La industria del aborto se ha convertido en el principal proveedor de servicios de transición de género y en el principal vehículo de la ideología transgénero a nivel internacional.
Por: Stefano Gennarini
(ZENIT Noticias – Center for Family and Human Rights / Washington).- Los grupos provida han pedido a los líderes del Senado y de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que garanticen que la ayuda exterior estadounidense para el VIH/sida no incluya el aborto y la transexualidad.
En una carta enviada el lunes 1 de mayo, los líderes provida advirtieron al Congreso del riesgo de que Estados Unidos esté subvencionando la industria mundial del aborto. Además de promover y practicar abortos, la industria del aborto se ha convertido en el principal proveedor de servicios de transición de género y en el principal vehículo de la ideología transgénero a nivel internacional.
«Nos preocupa que las subvenciones del Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del Sida (PEPFAR) sean utilizadas por organizaciones no gubernamentales que promueven el aborto e impulsan una ideología de género radical en el extranjero. Le instamos a que se asegure de que cualquier reautorización del PEPFAR garantice que el dinero de los contribuyentes no se utiliza para tales fines», afirmaron los grupos provida.
El Congreso está estudiando la reautorización de la Autorización de Emergencia del Presidente para el Alivio del Sida (PEPFAR), que incluirá casi 30.000 millones de dólares en los próximos cinco años. Con más de 110.000 millones de dólares gastados desde que el programa se puso en marcha en 2003 bajo la presidencia de George W. Bush, el PEPFAR es el mayor programa de salud internacional que el gobierno estadounidense ha financiado nunca.
La carta provida señala cómo muchos de los principales receptores de subvenciones del PEPFAR, incluida la Federación Internacional de Planificación de la Familia, «apoyan públicamente el aborto como método de planificación familiar» y se han quejado recientemente de la revocación del caso Roe contra Wade por parte del Tribunal Supremo de Estados Unidos, así como de las leyes de los Estados Unidos contra los baños para transexuales y las políticas deportivas.
La carta también señala que la administración Biden ha ordenado a todas las agencias federales «promover el aborto y la ideología de género en el extranjero.»
En esencia, los grupos provida piden al Congreso que codifique la Política de Ciudad de México como parte de la autorización del PEPFAR. La Política de Ciudad de México fue instituida bajo el presidente Ronald Reagan y prohíbe que el dinero estadounidense apoye o realice abortos en el extranjero. La administración Trump amplió la Política de Ciudad de México, ahora denominada “Protección de la vida en la asistencia sanitaria mundial”, a toda la ayuda sanitaria estadounidense, incluido el PEPFAR. La política fue revocada en la primera semana de la administración Biden.
Durante los últimos diez años, el PEPFAR se ha centrado sobre todo en suministrar medicamentos antirretrovirales en los países pobres, lo que explica su exorbitante gasto. Los medicamentos han hecho del VIH/sida una enfermedad manejable en los países industrializados, pero su coste combinado con la falta de infraestructuras sanitarias en los países pobres sigue haciendo del VIH/sida una enfermedad mortal en los países pobres de África y Asia Oriental.
Un informe de la Fundación Heritage, elaborado por Tim Meisburger y publicado esta semana junto con la carta provida, pone en duda la eficacia general del PEPFAR. Sostiene que el programa está hinchado y mal gestionado, y cuestiona la eficacia de financiar medicamentos antirretrovirales en lugar de destinar más fondos a infraestructuras sanitarias para combatir otras enfermedades mortales que no están relacionadas con comportamientos sexuales de riesgo y que se cobran muchas más vidas en los países pobres.
El informe de Heritage también arroja luz sobre cómo los demócratas están convirtiendo el PEPFAR en el vehículo de «prioridades sociales como el aborto y la promoción de las cuestiones LGBTI».
Los programas internacionales de ayuda contra el VIH/sida llevan mucho tiempo en el punto de mira de las guerras culturales. Hace ya treinta años, las agencias internacionales, incluidas las de la ONU y la USAID, sostenían que promover la legalización y la aceptación social de la homosexualidad, la prostitución, la promiscuidad y el consumo de drogas era esencial para luchar contra el VIH/sida. Los programas financiados por el PEPFAR también han promovido este enfoque.
En el pasado, los republicanos contrarrestaron estos esfuerzos con mandatos del Congreso y presidenciales que exigían la enseñanza de la abstinencia sexual y la fidelidad como la mejor forma de combatir el VIH/sida y prohibían a las organizaciones promover la prostitución legalizada. El Tribunal Supremo y los demócratas han revocado con éxito estos mandatos.
Traducción del original en lengua inglesa realizada por el director editorial de ZENIT.