la Estación Espacial Tiangong concluyó con éxito su acoplamiento, tras su reciente lanzamiento desde la base de Wenchang, en la isla de Hainan. El laboratorio Mengtian (“Soñando con el paraíso”), de alrededor de 20 toneladas de peso y 17 metros de extensión, será una de las piezas claves en investigación científica de Tiangong, donde ya trabajan tres astronautas y que ha sido ensamblada con su forma de “T” en tiempo record; la primera de sus piezas fue lanzada hace año y medio.
Tianhe (“Armonía celestial”) es el modulo central, al que hace cuatro meses se integró el laboratorio Wentian (“Búsqueda celestial”), donde se realizan diversos experimentos biológicos. Con el ensamblaje final de Mengtian, la estación ha concluido su fase de integración para mantenerse en el espacio durante los próximos 15 años, orbitando a unos 400 kilómetros de la Tierra.
Retos científicos
Una de las características de la estación es su versatilidad para utilizar tanto espacios interiores, como exteriores para la experimentación. El módulo central proporciona soporte y alojamiento para tres miembros de la tripulación. También concentra sistemas de navegación, así como de energía y propulsión. Esta última encuentra impulso a través de cuatro motores iónicos.
La energía eléctrica es producida por células fotovoltaicas que se activan con la captación de energía solar que almacenan para alimentar a la estación y hacerla trabajar incluso cuando se mueve hacia la sombra de la Tierra. Otra característica es su brazo robótico, que se puede alargar y funciona con siete ejes de movimiento. Puede desplazar módulos o movilizar vehículos a diferentes puertos de la estación.
Según información de la Agencia Espacial Tripulada de China (CMSA), el módulo del laboratorio Wentian mantiene ocho gabinetes experimentales para investigaciones sobre biología, ecología, medicina y biotecnología. Entre los más de mil experimentos planificados, el gabinete de biotecnología se enfoca en experimentos celulares que involucran células de huesos y músculos. Esto servirá para el tratamiento futuro de enfermedades en el espacio, incluida la pérdida ósea y los trasplantes de órganos, como corazón.
70 TONELADAS pesa la estación espacial que el país asiático armó en menos de año y medio.
Para realizar investigación botánica en mejores condiciones, el módulo puede controlar y proporcionar diferentes condiciones de luz, temperatura y composición de gases con parámetros adaptados a diferentes muestras experimentales y manipulados a través de control remoto.
Según Zhao Liping, diseñador jefe del Sistema de Aplicación Espacial Wentian de la Academia de Ciencias de China (CAS), el gabinete también está equipado con diferentes tipos de cámaras para tomar fotografías o videos y monitorear el crecimiento de las plantas y enviar datos automáticamente a la Tierra para el análisis inicial. Los taikonautas usarán cajas con guantes para recolectar las muestras y almacenarlas en refrigeradores a menos 80 grados centígrados para que las evidencias científicas puedan ser traídas a la Tierra para futuras investigaciones.
En el caso del laboratorio Mengtian, sus estudios se concentrarán en los mecanismos variables de crecimiento biológico, según diversas condiciones de microgravedad. Esta estación espacial también posee un módulo centrífugo para proporcionar entornos de simulación de gravedad variable para respaldar el estudio comparativo del mecanismo de resistencia e impacto en diferentes condiciones de gravedad.
China toma la delantera
A diferencia de la Estación Espacial Internacional (ISS), que existe gracias a un conglomerado de países y sus agencias espaciales, Tiangong es una estación independiente, una hazaña a la que ya han llegado varias misiones tripuladas y que indudablemente aumentará las tensiones geopolíticas, pues la capacidad de crear y mantener un dispositivo de este tipo en órbita es un reflejo del poder e influencia global que en este caso se concentra en una sola nación. Además, su determinación de realizar una serie de ambiciosos logros espaciales no se reduce a este magno proyecto.
