Hace 65 años cayó la dictadura; hoy, la mitad de los ciudadanos vive en la miseria
San José. – Con un incesante deterioro que, a diario, cobra una elevada factura, los venezolanos ganan un salario mínimo mensual inferior a siete dólares y sobreviven peor que el 23 de enero de 1958 cuando cayó la dictadura que, con presidio político y opositores en el exilio, encabezó el general Marcos Pérez Jiménez como líder del aparato militar que gobernó desde 1948.
Venezuela inició hace 65 años una pujante fase en democracia que, atada a la industria del petróleo, degeneró en una profunda corrupción en torno al bipartidismo —Acción Democrática (AD) y el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI)— que rigió al país con alternancia en la presidencia hasta 1999.
AD y COPEI allanaron una ruta de hondo descontento popular por la que, 32 años después, avanzó el teniente coronel Hugo Chávez (1954-2013) con un fallido golpe de Estado en 1992. En 1998, a 40 años de la salida de Pérez Jiménez (1914-2001), Chávez ganó el poder por vía electoral, lo asumió en 1999 y lo legó a su muerte en 2013, por lo que Venezuela cumplirá 24 años de chavismo el próximo 2 de febrero.
En enero de 2013, a 55 años de que una junta militar depuso al general, el ya comandante Chávez lo elogió. “Yo creo que (…) fue el mejor presidente que tuvo Venezuela en mucho tiempo. (…) Lo odiaban porque era militar”, destacó Chávez sobre los logros del dictador en infraestructura.
“Es dramático: a 65 años, los venezolanos vivimos en un régimen autocrático. No es la dictadura abierta, clásica, como Pérez Jiménez. Es un régimen autoritario de nuevo tipo”, narró el politólogo venezolano Fidel Canelón, profesor de Teoría Política de la (estatal) Universidad Central de Venezuela.
“65 años después el chavismo sumió a Venezuela en pobreza y atraso, sin libertades y con índices económicos deplorables. Tiene cierta formalidad democrática, porque hizo elecciones, pero no competitivas: fueron sin opositores”, dijo Canelón a EL UNIVERSAL.
En un éxodo al exterior de unos 7 millones de venezolanos, el 50% de los 28 millones de habitantes de Venezuela vive en la miseria y sin satisfacer una mínima subsistencia cotidiana, reportaron las universidades venezolanas Central y Simón Bolívar (públicas) y Andrés Bello (privada) en noviembre de 2022.
Con numerosos opositores exiliados, en Venezuela hay unos 247 reos de conciencia, según fuentes de derechos humanos. El gobierno negó tener presos políticos.
El canciller venezolano, Yván Gil, tuiteó el pasado viernes que “con narrativas distorsionadas”, Estados Unidos busca “hacer uso político de los derechos humanos para exculpar los actos de violencia política que ha alentado contra Venezuela en los últimos años”.
Como heredero de Chávez, Nicolás Maduro atizó el choque con EU en sus dos presidencias sexenales desde abril de 2013 que deberían terminar en 2025.
Maduro atribuyó la aguda crisis de Venezuela a las sanciones comerciales y financieras que EU le impuso desde 2017 y a la “guerra económica” que lanzó en su contra a partir de 2014 para intentar forzar su salida u obligarlo a negociar una solución política. Washington acusó a Maduro de violación de derechos humanos, represión política y romper el orden democrático.
Un objetivo de 2023 será “curar las heridas y las desigualdades” creadas por las sanciones y “la guerra inclemente contra el pueblo”, tuiteó Maduro el miércoles anterior.
Sin efeméride
Mientras el chavismo festejará sus 24 años el próximo 2 de febrero, la oposición solo recordará que hoy se conmemorarían cuatro de que el opositor venezolano Juan Guaidó se instaló como presidente interino, en apego a la Constitución de Venezuela y apoyado por más de medio centenar de gobiernos de América, Europa y Asia.
La maniobra con Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional electa en 2015 y en funciones de 2016 a 2021, pretendió terminar con lo que el antichavismo denominó—al amparo constitucional—como usurpación de Maduro de la presidencia, por reelegirse en mayo de 2018 en comicios que tildó de ilegítimos.
La meta fue que Guaidó dirigiera un gobierno de transición, convocara a elecciones libres y transfiriera el poder a un presidente legítimamente electo para lograr el retorno a la democracia. Guaidó y la oposición se desgastaron sin conseguir la meta.
Debilitada en líos internos y estancado un diálogo de 2021 y 2022 en México con el chavismo, la oposición sepultó en diciembre anterior al gobierno interino. A diferencia de la alabanza de Chávez de Pérez Jiménez, Maduro siempre catalogó a Guaidó como “títere y payaso”.