Ocho de sus sacerdotes habían sido secuestrados en sólo tres años: tres fueron asesinados, uno sigue desaparecido y los demás fueron liberados.
Por: Amy Balog
(ZENIT Noticias / Kaduna).- El Arzobispo de una de las diócesis más peligrosas del mundo ha descrito cómo tiene cinco perros guardianes que le protegen en casa y cómo viaja con escolta armada.
El Arzobispo de Kaduna, en el norte de Nigeria, Matthew Ndagoso, ofreció a la organización benéfica católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) una visión de la vida en su diócesis del norte de Nigeria.
Dijo que ocho de sus sacerdotes habían sido secuestrados en sólo tres años: tres fueron asesinados, uno sigue desaparecido y los demás fueron liberados.
Añadió que uno de los sacerdotes asesinados, en particular, había demostrado una enorme valentía. El Arzobispo dijo: «Mientras le apuntaban con un AK-47, dijo a sus atacantes que debían arrepentirse de su maldad, y por eso le mataron».
La vida es cada vez más peligrosa para los cristianos en muchas partes de Nigeria, como se destaca en la edición 2022 de AIN de «¿Perseguidos y olvidados? Un informe sobre los cristianos oprimidos por su fe».
Entre enero de 2021 y junio de 2022, extremistas islamistas alimentaron el asesinato de más de 7.600 cristianos nigerianos y secuestraron a 5.200, según las conclusiones de AIN.
El Arzobispo Ndogoso dijo que los sacerdotes de muchas regiones de Nigeria deben sopesar cuidadosamente los riesgos antes de viajar.
Y añadió: «A menudo pasamos por la carretera junto a vehículos que han sido atacados, y es un recordatorio de que nos puede pasar a nosotros en cualquier momento».
El Arzobispo dijo: «La fe no cae del cielo. Necesita ministros, pero sabemos que corremos riesgos siempre que enviamos a alguien a alguna parte. Estamos volviendo a los primeros días de la Iglesia».
El Arzobispo Ndagoso afirmó que los islamistas y otras personas que buscan incitar a la división y el conflicto en el país intentan constantemente enfrentar a cristianos y musulmanes. Pero añadió: «La religión debería unirnos, no dividirnos».
Describiendo sus primeros años de vida, el Arzobispo destacó el potencial de las buenas relaciones interconfesionales, afirmando que nació de un líder de una religión tradicional, pero que pidió ser bautizado a los 10 años, mientras asistía a una escuela católica.
Dijo: «Mi padre nunca me reprochó mi decisión. Se alegró de que me convirtiera… aunque hubiera preferido que me casara».