El Lupus es crónico, complejo y difícil de diagnosticar. No existe ningún examen que por sí mismo pueda determinar si una persona presenta la enfermedad.
A los pacientes de lupus, la enfermedad popularizada hace años por la serie House y que puede tener una evolución muy grave, se les ha abierto una ventana de esperanza. Recientemente se ha aplicado por primera vez una terapia novedosa y prometedora basada en la tecnología CAR-T (siglas en inglés de receptor de influenza de linfocitos T quimérico ) que parece “resetear” el sistema inmune de quienes la padecen.
El lupus, un fallo sistémico del sistema inmunológico
Las enfermedades autoinmunes se deben a la confusión del sistema inmunológico, que toma componentes de nuestro cuerpo por extraños, y los intenta eliminar. Según la clasificación tradicional, pueden afectar a órganos específicos o ser sistemáticos. Entre las primeras destaca la diabetes tipo I, donde principalmente se destruyen las células β del páncreas productoras de insulina.
Por el contrario, el lupus eritematoso sistémico es una dolencia compleja y heterogénea , con manifestaciones dispares entre los enfermos. Muy frecuentemente afecta a la piel, las articulaciones y órganos internos como el riñón (produciendo una nefritis), el corazón (pericarditis) y los pulmones (pleuritis).
Además, los pacientes pueden presentar fotosensibilidad y desarrollar eritemas, enrojecimientos con inflamación. Estas reacciones cutáneas pueden aparecer en la cara y adoptar la forma característica de alas de mariposa. Otros síntomas son caída de pelo, fiebre, dolor articular, fatiga extrema, caída renal y mayor propensión a las infecciones. Factores como la dieta y el estado de la microbiota influyen en la progresión de la patología.
El lupus es mucho más frecuente en mujeres que en hombres, en una proporción abrumadora: de 9 a 1. Principalmente se manifiesta en la edad reproductiva, lo que apunta a factores hormonales en su desarrollo. Tiene una prevalencia de 0.1 por ciento, y el hecho de que sea más habitual en las razas negra y asiática que en la blanca indica la existencia de factores genéticos que predisponen a sufrirlo. Por todo ello se considera una enfermedad poligenética, es decir, en la que intervienen variaciones de diferentes genes.
Linfocitos en pie de guerra
En cuanto a su modus operandi, el lupus surge, como ya ha quedado señalado, por una pérdida del sistema inmunológico. En concreto, afecta a la producción de ciertas interleucinas –proteínas que se encargan de la señalización entre los glóbulos blancos y con otras células–, tales como los interferones tipo I y la interleucina 17.
Esto contribuye a la aparición o reactivación de dos importantes células defensivas: los linfocitos B y T autorreactivos, que atacan incorrectamente a las moléculas de nuestro organismo a través de los llamados autoanticuerpos y clones de linfocitos T autorreactivos, respectivamente.