Aunque el programa espacial de China comenzó a fines de la década de 1950, en realidad es reciente que la segunda economía más grande del mundo pudo presumir de grandes éxitos en materia espacial. En 2018 avanzó en el desarrollo de su sistema de navegación por satélite Beidou (el nombre chino para la constelación de la Osa Mayor), un rival del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) del gobierno estadounidense, hasta ofrecer servicios globales que cada vez cobran más fuerza. El próximo paso de China en el espacio es la exploración de asteroides cercanos y el lanzamiento de un sistema de defensa contra los más amenazantes.
Uno de los grandes logros en el espacio marcados por los chinos en los últimos años fue el lanzamiento de la sonda no tripulada Chang’e-4 en 2019, cuando China se convirtió en el primer país en alunizar en la cara oculta del astro. El vehículo Yutu 2, que actualmente continúa en funcionamiento, llegó a la Luna a bordo. El país asiático está desarrollando una nueva generación de naves tripuladas para apoyar la exploración china del espacio y el flujo constante que se avecinaría entre la Luna y nuestro planeta. En los próximos años la Agencia Espacial China planea enviar dos sondas lunares a las regiones polares del satélite, donde podría haber agua congelada. Uno de los principales objetivos de China en el espacio es establecer una base científica en la Luna antes de que acabe la década.
Muchos de los avances tecnológicos están orientados precisamente en llegar a la Luna para consolidar una presencia a largo plazo que podría respaldar empresas comerciales. Su paso es más lento, pero para algunos analistas, más seguro, pues el cronograma para que el programa lunar Artemisa de la NASA devuelva a los astronautas a la superficie lunar ya se retrasó al menos un par de años.
7mil PATENTES relacionadas con viajes espaciales ha presentado China en las últimas dos décadas.
Otra de las grandes ambiciones del país asiático es realizar una misión tripulada a Marte en diez años. En este sentido, el desarrollo de los cohetes Larga Marcha 5, han sido (y serán) clave para las ambiciones espaciales de China, pues se han utilizado sin contratiempos desde la entrega de módulos a la estación espacial hasta el lanzamiento de sondas a la Luna y Marte.
El desarrollo de tecnología espacial y la conquista de territorios más allá de las fronteras de la Tierra brindan ventajas de liderazgo global. Según especialistas, como Alanna Krolikowski, politóloga de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Missouri, en China se han entrelazado asertivamente los objetivos espaciales con el desarrollo económico, incluida la seguridad nacional y sus iniciativas públicas de ciencia y educación.
Los especialistas en política espacial han resaltado el papel de China al ser un país que se ha mantenido como un observador detallado de los aciertos de otros líderes en tecnología espacial para imitar programas, pero también para actuar de forma más agresiva en los últimos años y así asegurar el éxito de su tecnología; por ejemplo, emprendió la solicitud de patentes relacionadas con tecnologías espaciales, al mismo tiempo que se prepara para algunas de estas futuras misiones.
Según reportes de GreyB, una firma de investigación sobre el uso de patentes, entre enero de 2000 y junio de 2021, entidades chinas presentaron alrededor de siete mil patentes relacionadas con viajes espaciales, incluidos vehículos y equipos. El 90% de esas solicitudes de patentes se presentaron en los últimos cinco años y medio. El reporte de esta firma, destaca la rapidez con la que China espera desarrollar las tecnologías necesarias para vuelos espaciales más avanzados.
Especialistas del Instituto de Política Espacial Europea (ESPI) analizan especialmente cómo las patentes se ven como una forma de ayudar a definir y controlar los estándares para las tecnologías de próxima generación; éste es precisamente un objetivo para China en muchos sectores diferentes, desde las telecomunicaciones hasta la inteligencia artificial.
“Las patentes no sólo significan el nivel de innovación de un país relacionada con el espacio, sino también una estrategia bien pensada para proteger estas innovaciones y obtener una ventaja económica”, analiza un reporte del ESPI. Es así que un futuro cercano una gran cantidad de patentes en cosmonáutica serán propiedad de China, lo que significa que podría convertirse en un guardián del uso de la tecnología espacial tanto para los actores privados como para los gobiernos, lo que consolidaría su papel de superpotencia en la Tierra, pero comandando todo desde las estrellas.