Una noticia que provocó bastantes comentarios fue la próxima asamblea sinodal de octubre, en la cual mujeres tendrán derecho a votar. Una parte de la prensa ha presentado la noticia como si el sufragio universal hubiese llegado a la Iglesia católica.
Por: Ariel Beramendi
(ZENIT Noticias / Roma).- El primero de mayo es feriado en muchos países porque se festeja el día del trabajador. También en el Vaticano es un día de asueto laboral, debido a la solemnidad litúrgica de San José obrero. Esta aclaración podría ser superficial pero este tipo de feriados recuerdan que las festividades de la República Italiana son distintas a las del estado «Ciudad del Vaticano».
En ocasiones, como en 1 de mayo, las festividades coinciden, pero en muchas otras no. Por ejemplo, el 25 de abril en Italia es la Fiesta de la Liberación en conmemoración del final de la Segunda Guerra Mundial: nadie trabaja y todo está cerrado, sin embargo, en el Vaticano es un día de trabajo como cualquier otro. Por el contrario, el 11 de febrero en el Estado Vaticano es día no laboral en recuerdo de los Pactos Lateranenses, pero en Italiano todo continúa normal.
Este preámbulo es para no confundir Italia, Roma y el Vaticano. A veces estos términos se mezclan en el ámbito informativo e incluso son usados como sinónimos. Existen muchos matices políticos, geográficos y hasta eclesiológicos para explicar, pero a grandes rasgos aclaramos que el país italiano limita con el Estado Vaticano, que es independiente, y a la vez tenemos que recordar que el Papa es el Obispo de Roma y, como Sucesor de Pedro, preside toda la Iglesia Católica. En este sentido, la Santa Sede constituye el gobierno central de la Iglesia católica.
Pasando a los hechos de nuestra crónica vaticana, mencionamos que esta semana el Papa Francisco estuvo de viaje en Hungría y sostuvo varios encuentros en Budapest. En uno de sus discursos frente al primer ministro, Víctor Orban, el Pontífice exhortó a recibir a los inmigrantes como «signo de cristianismo», y también alertó de los peligros del «creciente nacionalismo» en Europa.
Su viaje fue muy positivo y en el vuelo de regreso a Italia, el Obispo de Roma, confirmó sus próximos viajes a Lisboa, a Francia y Mongolia.
Fue interesante saber directamente del Papa que el Vaticano está gestionando una misión de paz para Ucrania y que se dará noticia detallada cuando haya algo concreto. Asimismo, contó que la razón de su internación en el hospital, poco antes de Semana Santa, fue una pulmonía y no una bronquitis. No se trataba pues de «análisis programados» como se había informado desde la Oficina de Prensa.
Terminamos subrayando una noticia que provocó bastantes comentarios. Se trata de la novedad para la próxima asamblea sinodal de octubre, en la que participarán 70 miembros que no son obispos y que tendrán el derecho a votar a las proposiciones de esa asamblea. Una parte de la prensa ha presentado la noticia como si el sufragio universal hubiese llegado a la Iglesia Católica; y, por otro lado, los más críticos, han lamentado que se afectará a la naturaleza de la asamblea de obispos creada por Pablo VI después del concilio.
Es cierto que se ampliará la participación de laicos (hombres y mujeres) que serán escogidos directamente por el Papa de una lista de nombres que harán llegar los organismos episcopales de los varios continentes. Pero, por un lado, al menos el 75% de los participantes seguirán siendo obispos y, por otro, tenemos que insistir que la asamblea que tendrá lugar en Octubre 2023 y Octubre 2024 no decide nada a través del voto. Sino que los participantes votan su acuerdo o desacuerdo a los puntos de reflexión que al final presentan al Papa. Luego, él decide si confirmar, cambiar o ignorar las propuestas de dicha asamblea sinodal, que en esta versión reflexionará sobre la «sinodalidad en la Iglesia Católica». Ojo, no se trata de una democratización.
Ariel Beramendi es sacerdote y vive en Roma.