¿Sabes cada cuánto debes cambiar tu almohada? Aprende a elegir la mejor para ti

Una almohada «da señales» para que sepas en qué momento sustituirla. No hacerlo tiene consecuencias en el descanso y en tu salud.

¿Cuándo fue la última vez que llevaste almohadones nuevos a tu cama? Sonun elemento de gran importancia para disfrutar de un descanso reparador. Si los cojines están en malas condiciones, causan malestar corporal y perjudican tu salud. Por eso es necesario que sepas cada cuánto cambiar tu almohada.

Tal como ocurre con el colchón, las almohadas agotan su comodidad. Quiere decir que, cumplido su período útil, pierden confortabilidad. Además, lucen antiestéticas y antihigiénicas.

Para que siempre dispongas de una almohada placentera y que responda a tus requerimientos, te explicaremos por qué reemplazarla, el momento indicado para hacerlo y la manera de extender su duración. No pierdas detalle.

La importancia de cambiar tu almohada cada cierto tiempo

Descansamos bien solo si hay alineación entre la cabeza, el cuello y la columna vertebral. La almohada tiene mucho valor en este propósito.

La Web de la Espalda alude a la eficacia de la higiene postural y la ergonomía para evitar dolencias en el dorso. Y dicha higiene también es pertinente al acostarnos. De modo que las características de la almohada y del colchón son claves en el proceso.

Cuando disponemos de una almohada cómoda beneficiamos el descanso reparador que, como expone la Sociedad Mundial del Sueño, es necesario para el funcionamiento diario. La misma organización incluyó en su guía de recomendaciones, llamada Sueño más saludable en adultos, el uso de ropa de cama cómoda y acogedora; esta categoría abarca las almohadas.

Además de promover el buen descanso y prevenir el dolor, al cambiar de almohadas contribuyes con tu higiene y reduces las alergias. ¿Cómo es posible? A las almohadas se adhieren fluidos corporales y células muertas de la piel, convirtiéndolas en un caldo de cultivo para el moho, los hongos y los alérgenos.

Así lo concluyeron científicos de la Universidad de Manchester en un experimento. Los investigadores examinaron 10 almohadas sintéticas y de plumas, con un uso regular de hasta por 20 años. En ellas encontraron una carga sustancial de muchas especies de hongos (por ejemplo, Aspergillus fumigatus).

Los expertos advirtieron que la proximidad entre las vías respiratorias y las almohadas, en pleno sueño, derivaría en asma y sinusitis.

¿Cada cuánto cambiar tu almohada?

La Fundación del Sueño refiere que, en teoría, las almohadas deberían cambiarse cada 1 o 2 años, pues es la forma de asegurar que los cojines apoyen, estén limpios y sin alérgenos. Es necesario que estos objetos conserven una condición adecuada para que sostengan la cabeza durante el sueño y favorezcan la postura con relación a la columna.

Más allá del tiempo, es momento de sustituir la almohada si prefieres una de forma distinta para sentir mayor comodidad o si se dan algunos de los escenarios que, a continuación, detallamos.

Perdió altura

Cada vez que usas la almohada, se comprime un poco, aunque no lo notes. La compresión aumenta todas las noches; a medida que se aplana, la almohada pierde funcionalidad y causa molestias.

Deformidad

Si dejaste de sentir que tu almohada es acolchada y, por el contrario, la encuentras dura, hay que reemplazarla. Las deformaciones representan una alerta para el cambio.

Haz la siguiente prueba: toma el almohadón e intenta doblarlo por la mitad. ¿Lo lograste? Entonces toca conseguir otro.

Percibir bultos o grumos en la almohada es otro motivo para proceder al cambio.

Presentas alergias

En las almohadas es fácil que se instalen microorganismos, como los ácaros del polvo. Los efectos de esta contaminación se traducen, entre otros, en secreción nasal, erupciones, picor en la garganta y problemas para respirar.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) proponen usar protectores de almohadas a prueba de alérgenos. Estos aditamentos establecen una barrera entre los ácaros y la persona.

No obstante, esta es una medida que no puedes extender por muchos años con la misma almohadilla. Lo correcto es ponerles funda, pero cumplida su vida útil, cambiarla por una nueva.

Buscas otra posición para dormir

Es posible que por ciertos problemas médicos, embarazo o alguna lesión, amerites una posición específica para dormir. Cuando de estos casos se trata, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sugiere sustituir la almohada vieja por una adecuada a la transición.

Manchas rebeldes y olores desagradables

Esas manchas amarillentas impresas en la almohada resultan de tu sudor, los aceites corporales, acostarse con el cabello mojado o el excremento de ácaros. A esto se suma el mal olor que, a veces, adquiere el cojín. Si lavas el almohadón, pero la marca y el hedor persisten, es momento de reemplazarlo.

Despiertas con dolores de espalda y cuello

Levantarse con dolores corporales, en especial, en la región de los hombros y en el cuello, es otro aviso para cambiar la almohada. Una revisión llevada a cabo por la Universidad de Norbert Wiener encontró que la efectividad del uso de almohadas influye de manera positiva en la disminución del dolor cervical y en la mejora del sueño. Esto es independiente del material de fabricación y otras características del producto.

Ahora que sabes cada cuánto cambiar de almohada, te enseñamos a elegir la mejor

Entre las consideraciones para seleccionar una buena almohada, destaca el material de elaboración. De acuerdo con el relleno, ofrecerán comodidad en mayor o en menor medida. Dicho relleno también está vinculado a la duración del cojín.

Por ejemplo, las almohadas de látex son más elásticas, hipoalergénicas y resistentes al polvo. Podrían durar hasta 4 años. Este mismo lapso aplica en las de espuma viscoelástica triturada, diseñadas para ajustarse al cuello y los hombros.

Los almohadones de plumas, con un buen mantenimiento, duran de 5 a 10 años. Las que menor vida útil ofrecen son las fabricadas con material sintético; aunque son hipoalergénicas y las lavas incluso en lavadora, como máximo deberías usarlas durante 2 años.

En todo caso, la almohada elegida tiene que ayudarte a alinear la cabeza y el cuello para que pases una buena noche. Si prefieres dormir de lado, procura que el cojín proporcione un apoyo firme; si te gusta dormir de espaldas, busca uno de firmeza media; mientras que, para dormir boca abajo, te vendría mejor una almohada suave.

Como argumenta la Asociación Argentina de Medicina del Sueñola posición al momento de descansar es un factor determinante para comprar una almohada. De ella dependerá el grosor y la dureza del producto que escojas, lo que se traduce en la comodidad deseada al dormir.

Trucos útiles para cuidar las almohadas

Si bien es cierto que las almohadas necesitan reemplazo cada cierto tiempo, también es verdad que, antes del lapso sugerido por los expertos, el objeto se deteriore. ¿Cómo alargar la vida útil de los cojines? La clave está en el mantenimiento.

Es fundamental «vestir» las almohadas con fundas protectoras y que estas sean lavables. En caso de que el fabricante de los cojines lo indique en la etiqueta, lava cada 4 meses con agua caliente para deshacerte de los alérgenos.

Limpia las manchas tan pronto como se formen, así no traspasarán el forro y dañarán el almohadón. Aplica estos consejos y verás cómo conservas en buen estado tus almohadas, en tanto llega su obligatoria sustitución.

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