La Buena Nueva, vigente
La renovación del nacimiento histórico de Cristo en Belén, La Navidad, es, para el creyente, la Buena Nueva a los hombres de buena voluntad o Evangelio.
Tal novedad no se ha dado una sola vez para siempre para los vivientes al momento del nacimiento del Dios hecho niño, hombre, sino que se reaviva, se renueva, cada día para cada persona, para cada generación.
Porque sigue habiendo nuevos pobres en abundancia, ladrones, asesinos, explotadores, mentirosos, abusivos del poder, productores industriales de alimento, multinacionales, consumismo desenfrenado. Pero los de hoy no son ni los mismos ni en la misma proporción, ni del mismo tipo de los de las generaciones que partieron de la primera Navidad, ya que han ido aplicando las posibilidades de la Buena Nueva por el conocimiento de la dignidad de la persona humana por encima de razas, de color de la piel, de la cultura, de la situación social, de donde se desprende la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Libertad, la Igualdad, valores llamados a ejercerse cada día, por cada persona en la medida de sus posibilidades.
Analizando simplemente la historia de lo ocurrido en el mundo durante el siglo pasado, basta con referirnos a las dos guerras llamadas mundiales, continuando con la situación actual de la invasión de Rusia a la nación libre de Ucrania y la posesión de armas nucleares por las grandes potencias, podríamos pensar que no ha penetrado el mensaje permanente del Evangelio o no en la medida de lo esperado. Pese a lo anterior, son innegables las conquistas de la humanidad que parten de la primera Navidad y sigue en turno la nueva fuerza transformadora de la Navidad vigente, día tras día.