Con corazón de Padre

P. Jaime Emilio González Magaña, S. I.

El 8 de diciembre de 1870, el Beato Papa Pío IX, declaraba a San José como Patrono de la Iglesia Católica. Más tarde,en el ciento cincuenta aniversario de esa declaración el Santo Padre Francisco publicó la Carta Apostólica Patris corde, (Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José»:  Cf. Lc 4,22; Jn 6,42; cf. Mt 13,55; Mc 6,3), con la intención de «que crezca el amor a este gran Santo, para ser impulsados a implorar su intercesión e imitar sus virtudes, como también su resolución». Quisiera —afirma el Santo Padre che, como dice Jesús— que «la boca hable de aquello de lo que está lleno el corazón (cf. Mt 12,34), para compartir con ustedes algunas reflexiones personales sobre esta figura extraordinaria, tan cercana a nuestra condición humana». Por nuestra parte es interesante observar que, no obstante, la grandeza de San José, no conocemos un perfil espiritual completo que pueda ayudarnos a profundizar nuestro amor y devoción a él.

En este sentido, en fecha 1° de mayo de 2021, día de San José obrero, el ahora Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, publicó una carta a los presidentes de las conferencias de los obispos sobre nuevas invocaciones en las letanías en honor a San José y actualizar las aprobadas en 1909 por el Papa San Pío X (cf. Acta Apostolicae Sedis 1 [1909] 290-292). Ahora se han añadido siete invocaciones tomadas de las intervenciones de los Papas que han reflexionado sobre algunos aspectos de la figura del Patrón de la Iglesia universal. Son las siguientes: «Custos Redemptoris» (Cf. San Juan Pablo II, Exhortacion Apóstolica Redemptoris custos); «Serve Christi» (cf. San Pablo VI, homilía del 19-III-1966, citada en Redemptoris custos n. 8 y Patris corde n. 1); «Minister salutis» (San Juan Crisóstomo, citado en Redemptoris custos, n. 8); «Fulcimen in difficultatibus» (cf. Francisco, Carta Apost. Patris corde, prólogo); «Patrone exsulum, afflictorum, pauperum» (Patris corde, n. 5). Las nuevas invocaciones fueron oportunamente presentadas al Santo Padre Francisco, quien aprobó su inserción.

Si los caminos espirituales de los santos son una fuente de inspiración profunda y relevante para la vida espiritual de cada individuo, en el caso de San José, su vida en todas sus declinaciones, se configura como un ejemplo para todos los estados de vida, es decir, esposos, sacerdotes, personas consagradas, laicos y religiosos. De hecho, San Juan Pablo II afirmó que «además de la protección segura, la Iglesia se apoya también en el insigne ejemplo de José, un ejemplo que trasciende los estados de vida individuales y se propone a toda la comunidad cristiana, cualesquiera que sean en ella la condición y las tareas de cada creyente» (Exhortación Apostolica Redemptoris custos, del 15 de agosto de 1989, n. 30). Muchos santos crecieron inspirados por el ejemplo de la persona de San José, como -por citar sólo algunos de distintas épocas-, Santa Teresa de Ávila y San Pío de Pietrelcina. Numerosas congregaciones y comunidades lo reconocen también como patrono e invocan su intercesión en las acciones que emprenden, confiando en que serán escuchados.

Sin embargo, José, a pesar de ser el hombre más cercano a Jesús en la tierra (junto con María), parece caracterizarse por «estar en la sombra», después de todo él «es la sombra de Dios, la sombra discreta y segura en la que descansa la modestia de la Virgen María, y en la que la infancia y la adolescencia del Hijo de Dios crecen en edad y gracia» (L. Sapienza, L’ombra di Dio. San Giuseppe nei discorsi di Paolo VI, 2021, 5). Me parece que aun cuando este año la Solemnidad de San José se celebrará el lunes 20 de marzo, y no el día 19, al coincidir con el IV Domingo de Cuaresma sería muy necesario, además de conveniente, resaltar su figura en su totalidad, complejidad y plenitud, así como su relevancia como ejemplo de vida. Al menos, podemos dirigirnos a él con la confianza puesta en su corazón paterno, como lo han hecho los papas más recientes a quienes vemos con frecuencia invocando su nombre con expresiones como ésta; «Después de María, Madre de Dios -ha dicho el Papa Francisco-, ningún santo ocupa tanto espacio en el Magisterio pontificio como José, su esposo» (Carta Apostólica Patris Corde, n.1).

Confiémosle nuestras necesidades e intenciones repitiendo la misma oración con la que concluye la Carta Apostólica Patris corde, que dice: «A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén».

Domingo 19 de marzo de 2023.

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