De la Redacción

Dimensión social y política del Evangelio

El vivir en sociedad lleva consigo un reclamo de compartir bienes y servicios cada uno con el otro, con los demás, en conformidad con el destino universal de los bienes individuales y comunitarios. Esto se llama justicia. Asimismo, incluye un interés por mantener y ampliar la unidad, la convivencia, la tolerancia, la fraternidad humana, el progreso común. Esto es la política, el interés por la ciudad,  por la política.

Estamos celebrando la Fiesta de Santa María de Guadalupe, madre espiritual de los que la reconocen como madre del Señor, hermano mayor en la fe. En conformidad con la historia de México y de acuerdo a la práctica religiosa muy mayoritaria del país, se ha considerado y se sigue considerando, de alguna forma,  a la Virgen de Guadalupe, como estandarte nacional.

De allí que, a la vez, quienes hagan propio el amor a la Guadalupana, están obligados, de una manera especial, a dar a los propios bienes materiales y humanos la proyección social que les es propia, los primeros, en pesos y centavos, y los segundos por el ejercicio de la mayor capacidad, física e intelectual, en servicio de los demás.  A la vez, pesa sobre ellos un deber especial en el cumplimiento de los deberes cívicos, como es el de votar de manera responsable a fin de tener gobernantes a la altura de la cultura propia, que cumplan con la función del bien común, o el de crear las condiciones aptas para que los individuos y grupos que constituyan una sociedad puedan desarrollar su capacidad de la mejor manera posible.

Desde el comienzo del mes de diciembre en curso, han venido teniendo lugar numerosas peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe, en el cerro del Tepeyac de la ciudad de México, a las que se le sumarán las millonarias del día de mañana, provenientes de devotos de todo el país. Potencial enorme, privilegiado, para avanzar en el campo de una religiosidad purificada, de la justicia social y de la democracia política, en la medida de la respuesta que todos los guadalupanos mexicanos vayan, vayamos, dando a las dichas dimensiones.

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NOTA DE LA REDACCIÓN

 

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