La intervención en la última noche de la Comisión contribuyó a bloquear una controvertida propuesta de última hora del gobierno de Estados Unidos. El diplomático de la Santa Sede expresó la frustración de muchos delegados ante las tácticas deshonestas de los países occidentales.
Por: Stefano Gennarini
(ZENIT Noticias – Center for Family and Human Rights / Nueva York,).- Los delegados estallaron en aplausos cuando un diplomático de la Santa Sede acusó a los países occidentales de confabularse para salirse con la suya en materia de aborto y otros temas controvertidos en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU de este año, que finalizó en las últimas semanas de marzo de 2023.
La intervención en la última noche de la Comisión contribuyó a bloquear una controvertida propuesta de última hora del gobierno de Estados Unidos. El diplomático de la Santa Sede expresó la frustración de muchos delegados ante las tácticas deshonestas de los países occidentales.
Los países occidentales mantuvieron las negociaciones sobre la educación sexual integral, las condiciones relacionadas con el aborto y las cuestiones relativas a los homosexuales y los transexuales hasta bien entrada la noche, mucho más allá de la hora límite para llegar a un acuerdo, las 18.00 horas del viernes. De hecho, las negociaciones se prolongaron hasta las 4 de la madrugada, con declaraciones finales al amanecer sobre el East River, en el centro de Manhattan.
Se trata de tácticas habituales para acabar con la oposición mediante una combinación de presión política, cansancio e incomodidad. La idea es poner las cosas tan difíciles que cuando llegue el acuerdo sólo queden en la sala de negociaciones los diplomáticos más obedientes y tenaces.
Para muchos diplomáticos que llegaron a las Naciones Unidas durante la pandemia de COVID-19, la comisión de este año fue la primera experiencia real de juego duro diplomático en cuestiones sociales, pero cualquiera que conociera las negociaciones anteriores habría encontrado la situación bastante familiar.
Los diplomáticos se vieron obligados a negociar durante más de cuarenta y ocho horas sin apenas descanso, comida ni sueño. Se vieron obligados a negociar y adoptar un documento controvertido sin intérpretes, que abandonan puntualmente las negociaciones a las 6 de la tarde independientemente del estado de las mismas. Y se vieron obligados a hacerlo, en muchos casos, sin tiempo suficiente para consultar a su capital y formular sus posiciones.
Fue después de que todo esto hubiera ocurrido cuando los diplomáticos australianos y estadounidenses montaron una ofensiva coordinada a última hora de la noche para intentar forzar la inclusión de un lenguaje relacionado con la «educación sexual integral» en el acuerdo anual de la comisión. Estados Unidos y Australia insistieron en que no estaban dispuestos a aprobar el acuerdo sin ese polémico lenguaje.
Entonces, un delegado estadounidense hizo una nueva propuesta sobre la educación en «salud y derechos sexuales y reproductivos» después de las 20:00 horas como alternativa a la «educación sexual integral». Estados Unidos se guardó esta propuesta en la manga hasta última hora del último día para confundir las negociaciones y dificultar las objeciones.
La frustración en la sala llegó a un punto de ebullición cuando el delegado de la Santa Sede puso en duda la buena fe del presidente argentino de las negociaciones y de los países occidentales que apoyaban las propuestas australiana y estadounidense. ¿Por qué había esperado tanto tiempo el embajador de Argentina para resolver este controvertido asunto? ¿Por qué era ahora cuando Estados Unidos presentaba una nueva y controvertida propuesta? Muchos otros habrían hablado de no ser por el temor a las represalias de la administración Biden y de la Unión Europea.
La intervención de la Santa Sede contribuyó a que la propuesta nunca cobrara impulso. Los países occidentales siguieron intentando impulsar un compromiso varias horas después, pero sin éxito. Cuando finalmente se adoptó el acuerdo a las 4 de la madrugada, no contenía el lenguaje occidental sobre educación sexual.
La delegada estadounidense no pudo ocultar su frustración en la explicación oficial de posición tras la adopción de las conclusiones acordadas y dijo que Estados Unidos estaba «profundamente decepcionado».
Traducción del original en lengua inglesa realizada por el director editorial de ZENIT.