López Obrador, por negligencia propia y una inexplicable simpatía hacia los cabecillas de los cárteles de las drogas y del crimen en general, pone en riesgo la soberanía del país.
El que todos los días se ostenta como el defensor de la soberanía nacional, ahora tiene a México en peligro de una intervención extranjera.
López Obrador, por negligencia propia y una inexplicable simpatía hacia los cabecillas de los cárteles de las drogas y del crimen en general, pone en riesgo la soberanía del país.
Su principal tarea es cuidar la soberanía de México, y por su equivocada política hacia el narcotráfico ha entregado parte del control del país a los grupos criminales.
Eso es inaceptable para los mexicanos, y también lo es para el vecino del norte. Fue la palabra que utilizó la Casa Blanca respecto del secuestro de dos ciudadanas y dos ciudadanos estadounidenses en Matamoros.
Ayer fueron encontrados muertos dos de ellos; uno más herido y el otro salvó la vida.
El país se despedaza en manos de grupos criminales que contaron con cuatro años de tolerancia y abrazos de parte del presidente de la República.
¿Van a entrar marines a destruir laboratorios de fentanilo en México? No lo sabemos. Por desgracia, no se puede descartar. También dependerá de quien gane las elecciones en Estados Unidos el próximo año.
Hasta ahora Estados Unidos ha dejado pasar todas las agresiones de AMLO, su intromisión en la política interna de ese país al apoyar en persona la reelección de Donald Trump, sus ataques a la democracia liberal, la simpatía del partido gobernante con Vladímir Putin, y la defensa de dictaduras latinoamericanas.
Todo sea por tener estabilidad en el país vecino. Esa ha sido siempre la prioridad de Washington. Un México estable.
Igual hicieron con Mobutu en Zaire por tres décadas. Toleraron incluso que se volviera loco, con tal de que garantizara estabilidad en el país más grande de África subsahariana. Hasta que dejó de ser funcional.
El gobierno de México ya no garantiza estabilidad.
AMLO tiene el poder, pero no el control.
La frontera de Tamaulipas con Texas pertenece a Los Zetas.
Con el narco empoderado, dominio territorial, simbiosis de grupos criminales con el partido gobernante en varias entidades, el gobierno mexicano está en el ojo del huracán.
El daño causado por el Presidente al haberlos hecho sus compadres, a los narcos, no se puede reparar en el año y medio que le falta.
Recorre Estados Unidos la idea de que en el sur de la frontera florece un narco-Estado.
Y aquí el Presidente comete dos errores, en perjuicio de México.
El primero es tener a la población polarizada, enfrentada entre sí.
A diario fomenta la discordia entre mexicanos.
Y las intervenciones se han dado cuando hemos estado divididos.
La división interna dio como resultado la pérdida de la mitad del territorio nacional.
Otra intervención la tuvimos en la época revolucionaria, con Huerta en la Presidencia.
¿Para allá vamos?
El segundo error del Presidente en la estrategia para defender la soberanía ha sido envolverse en la bandera en lugar de atacar las causas por las cuales se puede desencadenar una agresión a México.
No es necesario leer la prensa estadounidense o la mexicana para ver el empoderamiento del narco en nuestro país. Basta con aventurarse en alguna carretera para saber que estamos en peligro.
Ayer dijo AMLO que no permitiría que países extranjeros intervengan en asuntos nacionales, y que él no iba a entrar a Estados Unidos a perseguir a las mafias que distribuyen fentanilo.
¿Cómo va a impedir que otros países intervengan en los asuntos mexicanos, si el gobierno de México interfiere en los asuntos domésticos de otros?
E interviene para apoyar las dictaduras de Nicaragua y Venezuela.
Interviene para apoyar un golpe de Estado en Perú.
Respaldó, con su solitario rechazo a condenarlo, el intento de golpe de Estado de Trump el 6 de enero de 2021.
Y fuimos el último país en reconocer el triunfo de Joe Biden.
Vivimos junto a un imperio. Lo sensato es aprovechar las oportunidades que ello representa, y tener la casa en orden, unida.
El Presidente ha hecho todo lo contrario.
Y ahora que pierde el control del país a manos de los que abrazó y dio trato privilegiado, los narcos, amaga con la peligrosa huida hacia adelante: la culpa es de los gringos, de los conservadores, la prensa…
AMLO confunde la soberanía nacional con el líquido negro y viscoso que se llama petróleo.
Confunde la buena disposición de Biden con debilidad ante él.
Confunde a los narcos con el pueblo bueno.
Confunde a sus gobernados, que somos todos, con leales y enemigos que conjuran contra él.
Estados Unidos entra en un proceso de sucesión presidencial, y México será el tema. Migración y narcotráfico.
Y la actitud de nuestro presidente le deja cada vez menos espacios a Biden para cubrirnos ante republicanos, demócratas y la opinión pública de su país.
Sí, México está en peligro. (El Financiero)