JESÚS ÁLVAREZ DEL TORO // Apuntes para una futura monografía de la literatura de Zamora

Rubén Hurtado Báez

         En lo personal, estoy sumamente interesado en hablar del trabajo literario de varios compañeros, pero para no hacerlo en forma desordenada, propongo dividirlos en tres grupos, cada uno con rasgos parecidos, en cuanto a periodización, formación, estilo, género que practican y en una opinión particular, las influencias que han recibido.  Por lo dicho, hoy hablaré de la generación adulta:

   I.- GENERACIÓN ADULTA. Donde ubicaría a los siguientes escritores: Francisco Elizalde García, Rubén Hurtado Báez, Isidro Juárez Rangel, Ernesto Moreno Leaños, Salvador Calderas Díaz, Fernando Herrera Bañuelos y Faustino Castro, colocados así, si se quiere arbitrariamente, pero por lo siguiente:

a) PERIODIZACIÓN. La mayoría de ellos nacidos entre las décadas del veinte y del treinta, por supuesto con excepciones. Por el hecho de ser contemporáneos ya existe un parecido, aquí recordamos la teoría de las generaciones del maestro José Gaos y las de nuestro buen amigo, el emigrante Germán Posadas.

b) FORMACIÓN. Los auténticos zamoranos fueron seminaristas, casi única oportunidad de formación en aquel entonces. Francisco Elizalde y Rubén Hurtado Báez, seminaristas diocesanos, alumnos de Alfonso y Gabriel Méndez Plancarte y de Luis Méndez Codina; Isidro Juárez Rangel, recibió clases de los mismos profesores en el colegio de los hermanos Tarsicios del Padre José Ochoa; Salvador Calderas Díaz, fraile; Fernando Herrera Bañuelos, universitario, prosista de buen sentido; Ernesto Moreno Leaños, aspirante salesiano, prosista de fino sentido humorístico, y nuestro compañero Faustino Castro, quien se encuentra en Zamora para despejar el mal humor del mexiquillo moderno y tranquilizar las neuronas de la histeria cosmopolita para escribir una novela, y doña Armida de la Vara, quien merece especial mención.

c) GÉNERO. Elizalde García, Hurtado Báez, Juárez Rangel y Calderas Díaz, practican la poesía. Herrera Bañuelos, Moreno Leaños y Castro, practican la prosa.

d) ESTILO. Elizalde García, Hurtado Báez, Juárez Rangel y Calderas Díaz, son poetas de un ritmo constante, que en partes de su obra manejan elementos tradicionales. Yo los ubicaría como neorrománticos y neomodernistas. La temática que manejan es: la naturaleza, el misticismo, el amor, y algo que los signa fundamentalmente: el regionalismo popular, que utilizan para cantar sucesos del terruño. Cabe hacer la aclaración que Elizalde “el mánager cultural” (según palabras del Dr. González y González) ha sido el poeta más representativo de esta generación, con una buena producción, distribuida en plaquetas, periódicos, discos, revistas y demás, admirando en él su cariño por Zamora, como quien dice pues, y con el respeto merecido, ajonjolí de todos los moles culturales en nuestra ciudad y en parte notable del Estado: defensor de la música purépecha, organizador de eventos culturales en homenaje a los zamoranos ilustres y en un centenar de actividades más.

   Entre los prosistas de esta generación sobresale Dn. Ernesto Moreno Leaños, originario del Distrito Federal, habitante de la perla tapatía y avecindado entre nosotros desde hace cerca de cuatro décadas. Entre los muchos milagros que se le cuelgan está el de ser fundador del insigne Club Cafeínico “Cantú Peña”, caricaturista del semanario Guía  desde la década de los cincuenta, creador de personajes ya importantes en la región, como Tristán, su esposa Josefina, el Dr. Lucas, personaje entre sabio, presbítero-santo y cura-enfermos físicos y morales; creador también del compañero Tarecua Mateo Tarecua y del colega Jorge Manrique, poeta, que despacha sabrosísimos tacos de bistec por la calle Cinco de Mayo. A don Ernesto hay que leerlo con el mismo humor que él escribe, para descubrir la crítica mordaz en contra de los mecanismos políticos que utilizan quienes están en el poder. En este mismo género se encuentra el desaparecido Fernando Herrera Bañuelos, sagaz crítico de la sociedad zamorana y Faustino Castro, del que -honestamente- conozco muy poco de su obra. Sobre la maestra Armida de la Vara, podemos decir muchísimas cosas, pero el tiempo es nuestro principal enemigo esta ocasión. Sin embargo, a pesar de que tiene poco tiempo entre nosotros, ya la consideramos gente del terruño. La labor literaria de doña Armida es importantísima, porque mientras los demás andamos renegando entre celajes, ella se ha dedicado a crear literatura infantil, a recoger fuentes para la misma o hacer adaptaciones. Destacadísima labor la suya para la elaboración de libros de texto gratuito. Sobresale entre su obra “La creciente” y “Tornaviaje”. Además, como compañera de Dn. Luis González y González, desarrolla otra titánica labor, pues tengo entendido que es auxiliadora en la corrección de la vasta obra de Dn. Luis.

e) INFLUENCIAS. Los poetas zamoranos de esta generación reflejan influencias de los movimientos romántico, modernista y últimamente de los simbolistas. De los prosistas, poco es lo que puedo aportar debido a lo escaso de nuestro tiempo.

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JESÚS ÁLVAREZ DEL TORO

Jesús Alvarez del Toro, licenciado en Historia. Director del Museo de Zamora, Cronista de la ciudad de Zamora.

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