Desde el Zócalo de la Ciudad de México, el sábado 18 de marzo López Obrador le dijo a la nación que no van a soltar el poder.
Acarrearon gente de todo el país para proyectar una falsa realidad, triunfalista y festiva, mentir con desenfado y presentar como éxito histórico a un rotundo fracaso.
Y decirle a la nación, desde el Zócalo de la Ciudad de México el sábado 18 de marzo, que no van a soltar el poder.
La maquinaria está aceitada y el proyecto transexenal en marcha: “No hay nada que temer”, dijo López Obrador, “está garantizada la continuidad en 2024″.
Dio línea de apoyar a Claudia Sheinbaum como candidata presidencial de Morena (su Francisco J. Múgica), y no a Marcelo Ebrard ni a Adán Augusto López, que son más abiertos al mundo y se desenvuelven en la pluralidad.
“¡Nada de zigzaguear!” “¡No a las medias tintas!”, bramó para que se entienda bien.
El del sábado fue un mitin electorero donde los símbolos suplantaron a la realidad.
Nada hay que presumir como obra de gobierno, por lo que fue necesario un discurso presidencial plagado de falsedades para construir una realidad inexistente.
Les pusieron cuotas de acarreados a los líderes estatales de Morena, a los delegados de los programas sociales y a los gobernadores de los estados.
Qué gran convocatoria del señor Presidente.
De pena ajena fue ver que el gobierno pusiera una enorme manta con los rostros de dos presidentes históricos, Lázaro Cárdenas, López Mateos… y entre ellos dos, a López Obrador.
Hubo fanáticos. Mandar a hacer una muñeca gigante con el rostro de la presidenta de la Corte, Norma Piña, y quemarla en la Plaza de la Constitución mientras los morenistas danzaban junto a la figura en llamas y gritaban consignas en su contra, fue una salvaje expresión fascista.
Mientras, en el estrado, el Presidente mostraba un país que sólo existe en su imaginación y en el delirio de sus incondicionales.
Le dedicó un amplio espacio a la creación de empleos durante su sexenio y reiteró, una y otra vez, la cifra de 21 millones 747 mil empleos formales registrados en el Seguro Social.
Pena debía darle esa cifra. Su aportación es la peor que se recuerde.
Recibió el país, el 30 de noviembre de 2018, con 20 millones 457 mil trabajadores formales en los registros del IMSS.
Es decir, en todo su gobierno, que ya camina en el quinto año, apenas se han creado un millón 290 empleos.
Menos de 300 mil empleos por año, cuando en el gobierno de Peña el empleo formal creció al ritmo de casi un millón de trabajadores formales… al año.
La realidad alterna en todo su apogeo.
Las organizaciones criminales son, hoy, más poderosas y violentas que nunca.
En los tres primeros años del gobierno de Felipe Calderón hubo 40 mil homicidios. En los tres primeros años de Peña Nieto, 49 mil. Y en los tres primeros de AMLO, 90 mil.
Falso que gobierne para los pobres:
Tres millones 800 mil mexicanos habían dejado de vivir en la pobreza a fines de 2018, y regresaron a ella con el presidente López Obrador, apunta Gonzalo Hernández Licona, secretario Ejecutivo de Coneval desde su fundación (2005) hasta 2019.
La realidad es que, para la administración actual, primero son los ricos:
“Para el 10 por ciento más pobre del país (en los tres primeros años) el apoyo gubernamental fue 32 por ciento menor al que recibían en el sexenio previo”, dice Hernández Licona.
Y en contraste, agrega, “10 por ciento de las familias con mayores ingresos recibió 93 por ciento más de apoyos gubernamentales que en el sexenio pasado”.
El clímax del delirio estuvo a cargo del líder del SNTE –que fue el sindicato que más gente llevó al mitin–. Alfonso Cepeda Salas, delante de miles de sus agremiados, justificó el acarreo:
“¿Cómo no vamos a apoyar a quien nos cuidó durante la pandemia?”.
Entre marzo de 2020 y diciembre de 2021 se registraron 667 mil muertes en exceso, debido a la mala actuación del gobierno ante el Covid.
A fines de 2018, había 20 millones 100 mil mexicanos con carencias de acceso a la salud, y en 2020 pasamos, de golpe y porrazo, a 35 millones 700 mil personas sin acceso a servicios públicos de salud.
El doctor Xavier Tello afirma que en 2018 el abasto de medicinas era de 95 por ciento, y en 2021 se dejaron de surtir 24 millones de recetas.
Del derroche de dinero en la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, el aeropuerto en Santa Lucía y otros caprichos, no hay espacio para documentar, aunque los datos reales son de sobra conocidos.
El mitin del sábado debió haber sido para pedir perdón.
Pero no, fue para enseñar la capacidad de movilización del Estado de cara a las elecciones, y jactarse de que la verdad es prescindible para quedarse en el poder.