SILVIO MALDONADO BAUTISTA // El comité y el futbol en Jungapeo I

Organizada la ASOCIACIÓN PRO-JUNGAPEO, en enero de 1983, celebró su primera reunión del Consejo, el mismo mes. La iniciativa corrió a cargo de un grupo muy valioso, Nicandro Nateras, Dulce Armendáriz, Rocío Reyes, Thomas Behn, Verónica Nateras y Silvio Maldonado. Por ser 5 de enero, además de pensar y reprogramar las actividades de la Asociación, para el año nuevo, partimos una riquísima rosca acompañada de chocolate, con la seguridad de que en fecha próxima estaríamos compartiendo ricos tamales y atole, para no olvidar nuestras costumbres y tradiciones.

CRÓNICA: EL ÁREA DEPORTIVA

OBVIO, CUANDO SE ocultan, se ignoran, no se conocen los hechos o no se cuenta la verdad, se cometen injusticias aquí y allá, que terminan por afectar intereses de una o varias personas.

ES EL CASO que en nuestro municipio de Jungapeo, hasta 1987, nunca se tuvo un campo deportivo donde se practicara alguna disciplina que, además de retirar a niñez y juventud del no hacer nada, de la vagancia ergo, mantenerlos lejos de los vicios, les permitiera buen desarrollo físico y adecuado estado de salud.

PASÓ UN SINNÚMERO de presidentes municipales (época entre 1950 a 1980) que velaron por sus intereses personales y familiares. En aquel tiempo, la bandera municipal imperante fue la corrupción; entre los ediles se repitieron los apellidos Rojas, Coria, Hernández, Tirado, López que dominaron la alcaldía municipal. Y no se puede decir que la presidencia del municipio era pobre; además del presupuesto asignado por el gobierno del estado, recibía las recaudaciones de la entidad y los dineros que pagaban como impuestos los centros turísticos de Agua Blanca (feudo de Vázquez del Mercado) y del Hotel Balneario de San José Purúa (tronar de chicharrones de Dámaso Cárdenas y Henríquez Guzmán), balnearios ambos reconocidos ampliamente por el turismo nacional e internacional, entre los años cuarenta a ochenta.

A pesar de esos abundantes dineros, los jóvenes del pueblo nunca recibieron atención físico-deportiva; solamente podían acceder a las canchas de fútbol San José Purúa, y de basquetbol de la escuela primaria Francisco I. Madero. 

AL FINAL DE LA década de los setenta y principios de los ochenta se constituyó un grupo de la sociedad civil encabezado por José Bautista Nateras, en el cual formaban Juan Maya, Silvio Maldonado Nateras, Paula y Sergio Esquivel, Soledad viuda de Malagón, y muchos más: gente de Jungapeo que ansiaba mejorar su tierra natal. Este grupo al que apodaban “Los del Comité”, se encargaba de pequeñas obras pagadas por ellos mismos, como fueron tapas y mejoras de alcantarillas, rellenado de los desniveles a los lados de la carretera para facilitar el paso de los de a pie, caminitos de salida de la misma carretera en sus desviaciones para para algunas colonias, pintura de fachada de casas y banqueteado de algunas calles, puente sobre el arroyo de Tzúmbaro, entre otras que, por cierto, tenía un curioso letrero en una rústica placa armada con cemento y varillas; la tal leyenda rezaba:

“Este puente fue construido con los apoyos de los que cooperaron;

Ahora lo cruzan los que cooperaron y los que no cooperaron”.

JUSTAMENTE, FUE este grupo el que vislumbró la posibilidad de construir un campo deportivo en la cumbre de una parcela ejidal que contaba con buena dotación de agua corriente: el área en cuestión vista desde el mirador sur del pueblo, al término de la calle de Emiliano Zapata, lucía esplendorosa y atractiva; las obras, sólo de imaginarlas, parecían imposibles.

POR OTRA PARTE, lo plano y extenso del terreno tenía los elementos requeridos en un inmueble deportivo para una práctica más que completa; en principio suficiente agua para pensar en la construcción de una alberca; en los extremos oriente poniente de la planicie dos formaciones rocosas, que bien atacadas estructuralmente, facilitarían la inclusión de 2 graderíos cuando menos de 6 a 8 líneas de localidades o asientos para unas quinientas personas; espacio suficiente para incluir una o dos canchas de básquet bol; área periférica apta para considerar locales para venta de alimentos y bebidas; un promontorio o zona elevada, que ni mandada hacer para colocar la estatua de alguno de los héroes nacionales con raíces históricas en Jungapeo, por lo cual había un consenso generalizado para ubicar ahí en el promontorio a Ignacio o Ramón López Rayón, forjadores de acciones y documentos más que importantes en la concepción y materialización de la esencia de la patria mexicana. No, nunca pensamos si algún político actual merecería tal distinción.

LAS OBRAS DEL CAMPO deportivo se iniciaron con base en un plano que habían hecho los pasantes de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional…

LA SEÑORA SOLEDAD viuda de Malagón, asidua asistente del Comité, sencilla y emprendedora mujer, a pesar de su deplorable situación económica, fue siempre de las primeras en cooperar para cualquier iniciativa nacida en el grupo, y siempre en primer término. Doña Chole –de cariño-, tiempo ha fallecida, tenía los derechos de su marido el señor Leopoldo Malagón Duarte, sobre la parcela ejidal de aproximadamente cuatro hectáreas, ubicada en el Núcleo de El Aviadero, Ejido de Jungapeo.

Me tocó hablar con ella para proponerle la compra. Le expliqué la trascendencia e importancia del sueño deportivo. La propuesta significaba que cedería los derechos a nombre del Comité para el Desarrollo del Municipio de Jungapeo, pero SOLAMENTE LOS DEL ÁREA DEPORTIVA, conservando LOS MISMOS SOBRE EL RESTO DE LA PARCELA.

Doña Soledad aceptó el trato que habíamos concertado y en una reunión datada en 1983, a la que asistió la mayoría de Los del Comité, realizada en la explanada de la finca de los Maldonado, se hizo la transacción por la cantidad de $300,000.00 (trescientos mil pesos cero centavos), entregada a la tenedora de los derechos ejidales de la parcela.

Tal cantidad FUE PROPORCIONADA por la Coordinación de Apoyo Municipal del gobierno de Michoacán, por ese tiempo jefaturada por el Ing. J. Samuel Maldonado.

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SILVIO MALDONADO BATUISTA

Silvio Maldonado Bautista. Dr. en Medicina por el IPN. Novelista. Director emérito del CIIDIR (Poner el nombre completo). Radica en Morelia, Michoacán.

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