Tras los bloqueos carreteros y quema de vehículos en Zacatecas, ciudadanos exponen que la gente fue la única que los apoyó
Zacatecas.— “¡Quedamos en manos de los criminales por muchas horas!”, “¡las autoridades nos dejaron solos, en la indefensión y a la buena de Dios!”, “perdimos nuestro patrimonio, pero no tiene caso denunciar, tenemos miedo que nos identifiquen y haya represalias, preferimos nuestra vida y comenzar de cero”, son algunas de las frases que compartieron con EL UNIVERSAL varias de las personas que se vieron afectadas por los bloqueos que realizó el crimen organizado en diferentes puntos carreteros y casetas de Zacatecas, registrados durante la noche del domingo y la madrugada del lunes.
Alrededor de las 19:00 horas del domingo, se reportó un intento de motín y de fuga dentro del penal varonil de Cieneguillas, en la capital del estado.
A la par, grupos delictivos realizaron bloqueos e incendios de vehículos y casetas en las vías de acceso a la ciudad capital.
La situación de caos en las carreteras se prolongó durante varias horas. Esa noche, el secretario de Seguridad Pública estatal, Adolfo Marín, dijo que “personal militar y policial del estado fue desplegado para brindar atención y seguridad a los ciudadanos”; sin embargo, los afectados coinciden en que nunca llegaron las fuerzas de seguridad, pese a que se hicieron reportes de la situación.
“Es una burla que las autoridades digan que no pasó nada, sólo porque no hubo muertos. [Que pidan] que regresemos a la normalidad, cuando no saben que la gente que quedamos como rehenes en esos bloqueos perdimos la paz, la tranquilidad, seguimos en shock. La gente fue la que ayudó a los afectados, pero jamás la autoridad”, denunciaron los ciudadanos.
Cada quien se salvó
José (nombre ficticio) es comerciante. Viajaba en su camioneta con sus tres hijos menores de edad; habían terminado de vender en la comunidad de Chaparrosa, en Villa de Cos, y al regresar a Fresnillo, en el tramo de la carretera Bañón-Santiaguillo, vieron que hombres armados disparaban a los vehículos.
“Nos apuntaron, lógicamente importaba más la vida de mis hijos que mi troca. Nos bajaron con violencia y me dijeron que me fuera y que les dejara mi camioneta, porque la iban a tronar, pero me querían agarrar a uno de mis hijos; yo lo agarré fuerte y me los llevé corriendo como pudimos entre los matorrales. De pronto escuché una explosión, ya supe que esa era mi camioneta. Y, sí, ahí se quemó todo, toda mi mercancía, mi negocio, me quedé sin nada de patrimonio”, relata.
José solloza al relatar que sentía miedo e impotencia al ver a sus hijos llorar; verlos que en el camino quedaban con muchas heridas, por las espinas y las ramas, pero ellos seguían corriendo en la oscuridad para salvar sus vidas, porque seguían escuchando las balas.
“Duramos como cuatro horas caminando, unos siete kilómetros hasta Estación San José, donde un señor nos auxilió.
“Se hizo el reporte a las corporaciones, pero ninguna autoridad llegó, nos dijeron que no podían ir en ese momento, que iban a dejar que se mataran entre ellos. Nos les importamos nosotros, eso era decir que también les iban a permitir que nos mataran. Cada quien se salvó y salió de ahí por sus propios medios. Todo estaba a disposición del crimen, les dieron manga ancha para que hicieran con la gente lo que quisieran”, reprocha.
“La verdad no sabemos qué hacer, no tengo nada, porque es el trabajo de toda mi vida, porque vivimos del comercio. Es como comenzar otra vez, pero no podemos pedir justicia ni apoyo al gobierno, no nos van a dar nada, y ahorita quien gobierna Zacatecas es el crimen, esa es la terrible realidad”, lamenta José.
“No pude más, sentí mucho pánico”
Angie viajaba en su vehículo con su hija de un año de edad, iba llegando a la caseta de peaje en el municipio de Calera. Se disponía a pagar su boleto cuando vio a sujetos encapuchados, con armas largas y chalecos antibalas, que comenzaron a someter a las personas que cobraban y a bajar de los autos a la gente.
Relata que al ver que comenzaron a prender la caseta y los autos, la adrenalina la invadió y para poner a salvo a su hija, dio reversa a su carro. Incluso, al querer escapar pegó a otros vehículos, pero ninguno reclamó, lo que le importaba era huir, su objetivo era meterse al pueblo porque ahí tiene familiares.
Cuenta que comenzó a manejar en sentido contrario, a sabiendas de que podía encontrarse algún camión de carga, pitaba y echaba las luces, alertando que se regresaran. Al tratar de ingresar al pueblo entró en pánico, porque el camino estaba lleno de ponchallantas. Dice que el mayor miedo lo sintió cuando escuchó que tronaron los cuatro neumáticos y casi choca.
“Ahí me doblé, me solté a llorar, no pude más, sentí mucho pánico. Agarré a mi niña, la bajé del carro; me sentía sola y sentía que podían llegar los malos, pero a la par vi más vehículos ponchados, la gente me ayudó y logré comunicarme con mi familia de Calera”, narra Angie.
Señala que ella cruza esa caseta cada fin de semana, porque va a visitar a sus papás, pero esta vez no había patrullas, justo cuando se requería la presencia de la policía, mientras los criminales tomaban el control de la caseta, de las carreteras y de los vehículos de los ciudadanos.
Así como estos hay muchos relatos de pánico de los automovilistas y transportistas que transitaban entre las seis y siete de la tarde del domingo, cuando los grupos delictivos tomaron el control de los principales accesos carreteros a la capital de Zacatecas, así como a los municipios de Jerez, Fresnillo, Cuauhtémoc y Villa de Cos, entre otros.
La gente buena ayudó
Javier Torres menciona que, al tener un familiar varado, comenzó a establecer una red de apoyo a través de las redes sociales, para que pudieran auxiliarse unos a otros. Así, 12 personas lograron ponerse en contacto con él y fue la ciudadanía quien apoyó a muchos de los afectados, porque todos coincidían que nunca tuvieron apoyo de las autoridades locales, estatales ni federales.
Señala que lo único positivo que saca de esta situación es la empatía entre la ciudadanía, porque al establecer redes de apoyo, se logró hasta dar hospedaje a personas que eran de otras partes para que pudieran pasar la noche, ya que sus vehículos quedaron varados o siniestrados: “La gente buena fue quien auxilió a la afectada”.
A la fecha ninguna autoridad ha informado sobre el saldo de los daños en los bloqueos.