El Cardenal Vincent Nichols, arzobispo católico de Westminster, ofrece un discurso de lealtad al nuevo rey de Gran Bretaña.
(ZENIT Noticias / Londres).- El pasado jueves 9 de marzo, el rey Carlos de Inglaterra recibió a los así llamados The Privileged Bodies. Se trata de organizaciones e instituciones culturalmente significativas que reflejan la diversidad de la sociedad del Reino Unido, procedentes del sector educativo, así como de las ciencias, las artes y las instituciones religiosas.
Tradicionalmente, The Privileged Bodies tienen la oportunidad de presentar discursos al Monarca, en representación del papel clave que desempeñan en la sociedad británica. Esta antigua tradición se remonta al siglo XVII y se celebra con motivo de importantes acontecimientos reales. En 2023, con motivo de la Adhesión de Su Majestad, los Privileged Bodies presentaron sus discursos al Rey, que sirvieron para enfatizar y reafirmar su lealtad al Monarca. Ofrecemos la traducción del ofrecido por el Cardenal Vincent Nichols, Arzobispo católico de Westminster.
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Majestad,
En nombre de la comunidad católica de Inglaterra y Gales, os agradezco el privilegio de ofreceros esta expresión de nuestra más alta estima por Vuestra Majestad y nuestra garantía de lealtad hacia Ud. en vuestro servicio a nuestras naciones.
Al hacerlo, le aseguro que sigue habiendo en nuestros corazones un lugar muy especial para nuestra difunta Reina Isabel. La recordamos en nuestras oraciones, dando gracias a Dios por el papel extraordinario y único que desempeñó no sólo en los grandes acontecimientos de los últimos 95 años, sino también en la vida de tantas personas y comunidades. Rezamos para que ahora tenga un lugar eterno en el cielo, abrazada por el esplendor y la gloria de Dios, a quien era tan devota.
Majestad, nos regocijamos con su sucesión. Durante tantos años hemos observado su deseo y sus incansables esfuerzos por explorar y mejorar el bienestar de toda la familia humana, a través de su compromiso con la fe religiosa, la protección del medio ambiente, el alivio de la pobreza, la promoción de la belleza en la arquitectura y las condiciones de vida, y su firme oposición a la persecución religiosa.
Majestad, en este momento solemne deseo asegurarle que la comunidad católica apoya profundamente estas preocupaciones fundamentales. Nos esforzamos por ofrecer a nuestra sociedad, al Reino, una educación a los jóvenes enraizada en la fe y su consiguiente compromiso con la dignidad humana, expresión del servicio a los más necesitados e inspirada en una llamada vocacional a contribuir al bien común y a una prosperidad compartida.
Nuestra fe nos exige una preocupación particular por la suerte y el futuro de los que huyen de la violencia y la pobreza, por los atrapados en el tráfico de seres humanos y la esclavitud moderna, por los que se dedican por su profesión al servicio de los enfermos y los pobres, entre los cuales hay muchos católicos de numerosos países del mundo. La comunidad católica de nuestras naciones congrega y mantiene unidas en una fe común a personas de distintas nacionalidades, lenguas, culturas y costumbres, ayudándolas a encontrar aquí un modo de vida asentado y a ser generosas colaboradoras del bien común. Nuestras parroquias y comunidades son lugares de rica diversidad humana, de proyección y de profunda comunión.
Cuando usted se dirigió a los líderes religiosos en septiembre del año pasado, nos dijo que «las creencias que florecen en nuestra sociedad ricamente diversa y contribuyen a ella son diferentes. Ellas, y nuestra sociedad, sólo pueden prosperar a través de un claro compromiso colectivo con esos principios vitales de libertad de conciencia, generosidad de espíritu y cuidado de los demás que son, para mí, la esencia de nuestra nacionalidad». Estos son los valores que la Iglesia católica aprecia.
Majestad, al acercarse el momento solemne de su Coronación, y en todo el servicio real que seguirá prestando en los años venideros, le aseguro, con gran confianza, el apoyo y las oraciones de la comunidad católica de Inglaterra y Gales. Que Dios bendiga a Su Majestad y a la Reina Consorte, les conserve a ambos la salud de mente y cuerpo y les conceda toda gracia y bendición ahora y en los años venideros.
S.E. Cardenal Vincent Nichols