La autora, de quien Seix Barral reedita 17 obras, reprueba la violencia y habla del 2024: En América Latina, la tónica es que las mujeres lleguen a la Presidencia
A sus 91 años, cumplidos el 19 de mayo, Elena Poniatowska podría ya no sorprenderse de nada porque todo lo ha visto en 70 años de trabajo periodístico y literario; sin embargo, se sorprende a cada instante, ante la promesa de un chisme sobre personas que conoce —“me encanta recortar a la gente”, afirma sonriente y con los ojos brillantes mientras sus manos simulan unas tijeras afiladas—, también se sorprende ante este México violento en el que se sigue asesinando a periodistas —“ yo de verás creí que el último periodista asesinado sería Manuel Buendía”, apunta—, y sobre todo le sorprende la militarización de México.
“La noticia de la militarización sí fue una sorpresa porque hace años de lo que se hablaba, como de un logro, es de que los militares ya no estuvieran en la Ciudad de México, ahora lo están de nuevo. ¿A qué se debe ese viraje? Pues no sé, mis conocimientos políticos no permiten dar una respuesta”, afirma la escritora y periodista desde su sillón amarillo intenso en su casa de Chimalistac, donde celebra la aparición de los tres primeros títulos de la Biblioteca Elena Poniatowska, una colección con las 17 obras esenciales que reedita Seix Barral.
La autora de La noche de Tlatelolco, Querido Diego, te abraza Quiela y Tlapalería, tres títulos emblemáticos que formaban parte del catálogo de Ediciones Era, editorial de la que se desprende, y que arrancan este relanzamiento de su obra, asegura que ese viraje hacia la militarización no lo entiende, pero le parece grave, tan grave como el asesinato de periodistas en México, la vulnerabilidad en la que se encuentran sobre todo los reporteros que trabajan en provincia, y el desarrollo y presupuesto para la cultura, que para muchos escritores y artistas, dice Elena, es la promesa que el presidente Andrés Manuel López Obrador no cumplió.
En La noche de Tlatelolco están los testimonios de militares disparando contra estudiantes, incluso en la portada de esta reedición está un militar de guante blanco, ¿cómo asume la militarización de México hoy?
Son los hombres del guante blanco, no sabemos si eran militares, pero se dijo que eran los hombres del guante blanco quienes habían disparado contra la multitud, todos los testimonios te dicen eso.
¿Qué piensa ante este México que se está militarizado?
La militarización del gobierno que nos sorprendió a todos. Para mí, la noticia de la militarización sí fue una sorpresa porque hace años de lo que se hablaba, como de un logro, es que los militares ya no estuvieran en la ciudad de México, ahora lo están de nuevo. ¿A qué se debe ese viraje? Pues no sé, mis conocimientos políticos no permiten dar una respuesta. O una respuesta que no sea muy personal.
¿Ese cambio es grave?
Además de sorpresivo sí me parece grave porque nunca se había tomado una decisión contraria.
¿A dónde ve que nos está llevando este mayor poder de los militares en el país?
Se dice que los países militarizados viven siempre con el temor de ser atacados por su propia gente. Y también que hay dos vocaciones gratis en México; el sacerdocio, aunque ya no hay sacerdotes, yo vivo al lado de una capilla y sé que ya no hay vocaciones; y ser soldado, la posibilidad de entrar al Ejército. Son los dos sitios a los que puede acudir la gente que no tiene recursos. Además, le dan una fuerza que no tenía antes y poder personal, cómo lo usan ya depende de su personalidad y formación.
¿Cuál es su lectura del México que estamos viviendo?
En el periodismo, nosotros lo sabemos bien, los periodistas más expuestos, los que más sufren y los que más corren peligro son los periodistas de provincia, porque son conocidos en todas partes, entran a una farmacia y saben que ahí entró ese periodista, están fichados totalmente, lo cual no sucede en México. No es que yo sea una perseguida, pero yo me podría proteger y decirle a la editorial que las entrevistas no se hicieran en mi casa sino en una de sus oficinas, cosa que jamás se me ocurriría, porque yo soy periodista a mis 91 años. El periodista está expuesto y corre muchísimo peligro.
¿Todos los mexicanos estamos más expuestos a la violencia de todos los días?
Los ciudadanos de ahora sí están mucho más expuestos que antes. Sin embargo, los periodistas están en más riesgo. Cuando yo me inicié en el periodismo, nunca se hablaba de periodistas asesinados, y yo de verás creí que el último periodista asesinado sería Manuel Buendía, al que mataron en plena Zona Rosa de un balazo por la espalda, en una tarde, a la luz de todos. Ese crimen todavía nos atañe a todos.
¿Cómo ve al país rumbo a las elecciones de 2024?
Se habla de dos candidatos todo el tiempo: Marcelo Ebrard, cuya familia como es de origen francés yo conozco desde hace años, incluso su hermano Fabián es padrino de uno de mis nietos; y Claudia Sheinbaum que también conozco desde hace años porque su mamá, Annie Pardo, fue gran amiga de Neus Expresate, que era la editora de Era. Así que tengo relación con ambas familias. Ahora salió un nuevo candidato, Adán Augusto López, que fue quien me entregó la Medalla Belisario Domínguez.
¿Cómo siente la atmósfera a su alrededor?
Ahorita de expectativa, pero claro que la tónica en América Latina es que las mujeres lleguen a la presidencia, desde Michelle Bachelet…
¿Podría ser el momento de Claudia Sheinbaum?
Podría ser el momento de Claudia Sheinbaum, pero también el momento de Adán Augusto López o el de Marcelo Ebrard. Marcelo tiene muchísimos años en el ejercicio del poder.
¿Hasta 2023, cómo evalúa el desempeño de AMLO?
Me gusta mucho que sí ha cumplido con lo que él dijo de “Primero los pobres” y ha salido cada semana a ocuparse de los más pobres, de quienes lo llaman, de quienes más lo necesitan. Es decir, él dijo algo que sí está cumpliendo, que no fue una simple promesa de campaña.
¿Qué no ha cumplido?
He oído de muchos escritores y artistas que están descontentos con lo que sucede en la cultura, que no ha habido interés por la cultura, que no ha habido presupuesto para la cultura, pero yo no lo sé.
Es una periodista que ha sabido escuchar y contar el México de luz y de sombras en sus libros, en especial en estos 17 libros que conforman la Biblioteca Elena Poniatowska
Creo que el hecho de escuchar es parte de la naturaleza humana, de la naturaleza de ciertas personas. Creo que en mi niñez fui una niña tímida y quizás mi actitud fue la de escuchar; escuchar y retener, porque en esa época no había grabadoras… yo todavía tengo cuadernos donde anotaba. La posibilidad de escuchar siempre fue una especie de salvación y finalmente la plataforma de la que arranqué para poder hacer las entrevistas y escribir.
¿Sigue usted siendo una preguntona, como lo dijo al recibir la Medalla Belisario Domínguez?
Ese es el máximo honor-amor que me podría haber dado México, la Medalla Belisario Domínguez, porque pues es un honor enorme, lo recibe gente que ha hecho un servicio a la patria, que han contribuido con su trabajo al engrandecimiento de la patria, pues imaginas que para mí nada mejor se me puede dar en la vida.