II
Después de haber encontrado a la glicina en el espacio exterior se comprende su importancia en la generación de la vida en nuestro planeta. No hay que olvidar que la glicina es un aminoácido, pieza fundamental para sintetizar proteínas. A su vez, las proteínas son los componentes más importantes del cuerpo humano después del agua. son cientos de ellas y en ellas aparece la glicina.
Como elemento primigenio, llegado del espacio exterior, la glicina intervino para originar al ácido desoxiribonucleico (por sus siglas en inglés: DNA) que se reconoce como la única molécula capaz de autoreproducirse; como quien dice, el DNA es esencia de la vida.
Otro hecho importante es que la reacción de glucosilación, unión de glicina con alguna proteína de los cientos de existentes, en las estructuras corporales, producen grupos de glucosilación avanzada, que explican las bases fisicoquímicas y orgánicas de muchas enfermedades.
Conviene recordar que la medición de la hemoglobina glucosilada que se practica para diagnosticar diabetes es la misma reacción descubierta por Maillard, inicios del siglo XX. Lo curioso es que la practican, pero no le prestan valor importante a la glicina en el tratamiento de la diabetes.
Vale recordar adicionalmente, que cuando la glucosa se quema en las mitocondrias -dentro celular- acciona sobre el adenosinmonofosfato (AMP) y adenosindifosfato (ADP) que circulan en la sangre en un ciclo ininterrumpido que resulta en la obtención de la molécula vital ATP. Esta molécula vital lleva, al descomponerse, la energía necesaria para las diversas funciones celulares.
Complementariamente, el DNA puede producir un molde proteico (RNA mensajero) que en las estructuras internas membranosas de las células reproducen a semejanza.
En los últimos años reconocidos autores han publicado que la glicina tiene buenos resultados en enfermedades como Parkinson, demencia senil, Alzheimer y síndrome de Zollinger Ellison
En mi experiencia personal como médico y comunicación del Dr. Guillermo Carvajal he visto enfermos de estos tres males que han mejorado sustancialmente su sintomatología con la glicina. Empezaré por comentarles que, como dice el cuento clásico para los niños… Érase una vez un Centro de Investigaciones y Desarrollo del Estado de Michoacán que, como su nombre lo dice, realizaría investigaciones encaminadas al desarrollo de nuestra entidad chica, Michoacán. He de recordar que fue un director del Politécnico Nacional el visionario que lo fundó. Los argumentos lo apoyaban por su propio peso.
Pero no faltó el chico malo del cuento que ocupó la subdirección de éste, en la que poco o nada lució (Salvador Jara) y pum, cuando fue gobernador interino de Michoacán le puso en su madre; esto es: lo desapareció de un jarazo.
Él adujo que no hacía falta y era nido de corrupciones.
Solamente para establecer un comparativo debo decirles que el pequeño estado de Querétaro tiene un poco más de treinta centros de enseñanza superior e investigaciones.
El director de este centro de investigaciones no podía caminar por la enfermedad de Parkinson que sufría. Tres meses de tomar glicina en altas dosis le regresó su caminar; subía y bajaba escaleras, solo, pues su oficina estaba en el primer piso del Instituto para el que fue designado antes de morir.
Una médica a quien adiestré en el uso de la glicina se enfermó del Síndrome de Zollinger Ellison y con dosis de 70 mg diarios de glicina recuperó su salud. Sigue atendiendo su consulta en la que recomienda a la glicina invariablemente.
Muchos de los enfermos de Alzheimer que murieron y habían iniciado la ingesta de glicina tenían un porcentaje muy importante de recuperación de las neurofibibrillas intraneuronales.
Las neurofibrillas se fragmentan en la enfermedad de Alzheimer.