La tasa de inflación para ese tipo de productos es más alta en estados como Chiapas, Oaxaca y Veracruz que el promedio nacional, de acuerdo con estadísticas del Inegi y el Coneval
La inflación anual en México llegó a 7.8% en noviembre, la cifra más baja en los últimos cinco meses, pero los precios de alimentos siguen con altas tasas de crecimiento en estados con elevados niveles de pobreza, indican datos del Inegi y el Coneval.
El mes pasado la inflación anual en alimentos, bebidas y tabaco en 19 entidades del país fue superior a la media nacional de 12.26%, mostraron estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Destacan estados con altos niveles de hogares de bajos recursos, como Chiapas, que padece una inflación en alimentos de 13.4% a tasa anual.
En esa entidad, la población en pobreza laboral, es decir, aquella cuyo nivel de ingreso no le permite cubrir el costo de la canasta básica alimentaria, llegó a 69.6% en el tercer trimestre del año, el nivel más alto del país, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En segundo lugar está Oaxaca, cuya tasa de pobreza laboral es de 62.5%, con alza anual en el precio de alimentos de 15.3%. Tanto en pobreza como en carestía alimenticia, la entidad es el tercer lugar a nivel nacional.
Le sigue en orden de importancia Veracruz, donde el ingreso de 54.7% de sus habitantes es insuficiente para adquirir una canasta básica, y tuvo en noviembre una inflación en alimentos de 13.6%.
Otros casos relevantes son los de Zacatecas, San Luis Potosí y Campeche, donde 47.8%, 43.3% y 42.7% de sus habitantes viven en pobreza laboral, respectivamente, y enfrentan una carestía de 14.0%, 13.1% y 16.9%.
El caso de Campeche llama la atención por haber tenido la mayor tasa de inflación en alimentos del país el mes pasado.
Cabe destacar que en todas estas entidades el nivel de pobreza laboral es superior a la media nacional, que pasó de 38.3% en el segundo trimestre de 2022 a 40.1% en el tercero, luego de tres periodos seguidos a la baja. Este incremento en el indicador se debió al encarecimiento de la canasta alimentaria.
Mayor impacto
“En sentido estricto, sí hay una correlación entre pobreza y carestía de alimentos. Generalmente hay una propensión mayor de consumo o de recursos del ingreso disponible destinado a este tipo de canasta en los estados y en comunidades más pobres, por lo que el impacto en los hogares de menores recursos se magnifica en este tipo de entidades federativas”, comentó James Salazar, subdirector de análisis económico de CI Banco.
En su opinión, el aumento en el precio de alimentos es un factor importante que impulsa la inflación general, sobre todo los procesados, cuya alza anual llegó a 14.1% en noviembre.
Además, las loncherías, fondas, torterías y taquerías observaron un aumento de 12.62%, mientras que los servicios de restaurante y similares se incrementaron 11.05%, segmentos que también están metiendo presión al rubro subyacente, que es la parte más dura y menos volátil de la inflación.
De hecho, el aumento en los precios de alimentos y bebidas representó 3.4 puntos porcentuales del incremento anual de 7.8% que reportó la inflación general el mes pasado.
Lo anterior confirma que la carestía en alimentos es uno de los principales impulsores de la inflación en el país, afectando la economía de las familias más pobres, afirmó Katia Guzmán, coordinadora de datos de México, ¿cómo vamos?
En su opinión, este es el riesgo de no tener una respuesta ante altas tasas de inflación.
“No es que el gobierno tenga que controlar los precios, como se ha intentado, primero con el Pacic —Paquete Contra la Inflación y la Carestía—, y después con el Apecic —Acuerdo de Apertura Contra la Inflación y la Carestía—, pero sí creemos que debería haber un plan de protección hacia las personas y familias más vulnerables, precisamente porque son los alimentos los que están incidiendo más en la inflación general”.
El colectivo México, ¿cómo vamos? lleva a cabo un seguimiento a los precios de los productos que se incluyeron en la canasta Profeco, la cual se buscó atender a través del Pacic y, en general, desde su implementación no se observa ningún tipo de efecto.
Panorama retador
“Hacia adelante es muy probable que veamos tasas de inflación más bajas, debido al efecto base de comparación, y adicionalmente hay una ralentización en la actividad económica. Por esos dos factores adicionales es de esperarse que las presiones en precios comiencen a ceder todavía más”, estimó James Salazar, de CI Banco.
Esto no significa que baje en forma continua, pero si la tendencia puede ser a la baja, el próximo año seguramente la inflación estará cerrando en 5%, tanto la general como la subyacente, agregó el especialista; estará fuera del objetivo del Banco de México, pero sí con una tendencia marcada hacia esa meta.
A su vez, Guzmán dijo que la inflación es un indicador que se deberá seguir, sobre todo por el impacto que tiene ya en materia de pobreza laboral, considerando el repunte que tuvo en el tercer trimestre del año.
Eso indica que, ahora sí, la inflación muestra una incidencia que parecía no tener en los últimos cuatro trimestres en el indicador del Coneval, agregó.