Las cuatro procesiones formarán una gigantesca cruz sobre el mapa de Estados Unidos hasta Indianápolis. Quizás la mayor peregrinación eucarística de la historia concluirá el 19 de mayo de 2023, domingo de Pentecostés
Por: Rafael Manuel Tovar
(ZENIT Noticias / Ciudad de México).- Cuatro procesiones con el Santísimo comenzaron el 19 de mayo de 2024 y atravesarán Estados Unidos para llegar juntas el 16 de junio a Indianápolis, donde tendrá lugar el Congreso Eucarístico Nacional.
Las cuatro procesiones formarán una gigantesca cruz sobre el mapa de Estados Unidos hasta Indianápolis. Quizás la mayor peregrinación eucarística de la historia concluirá el 19 de mayo del próximo año, domingo de Pentecostés. Comenzarán desde cuatro puntos de Estados Unidos que marcan los puntos cardinales: las fuentes del Misisipi en el lago Itasca de Minnesota al norte, New Haven de Connecticut al este, Brownsville en Texas al sur y San Francisco, California, al oeste.
Andrew Cozzens, Obispo de Crookston, Minnesota, presidente de la Comisión Nacional para la Evangelización y la Catequesis, expuso así el proyecto: «Deseamos que la mayor parte del trayecto se realice caminando, pero, obviamente, no siempre será posible. Hay zonas desérticas en las que se utilizará un vehículo. Pensamos que haya dos tipos de procesiones. Las que denominamos procesiones mayores serán similares a las realizadas para la solemnidad de Corpus Christi. Se efectuarán principalmente en los alrededores de las ciudades y poblaciones más numerosas, si así lo desea el párroco o el obispo, y se llevará el Santísimo bajo palio, acompañado de cruz procesional, velas e incienso, mientras se cantan himnos y realizan oraciones. En cambio, para otros miles de kilómetros se realizarán procesiones menores».
Cruzarán el país durante dos meses. La iniciativa reclama un fuerte esfuerzo logístico, pero posee gran alcance simbólico. Habrá tramos con procesión simple, donde un presbítero o diácono lleve el Santísimo Sacramento en la custodia, pero sin palio, y con personas peregrinando en actitud orante. O en un vehículo. «A veces se usará para el mal tiempo, a veces por seguridad, a veces para cubrir rutas que serían difíciles de hacer a pie», aclara Will Peterson, gerente organizativo del proyecto.
La ruta más larga parte desde el oeste y recorre la Ruta Serra, desde San Junípero Serra: tiene 3.500 kilómetros. Y la más corta es la Ruta Seton, por la primera santa nativa de los Estados Unidos, Elizabeth Ann Seton, que recorrerá 1,500 kilómetros. Se busca que las rutas duren el mismo tiempo para una llegada coordinada a Indianápolis. Se espera que algunas parroquias e instituciones católicas procesionen un tramo y que haya un núcleo de participantes estable durante los dos meses. Los Frailes Franciscanos de la Renovación, congregación fundada en Nueva York en 1987 por el Padre Benedict Groeschel, ofrecerán la mayoría de los sacerdotes para el recorrido.
Las rutas pondrán banderas de las barras y estrellas en los campus universitarios, pueblos o santuarios significativos en la historia del catolicismo estadounidense. Tim Glemkowski, director ejecutivo, del Congreso Eucarístico, señala: «Será una manera de encontrar gente en oración, dando testimonio de nuestra fe. Tenemos dos palabras clave para explicar el Congreso Eucarístico a aquellos que nos preguntan qué es: encuentro y misión. Un encuentro con Jesús vivo en la Eucaristía, que nos envía en misión como Iglesia».
La Diócesis de Fort Wayne–South Bend marcó el año pasado la proyección de este acontecimiento cuando, el 4 de junio de 2022, tras la misa en la concatedral de la Inmaculada Concepción, un numeroso grupo de laicos, sacerdotes, obispos, religiosos partió con el Santísimo en procesión hasta la concatedral de San Marcos, en South Bend, una semana después. Más de 120 kilómetros con Jesús Sacramentado acompañando, visitando, bendiciendo y compadeció para llevar la paz a todas las personas, creyentes y no creyentes.
Pew Research Center, instituto de investigación sociológica famoso, publicó que entre los católicos 69% de los encuestados consideraba el pan y el vino consagrados durante la misa meros símbolos de la presencia de Cristo y solo 31% creía que eran realmente el Cuerpo y la Sangre del Señor.
No han faltado los detractores de esta procesión: dificultad para disponer de miles de voluntarios, coordinar los recorridos, mucha ayuda de organismos gubernamentales como policías, ayuntamientos, servicios médicos o de emergencias. Pero toda dificultad es pequeña ante el propósito de acercar la Eucaristía al pueblo. Si Él está presente en cada Sagrario, si se da en comida en cada Eucaristía, si no cesar de actuar y llamar a la paz, al gozo y a la reconciliación en todo el mundo, ¿por qué no acompañarle por carreteras, plazas y pueblos de Estados Unidos?