“Las jóvenes no somos libres ni seguras”

Hace un año no se atrevió a denunciar el acoso del que fue víctima por miedo

Acaba de concluir el bachillerato y quiere estudiar cine en la UNAM. Hace un año no se atrevió a denunciar el acoso del que fue víctima en el transporte público por miedo y temor. Prefirió anticipar su bajada, antes que señalar lo que estaba ocurriendo.

Ana Ximena cuenta que ahora ha cambiado y ya alza la voz ante cualquier abuso. Incluso en su casa, donde vive con sus padres y una hermana mayor, ha hablado con su mamá para enseñarla a poner límites ante las exigencias de su padre.

Mi papá es un misógino, machista y mi mamá era muy sumisa. No juzgo a mi papá, porque es una buena persona, pero al darme cuenta de cómo trataba a mi mamá, empecé a platicar con ella para que alzara la voz y pusiera límites. Lo ha ido haciendo, aunque ha sido un proceso un poco complicado porque en su familia está como muy arraigado obedecer a los hombres sin decir nada”.

Ximena nunca ha participado en una marcha del 8M, aunque expresa su admiración por los cientos de mujeres que asisten.

“Siento una gran admiración hacia estas mujeres que salen a las calles y no tienen miedo de lo que vaya a pasar. Este es un movimiento grande, tan poderoso e impactante que ha ayudado a que las cosas sean un poco distintas para nosotras las mujeres”, dice.

Ximena agrega que no se siente segura cuando por alguna razón tiene que desplazarse a otro sitio ya sea en transporte público o caminando en las calles. Tiene que voltear a todos lados para evitar cualquier agresión.

Platica que cuando sale sola o acompañada se mantiene en constante contacto con su madre, a quien le envía continuamente su ubicación.

“Es feo vivir así todo el tiempo. Tenemos que estar volteando para ver si no te sigue una persona, un carro o una motocicleta. No nos sentimos libres ni seguras un solo momento”, añade.

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