El gobierno de Japón ha acelerado su transformación de ‘potencia pacifista’ a un país con mayor poder militar.
Japón, que acogerá esta semana la cumbre del G7, aspira a aprovechar esta cita para consolidarse como un actor con mayor influencia global capaz de ejercer contrapeso militar y geopolítico ante la pujanza de China en Asia-Pacífico.
La reunión del Grupo de los Siete que se celebrará entre los días 19 y 21 en Hiroshima (oeste de Japón) pondrá el broche a un período de frenética actividad diplomática nipona para estrechar alianzas en diversos frentes, y llega tras el mayor giro en materia de defensa emprendido por Tokio desde el fin de la II Guerra Mundial.
Con el orden mundial sacudido por la invasión rusa de Ucrania y el auge de Pekín, el gobierno que lidera Fumio Kishida ha acelerado su transformación desde una potencia pacifista de “poder blando” y económico hacia un peso pesado militar más integrado con Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea, y con mayor proyección en otras regiones.
Japón es potencia militar en ciernes
Kishida participó el pasado junio en la cumbre de la OTAN en Madrid, la primera asistencia de un líder nipón a una reunión de este tipo, y a finales de año aprobó un plan de defensa multianual que incluye elevar el gasto al nivel objetivo de la alianza atlántica (2 por ciento del PIB) y adquirir armamento inédito en el país como misiles de largo alcance.
”Japón ha hecho un enorme esfuerzo en los últimos meses por cultivar y reforzar de forma proactiva sus lazos de seguridad”, dice a EFE el académico Jeff Kingston, director de Estudios Asiáticos de la Universidad Temple de Japón.
Aunque hace años que Japón aspiraba a ampliar alianzas y fortalecerse militarmente, “Putin le ha ofrecido a Kishida la excusa política perfecta para hacerlo”, lo cual, a su vez, “hace muy feliz a Washington”, señala el historiador.
El incremento del gasto militar previsto por Japón para los próximos cinco años lo situará como el tercer país del mundo con mayor presupuesto de defensa, solo por detrás de Estados Unidos y China, según estimaciones del centro de estudios Carnegie.
Los otros factores que han llevado a Japón a rearmarse han sido las frecuentes maniobras marítimas chinas en torno a territorios disputados, el mayor acercamiento entre Pekín y Moscú, la escalada de tensiones alrededor de Taiwán y los constantes desarrollos armamentísticos de Corea del Norte.
Japón lanza advertencia a China
”Lo que sucede hoy en Ucrania podría pasar mañana en Asia Oriental”, ha dicho en varias ocasiones Kishida, en una indirecta pero evidente alusión a Taiwán. Este discurso ha tenido eco en Washington y capitales europeas para justificar el frente común contra Moscú y la unidad de cara a incidentes similares.
”Japón espera que haya solidaridad tanto del G7 como de la OTAN no sólo para confrontar a Putin en Ucrania, sino también para contener las ambiciones de Xi Jinping en Asia-Pacífico”, dice el antes citado Kingston, quien no obstante duda sobre “hasta qué punto esa solidaridad retórica podría aplicarse en la práctica” en caso de otro conflicto.
Las reuniones en Hiroshima se centrarán en la guerra de Ucrania y las crecientes tensiones con China, y se espera que culminen con una declaración conjunta con el lenguaje habitualmente empleado por Tokio y sus aliados a la hora de presionar a Rusia, así como con advertencia a Pekín por su expansionismo en la región.
”La cumbre de Hiroshima va a ser una de las más centradas en seguridad desde la de Williambsurg (Estados Unidos) en 1983″, señala en un artículo Hugo Dobson, profesor de Estudios Asiáticos de la Universidad británica de Sheffield, en alusión a aquella cita del G7 celebrada en plena Guerra Fría.
Kishida, además ha invitado a una serie de líderes de países del “sur global” como Brasil, la India, Vietnam o Indonesia, en lo que supondrá uno de los formatos más amplios de una cumbre del G7 hasta la fecha y también otro claro gesto hacia la meta de expandir la red de alianzas en regiones donde se quiere disputar la influencia china.
”Está claro que Japón está de vuelta, y que es un país con el que se puede contar para liderar”, señala Dobson en su artículo para el G7 Research Group, un centro de estudios independiente que monitorea estas cumbres.