Susana, con tan solo 15 años, fue diagnosticada de disforia de sexo por su psicólogo. A partir de aquí se fue sometiendo a diversas operaciones tales como a la doble mastectomía, extirpación del útero y los ovarios, además de tratamiento con hormonas masculinas.
(ZENIT Noticias – Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia / Valencia, 07.03.2023).- Como ha ido publicando el Observatorio de Bioética en reiteradas ocasiones, sigue aumentando de manera alarmante el número de casos de personas inicialmente declaradas transexuales que muestran su arrepentimiento tras iniciar el proceso de reasignación de sexo.
Recientemente, diversos medios han publicado el testimonio de una joven gallega, Susana Domínguez, quien reclama 314.000 euros a la Sanidad pública por haber sido sometida, sin recibir la suficiente información, a diversas operaciones irreversibles de reasignación de sexo cuando su principal diagnóstico era autismo.
Susana, con tan solo 15 años, fue diagnosticada de disforia de sexo por su psicólogo. A partir de aquí se fue sometiendo a diversas operaciones tales como a la doble mastectomía, extirpación del útero y los ovarios, además de tratamiento con hormonas masculinas.
Susana reconoce que fue ella quien se autodiagnosticó de disforia animada por diferentes foros de internet. En ellos había escuchado testimonios de transexuales que afirmaban que, tras las operaciones, sus problemas mentales habían desaparecido. El personal que atendió a Susana dio credibilidad sin más al autodiagnóstico de la joven, ignorando sus antecedentes genéticos –al menos seis personas de su familia directa presenta problemas de salud mental– ni los rasgos de trastorno del espectro autista que presentaba la joven.
Seis años después, explica cómo, a medida que pasaba el tiempo, fue siendo consciente de que realmente no padecía disforia, y que sus problemas y angustias vitales, que incluían depresión y trastorno esquizoide, podrían haberle impedido tomar dichas decisiones con plena conciencia. «Me arruinaron la vida», afirma la joven.
Una ideología anticientífica
Según Luisa González, vicepresidenta del Colegio de Médicos de Madrid, el 40% de los jóvenes que se autodiagnostican con disforia, tienen trastornos del espectro autista. Otros no están conformes con su cuerpo cuando empieza la hormonación en la adolescencia. La doctora González explicó en una reciente entrevista que «entre el 40% y el 70% de estos niños ha sufrido maltratos o bullying a nivel escolar, y un fenómeno que se multiplica por 2.000 en tan poco tiempo, no obedece a ninguna causa médica, a algo estructural en el que haya algún fallo en la biología. Obedece a una ideología artificial anticientífica».