Las Villas Papales de Castel Gandolfo abren sus puertas
(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano).- El Santo Padre ha querido contribuir de forma tangible al desarrollo de la educación ecológica abriendo un nuevo espacio de formación y sensibilización en su residencia de Castel Gandolfo. Así nació el proyecto Borgo Laudato si’, según el cual la belleza de los jardines de Villa Barberini y de las Villas Pontificias se convierte en el escenario natural para el desarrollo de un lugar de formación en ecología integral, abierto a todas las personas de buena voluntad.
Las actividades e iniciativas que se pondrán en marcha en los próximos meses pretenden combinar la educación en ecología integral, economía circular y generativa y sostenibilidad medioambiental. El Borgo Laudato si’ pretende ofrecerse como signo concreto de la aplicabilidad de los principios ilustrados por el Papa Francisco en la Encíclica Laudato si’.
El Santo Padre decidió confiar el desarrollo y la realización del proyecto Borgo Laudato si’ al Centro de Enseñanza Superior Laudato si’, «un organismo de actividad científica, educativa y social, que trabaja por la formación integral». Le corresponderá traducir esta intuición del Papa Francisco en obras concretas durante los próximos meses.
El Borgo Laudato si’ podrá aprovechar el maravilloso patrimonio natural e histórico de las Villas Pontificias, comprometiéndose a protegerlo y valorizarlo con amor, para acompañar la inversión en educación con un compromiso coherente en la promoción de la cultura del cuidado (cf. Mensaje para la LV Jornada Mundial de la Paz).
Con los dos quirografos publicadas el 2 de febrero en el sitio web de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, se crea el Centro de Formación y se lanza el proyecto, identificando a sus responsables.
Como se afirma en la introducción del quirógrafo, «cuidar de la “casa común” es una responsabilidad que asumimos para con el prójimo y, al mismo tiempo, una forma de reconocer la infinita belleza de Dios y contemplar el misterio del universo. Para que se despierte en cada persona el deseo de ayudar a cumplir este deber, en la Encíclica Laudato si’ [LS] he recordado el ejemplo de san Francisco, que manifestó un particular respeto por la obra creadora de Dios, considerándola inseparable de la atención a los últimos y abandonados (cf. LS, 10)».
El Santo Padre ha subrayado repetidamente cómo el contexto mundial actual presenta toda una serie de desafíos en relación con el cuidado de la casa común. Las numerosas señales de alarma que siguen dando los científicos de todo el mundo son signos de un camino equivocado, que conduce a la humanidad hacia horizontes distintos de los queridos por Dios, horizontes de destrucción y ruina. El plan divino tiene como fin último el pleno desarrollo de la familia común en la casa común.
Es necesaria una verdadera conversión ecológica, que se traduzca en «nuevas convicciones, nuevas actitudes y estilos de vida» (LS, 202). Esta conversión pasa necesariamente por una educación ecológica, «una formación de las conciencias inspirada en el compartir los bienes, en el respeto de la dignidad de cada persona, en la gratuidad del trabajo y del don».