SILVIO MALDONADO BAUTISTA // “Los cuatro burros galopantes”

(Un poco de historia)

En estos días iniciales del mes de la primavera he leído una publicación sobre futbol americano, muy matizada de los colores guinda y blanco. En ella se hace alusión, en punto de divinización a un jugador michoacano y coach en los últimos años de las Águilas Blancas del Instituto Politécnico Nacional, Jacinto Licea.

Ciertamente, Jacinto Licea, oriundo de Chinicuila, hoy Villa Victoria, fue grande entre los grandes; grande como jugador y mucho más grande como entrenador en Jefe, siempre de las Águilas Blancas. Pero, aunque duela se debe decir, muy poco hizo pos el equipo de su institución, el Politécnico Nacional.

Ciertamente hizo brillar a las Águilas Blancas como ningún otro entrenador lo hizo, pero repito, las Águilas Blancas no eran el Instituto Politécnico Nacional.

No obstante, el documento es valioso y hace mención a personas que fueron únicas y que sí fueron representativas de la institución guinda y blanco. A ellas me refiero:

La inolvidable Esperanza, la “Pera Garza”, primera comandante de las huestes porristas guinda y blanco del futbol americano; séase, la porra de animación del equipo institucional del Politécnico Nacional.

Otra bella entre las bellas, directora también de la porra, pero más valiosa porque se vistió como primera mujer directora general del Instituto Politécnico Nacional. Seguramente, algo que no volverá a repetirse: Dra. Yoloxóchitl Bustamante Diez.

Qué bueno que hicieron mención en ese documento de una cuarteta sobresaliente que brilló en los primeros años del futbol americano y por su calidad y entrega se ganaron el motete o apodo de “Los cuatro burros galopantes”. Ellos fueron: Manuel Pibe Vallarí (único jugador mexicano del fútbol americano que está en el salón de la fama de EE. UU). El Pibe, hombre leyenda está considerado como el mejor jugador politécnico del siglo pasado.

Los otros tres igualmente sobresalientes, no fueron a la saga: Alfonso ·Chata» Elizondo, Rodolfo «Rufo» de León y Alfredo «Pipo Mota.

Rufo de León llegó a ser jefe del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE). Por cierto, la Escuela Torres Bodet en Jungapeo fue una de sus aportaciones.

El primer equipo de futbol americano que representó al Instituto Politécnico Nacional se integró en 1936 ya con el uniforme guinda y blanco, tanto en la liga mayor estudiantil nacional, como en una gira realizada a los Estados Unidos en visita de buena voluntad, en donde se enfrentó a la escuadra del New Brunswick High School el 11 de septiembre de 1936. Dentro de este equipo, que el 17 de octubre del mismo año derrotó por primera vez a Universidad, se encontraban además los hermanos Roberto y Manuel Uruchurtu, Octavio Gómez Haro, José Ruiloba y muchos otros que integraban un conjunto de más de 30 jugadores.

Otro dato curioso se refiere a El “Ciego Ortiz Mendoza” singular personaje quien relata:” jugábamos en el desaparecido Estadio Nacional de la colonia Roma (Hoy teatro Silvia Pinal); estaba oscureciendo así­ que se me ocurrió prender un periódico para que me vieran dirigir la porra al Politécnico; sin embargo, pensaron que era una señal y todos los politécnicos prendieron antorchas de papel en señal de triunfo …» Así nació la tradición de prender antorchas a las huestes del equipo ganador.

A lo relatado en este escrito hay que agregar algunas notas interesantes:

Los terrenos de Santo Tomás (Casco de Santo Tomás)  donde nacieron las escuelas del Politécnico Nacional eran muy extensos y correspondían al casco de una vieja hacienda de Santo Tomás; con el tiempo y después de la aparición de varios planteles, el Poli se redujo a la superficie ocupada por ellos y nada más.

Se dice que el Poli fue fundado y ello es una falacia. No existe acta de fundación expedida por la autoridad nacional suprema de ese tiempo (Lázaro Cárdenas del Río); lo que hay es una asignación presupuestal del año 1936, en la documentación de la correspondiente secretaría del ramo.

El primer juego de fut americano relacionado con el Politécnico fue en 1935 y se dio con la llamada selección de escuelas técnicas de México (SET). El uniforme no fue ni guinda ni blanco; más bien era muy parecido a los colores de la ESIME.

En 1936 se jugó el Poli – UNAM por vez primera y apreció el nombre completo Instituto Politécnico Nacional.

Juegos memorables entre el Poli y la Universidad fueron en 1952 (inauguración del estadio de CU) y 1976. El primero lo ganaron los pumas en el último segundo, con jugada de Juanito Romero; el segundo Omar Fierro Jr., les recetó la misma respuesta, ganando el Poli en el último segundo.

Otro tópico importante es el relacionado con la mascota que da el mote a los equipos del Politécnico, “burros blancos”…

Ciertamente la primera era burrita y andaba pastando en los terrenos que serían del Casco de Santo Tomás. La chamacada que ayudaba a Don Juan de Dios Bátiz -senador de la República y jefe del Departamento de Enseñanza Técnica- no dejaba que el dueño del pollino se la llevara. Don Juan de Dios dio una moneda al susodicho y feliz se alejó de aquel predio.

Entre los burritos más famosos está el denominado Ixtac en la administración del Ing. Diódoro Guerra Rodríguez quien mando construir establo especial para asegurar la existencia de mascotas blancas.

Termino con algo relacionado con Don Juan de Dios Bátiz…

Llegó Lázaro Cárdenas del Río, a caballo, a Santo Tomás y medio regañó a Bátiz…

“No te he visto en la Cámara”- dicen que le dijo.

Para qué me quieres allá -contestó Juan de Dios-. Allá entre tanto güevón, ni me necesitas. Acá me entretengo en construir al Politécnico.

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SILVIO MALDONADO BATUISTA

Silvio Maldonado Bautista. Dr. en Medicina por el IPN. Novelista. Director emérito del CIIDIR (Poner el nombre completo). Radica en Morelia, Michoacán.

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