Miles de pelícanos llegan en la época invernal al hermoso Lago de Chapala procedentes de Estados Unidos y Canadá, en donde son alimentados por la madre naturaleza y además reciben el cobijo de los pobladores que viven en los límites de los estados de Jalisco y Michoacán donde pasan seis meses antes de iniciar nuevamente su recorrido hacia el norte.
Ismael Ayad, un pescador y guía de turistas en la zona, asegura que la comunidad se ha visto beneficiada pues estas aves, que pueden medir 1.75 metros de longitud y hasta tres metros de ancho con las alas extendidas, atraen a numerosos visitantes. En la parte jalisciense es común ver a estas aves recorriendo el extenso manto acuático.
Las aves arriban al lugar, atraídas por el pescado que les arrojan los habitantes del municipio michoacano de Petatán.
Los fines de semana el pueblito enclavado en el Occidente, al pie del lago de Chapala, es el punto de encuentro de centenares familias que se trasladan desde otros puntos del país para convivir con los centenares de “pájaros” que a pesar de que no tienen contacto físico con los curiosos, se dejan consentir con desperdicios de pescados que les dan de comer. Los más fieles visitantes son los lugareños de Sahuayo y Jiquilpan, quienes han encontrado la armonía de la naturaleza y el pueblo pintoresco que se dedica a la pesca para disfrutar de un día agradable.
Los habitantes consideran que sería imposible la subsistencia por las actividades agrícolas, derivado de que son limitados los espacios para la siembra de frutas u hortalizas, mientras que el arribazón de las aves procedentes de Canadá sólo se da entre los meses de noviembre y marzo, que es cuando repuntan los ingresos de las familias que tienen sus “changarritos” u ofrecen comida y golosonias a los visitantes.
De Morelia a Petatán son aproximadamente 3 horas de camino, considerando que se desplazarán sobre la autopista de Occidente, aunque también está la opción de la carretera libre que atraviesa los llamados Once Pueblos.
En estos momentos, se mejoran las vialidades para ingresar al malecón, y propiciar caminos más seguros y rápidos para adentrarse al mundo de los pelícanos. “Ellos llegan aquí, porque encuentran las condiciones perfectas para desenvolverse, para vivir. Hay mucha comida, mucha agua, y la gente los consiente”.
La forma de vida de estas aves refleja una perfecta armonía con el medio ambiente, se alimentan de peces con problemas de salud es decir, no comen animales que este en perfecto estado de salud. Los pobladores procuran apoyar a esta especie dándoles restos de mojarras y carpas para que sigan llegando al lago y poder presenciar la hermosura de estas aves.
Se considera que la isla de Petatán podría ser en un futuro el santuario para estos pelícanos canadienses, convirtiendo a Cojumatlan en un sitio con gran potencial turístico. Este fenómeno se suma a las maravillas naturales que puedes encontrar en el precioso estado de Michoacán.